Más de 93.000 alumnos y alumnas de origen inmigrante están matriculados en las diferentes etapas de la educación obligatoria en Andalucía. La gestión inclusiva de la diversidad y el papel de la educación han servido de base para la celebración del Foro ‘Andalucía y Marruecos. Educando en la diversidad’, organizado por la Fundación Tres Culturas. El hándicap del idioma y la necesidad de estrechar relaciones han sido asuntos comentados en la jornada de este martes. “Hay que enfocar la educación hacia el niño, no hacia el inmigrante”, ha señalado en este sentido Morad Dahbi, educador de la fundación Sevilla Acoge, que se ha centrado en la importancia de la educación emocional.
Este joven ha partido de su experiencia personal. Dahbi Llegó a Aandalucía hace 16 años procedente de Marruecos. Ni quería irse de su país ni sabía nada de la cultura española. Además de la barrera del idioma, reseñada por varios de los ponentes, no le fue fácil integrarse pero gracias a su entorno más cercano y a la confianza en sí mismo, pese a repetir un par de cursos tras su llegada, ha llegado a sacar la mejor nota de Selectividad en la asignatura de Griego.
“A veces no es tan importante que te impongan que tengas que sacar buenas notas, sino confiar en salir adelante”, ha indicado, apostando en ese línea por “estar cerca del alumno” pero alejándose de estereotipos y prejuicios. Por eso ha destacado la necesidad de “centrarse en el alumno” y trabajar también con las familias. “A veces nos olvidamos que por encima de todo deben estar los niños, que es el colectivo más vulnerable”. “Educar no es solo coger el boli y aprobar sino jugar, convivir, relacionarse”, ha dicho a la hora de repasar las inciativas de la fundación que le acogió y donde ahora trabaja como educador.
Otro ejemplo de lo que supone la inclusión es Sanae En-Nazeh Belkeir, alumna del IES Torreblanca de origen marroquí y premio extraordinario del Ayuntamiento de Sevilla a los mejores expedientes en Secundaria. Es la segunda de cinco hermanos, todos nacidos en Sevilla. Quiere ser doctora. Sus padres llegaron, tras casarse en Marruecos, viajaron como tantos otros en busca de trabajo.
“El principal problema fue el idioma. En casa hablábamos en árabe y en el colegio costaba entender a los profesores. Tuve que recibir clases particulares”, ha relatado. Apoyada por el profesorado de su instituto, que ahora comparte ya con alguno de sus hermanos, consiguió avanzar sin haber sentido “nunca” algún tipo de discriminación por su origen extranjero.
“Debemos tratar de acercarnos”
La presidenta de las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos de Andalucía (Codapa), Estela Gil de la Parte, ha destacado en referencia a posibles prejuicios en las aulas que “los niños no ven la diferencia, eso es cosa de nosotros los adultos”. La representante de las familias andaluzas ha resaltado el papel “fundamental” de la participación de éstas en los centros educativos para conseguir una verdadera educación inclusiva.
“Debemos tratar de acercarnos. La población andaluza es muy acogedora pero en las puertas de los colegios sigo viendo a veces a las familias marroquíes por un lado y a las españolas por otro”, ha lamentado, destacando la labor de los miembros de las AMPA para “representar, implicar y coordinar” el trabajo educativo y el de las familias, también a través de los consejos escolares. “No podemos vivir en una sociedad intercultural obviando al resto de las culturas”, ha indicado en su intervención.
Un buen ejemplo de integración también puede ser Moguer (Huelva), una localidad donde conviven hasta 52 nacionalidades, también en los centros educativos, donde se enseña a los que serán los futuros adultos del pueblo, según ha destacado Francisca Griñolo Mora, oncejala de Educación del Ayuntamiento de Moguer.
La edil ha recordado que fueron mujeres trabajando en la fresa las que primero se asentaron en Moguer pero que después fueron llegando también hombres. “La inclusividad supone el respeto a todas las personas”, ha dicho, apostando por “trabajar la empatía” y mostrando “orgullo” de convivir con las personas que una día llegaron a Moguer y ahora se han convertido en vecinos de todos.
La jornada de este martes 21 se ha centrado en analizar los espacios de participación inclusiva en Andalucía, con especial atención a buenas prácticas desarrolladas en el ámbito andaluz. De este modo, se han dado también a conocer experiencias como las del CEIP Maestra Caridad Ruiz de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y su iniciativa ‘Sin fronteras para el aprendizaje: Una escuela de todos para todos’, o los proyectos ‘Dinamización de espacios educativos interculturales a través del juego, la música y la danza’ (Almería) y ‘Educar en equidad’ (Granada).