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Carta a la salud mental de los y las jóvenes: porque los domingos siempre llegan y la resignación la sentimos todas

Cristina Granados Martínez

Activista de Amnistía Internacional Andalucía —
15 de agosto de 2024 21:13 h

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Hace unos días se celebraba el Día Internacional de la Juventud y si te has parado a leer esto es porque eres joven o te importan los y las jóvenes. Y si eres lo primero, desde ya, te comprendo.

Recuerdo los domingos en mi infancia, los recuerdo muy bien. El fin de semana se acababa y, de vuelta al colegio, la montaña de deberes y la preparación de alguna exposición de inglés o lengua quedaban, como no, para última hora. Para mí, las semanas en realidad empezaban los domingos por la tarde. 

Cuando en el colegio o instituto teníamos que exponer el role play de inglés, el romanticismo de Bécquer y Rosalía de Castro, los nervios eran inevitables, especialmente porque dejábamos todo para última hora. Sin embargo, si en lugar de eso pudiéramos hablar de lo que hicimos el fin de semana o de nuestros planes para el próximo, esos nervios desaparecerían o, al menos, serían más amenos. Si ahora, como personas adultas, te pregunto sobre tus planes durante tus días libres ¿cómo te sientes? ¿Realmente tienes tiempo libre o todos los días son un eterno domingo?

¿Por qué durante la semana piensas en tu tiempo libre y en tu tiempo libre piensas en tu semana?

Estamos de acuerdo en que no habrá esa montaña de deberes, pero sí una semana llena de incertidumbre, estrés, ansiedad y algo que siempre es de última hora, como los deberes del colegio. ¿Alguna vez te sientes culpable por disfrutar de tu tiempo libre? Tal vez piensas que deberías estar haciendo algo más productivo. Ese tiempo que dedicas a pensar en tus planes o a disfrutarlos, no lo inviertes en, digámoslo así, tus obligaciones. Y cuando finalmente llega el fin de semana o ese merecidísimo tiempo libre –si es que tienes tiempo de tener tiempo libre– te encuentras pensando en todas tus responsabilidades y en que tienes que hacer esto y lo otro. Y te preguntas: ¿por qué durante la semana piensas en tu tiempo libre y en tu tiempo libre piensas en tu semana?

Voy más allá: ¿puedes hacer planes a largo plazo? Bueno, ¿cómo de largo es tu largo plazo? Se llama incertidumbre y angustia a la misma incertidumbre y angustia que se convierte en resignación que terminamos normalizando y que ni siquiera llegamos a darnos cuenta hasta que lees esta entrada y te percatas de que tus días se han convertido en aquellos eternos domingos de deberes y tareas de nuestra infancia.

Si te hablo de incertidumbre, ¿sabes poner un ejemplo desde tu experiencia y vivencia? Si te hablo de compromiso a largo plazo, también, ¿verdad? Y si te hablo de trabajo e independencia económica, ya nos entendemos a la perfección. Resulta que no es nada nuevo lo que te estoy contando, pero como joven hará que no te sientas incomprendido o incomprendida, al menos entre las líneas de esta entrada. 

En las redes sociales se nos exponen e imponen, expectativas y presiones que nos llevan a intentar alcanzar un ideal de vida totalmente inalcanzable

Con todo esto tenemos los ingredientes para hacer una llamada a la salud mental, estrés, ansiedad e incluso soledad y aislamiento social. Y es que nuestra resignación debe transformarse en motivación, pero ¿cómo hacerlo posible sin sentirse incomprendidas y olvidadas? La atención médica no solo abarca la salud física, sino también la salud mental y emocional y es un derecho fundamental.

Hablemos de lo que nos preocupa. Frente al sosiego, nos enfrentamos a la inmediatez y a una vida líquida normalizada que nos consume, agota y desincentiva. Queremos tener oportunidades, tener garantizado un futuro. Lo cierto es que se ha normalizado nuestra situación como jóvenes y hay que decirlo: ¡estamos resignadas!

Con estudios y sin empleo, o, en el mejor de los casos, trabajando en condiciones precarias, muchos de nosotros y nosotras aún vivimos con nuestros padres y madres. Nos encontramos en un contexto en el que la información, sin reflexión, nos lleva a consumir publicaciones y entradas en redes sociales de personas aparentemente como nosotros y nosotras, pero con vidas perfectas a cada instante, como si fuera un espejismo de libertad, o discursos que nos hacen pensar que crear contenido a partir de nuestro cuerpo es tener libertad sobre nuestro cuerpo, y no mercantilizarlo.

También experiencias que te incentivan a ser nómadas en una furgoneta, recorriendo el mundo como dueños y dueñas de nuestro propio tiempo. Sin embargo, lejos de ser así, se nos exponen e imponen, expectativas y presiones, tanto externas como internas, que nos llevan a intentar alcanzar un ideal de vida totalmente inalcanzable, lejos queda pero sí resuena el “si quieres, puedes”. Ficción y apariencia de empoderamiento cuando la realidad es otra. 

Ya seas una persona deportista de élite o busques mejorar tu calidad de vida, es esencial detenernos, y luego todo lo demás encaja en su lugar

Sin duda, hay muchas cuestiones que no caben en esta entrada, pero se podrá notar el sarcasmo y la reivindicación de no normalizar nuestra situación, porque no estamos bien y tenemos derecho a una salud integral, pues no hay derecho a la salud si la salud mental no está cubierta.

Durante los Juegos Olímpicos de París, las voces que llaman la atención sobre la importancia de nuestra salud han resonado con fervor. La histórica decisión de Simone Biles en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, cuando eligió priorizar su bienestar y salud mental sobre la competición, sigue siendo un faro de reflexión y aprendizaje. Biles, una de las atletas más destacadas, o Raven Saunders medallista de plata en 2021 en lanzamiento de peso que luchaba contra la depresión y la ansiedad, nos recuerdan que ya seas una persona deportista de élite o busques mejorar tu calidad de vida, es esencial detenernos, y luego todo lo demás encaja en su lugar.

Como decía Biles tras su paso por los Juegos Olímpicos de París 2024: deberíamos salir a pasarlo bien, pero eso no siempre es así. Y es que su valentía en 2021 al hablar sobre estos temas estigmatizados no solo inspira a otras atletas, sino que sirven de ejemplo para todos y todas destacando no solo la necesidad de cuidar nuestro bienestar, sino también subrayando una cuestión esencial de derechos humanos. No todo vale y el éxito no debe lograrse a cualquier coste.

La salud mental es un derecho humano y por ello Amnistía Internacional pone el foco en los y las jóvenes y recuerda que según la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948): “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios”.

Desde Amnistía Internacional lanzamos esta reflexión, centrándonos en la atención y prevención de la importancia de nuestra salud mental y bienestar. Merecemos un entorno que respete y conviva con nuestros otros derechos humanos básicos.

Hace unos días se celebraba el Día Internacional de la Juventud y si te has parado a leer esto es porque eres joven o te importan los y las jóvenes. Y si eres lo primero, desde ya, te comprendo.

Recuerdo los domingos en mi infancia, los recuerdo muy bien. El fin de semana se acababa y, de vuelta al colegio, la montaña de deberes y la preparación de alguna exposición de inglés o lengua quedaban, como no, para última hora. Para mí, las semanas en realidad empezaban los domingos por la tarde.