Cumplía los 45 (“otra emoción más”) justo el día en que volvía a su ciudad para contar algo que casi nadie allí supo en su momento, a pesar de ser absolutamente conocida. Amparo Sánchez, ex Amparanoia, revolucionaria musical, estandarte internacional de la fusión, premiada hasta por la BBC y mujer con los pies en el suelo, en la tierra espiritual que tanto le gusta vindicar, recaló en Granada el pasado 24 de septiembre no para cantar, sino para hablar de algo de lo que no había hablado nunca en público hasta ahora. Algo que ha contado en su libro La niña y el lobo (Ed. Lupercalia; Ed. Boulevard en México y Argentina), recién llegado a las librerías, en el que ajusta cuentas, en catarsis literaria y emocional, con una oscura época de su vida: aquella en que sufrió malos tratos continuados por parte de su pareja, desde su adolescencia y hasta bien entrada la veintena.
“Muy tranquila conmigo misma, disfrutando mucho de lo que hago, muy dueña de mis decisiones”, confiesa sentirse hoy, sin embargo, Amparo Sánchez; que, además de este libro, tiene a punto de edición un nuevo disco (Espíritu del sol) firmado con su nombre desnudo, desde que dejara atrás, hace algunos años, la existosísima marca Amparanoia. Porque tiene trazas esta mujer de especialista en cerrar y abrir las puertas que toca abrir y cerrar en cada momento: “Disfruto mucho del presente porque con los años te das cuenta de que es lo único que existe. Cada día es un regalo más”, nos decía poco antes de entrar en el Paraninfo de Derecho de la Universidad de Granada, en el inicio de curso del Aula de Cultura, para presentar su libro (“temblando”).
¿Hubo algún motivo concreto para contar ahora esta historia?
La idea surgió hace tres años, pero el proceso no ha sido fácil. Fue la sugerencia de una muy buena amiga, que conozco desde niña y supo también de esa época de mi vida. Es la directora de la Federación de Mujeres Progresistas de Madrid. Me dijo que hacen falta casos así, de mujeres que hayan salido de la violencia de género y que lo cuenten, que sean visibles para ayudar y empujar a otras mujeres a darse cuenta de que es posible salir de eso (más siendo, como yo, un personaje público). Al principio dije que no, porque había pasado mucho tiempo, no sabía si me quería acordar de todo aquello… ni si quería que mi familia y mi entorno más próximo supieran de esa etapa (pudor incluso por mi madre, porque los únicos que lo supieron fueron mi hermana mayor, mi hermano, alguna amiga, pocas personas más…). Más que desnudarme ante el público, los pudores eran respecto a esa gente que me conoce desde pequeña, que me quiere y que no se lo imaginan… Esto me costó, pero una vez estaba el libro ya muy adelantado, porque al principio pensaba que iba a ser sólo un relato, un cuento… pero lo fui estructurando, dando forma, y de repente me vi con diez capítulos, con que era un libro. Entonces busqué a la gente con que sacarlo adelante. Encontré una editorial pequeñita de Alicante…
¿Le costó encontrar editorial…?
Sí, un poco. Porque pude tocar puertas más grandes, pero tenía mucho miedo de convertirlo en algo amarillista… No quería regodearme en cosas que ya se difunden todos los días. Mi mensaje es de esperanza, de amor incluso; empezando por mí misma.
Es significativo, el hecho de que le pidieran contar esta historia para ayudar a otras personas, y que le haya costado contarla a usted también.
Pero también ha pasado el tiempo suficiente para mirarlo con esa distancia y madurez que dan los años que hablábamos al principio de la conversación [“…Te conoces más”, decía, “sabes mucho mejor lo que quieres, o lo que no quieres…”]. El momento llega cuando estás preparado y en mi caso fue esa invitación al azar de alguien que me conoce y que me quiere (Yolanda Fernández se llama). Me dio esa idea y ni yo misma sabía que iba a ser capaz de plasmarlo, contarlo, limpiar esa herida; hacerme terapia, claro… Acabarlo, y sentir la satisfacción de saber que esa época ya pasó. Fue una década de mi vida, de los 14 a los 24.
¿Le puedo preguntar qué sucedió?
Pues que me enamoré. Fue mi primer amor. Yo fui madre adolescente, con un proyecto de vida, muy enamorada... Pero se empezó a convertir en una relación de control, de celos; y más tarde de violencia física. Ésa es una parte del libro; la otra es cómo incluso teniendo caídas me voy levantando, viendo cómo salir, recibiendo el apoyo de ángeles que aparecen… Gracias a la ayuda de personas de mi entorno, a mi fuerza interior, a esa voz que me decía que yo no me merecía eso, que yo no tenía la culpa de que me ocurriera y que era la dueña de mi destino, que tenía que tomar decisiones… No fue fácil asumirlo. En aquella época (del 85 al noventa y tantos) no había la información que hay hoy. Y sobre todo me dolía mucho decírselo a la gente que me quería. Es duro decirles que estás pasando por ahí.
Es algo muy presente en sus canciones eso, la fuerza interior, la consciencia. Porque la vida va también de descubrir de qué somos capaces en realidad, ¿verdad?
Sí; hay un mensaje en el libro, tanto para mujeres como para hombres, de que hay que empezar amándose a uno mismo, siendo consciente, como en este caso, de que tú no te mereces ciertas situaciones, de que no son las experiencias que quieres vivir, no es la vida que quieres para ti. Eso es amor a uno mismo.
Y la violencia está por todas partes, condicionando nuestras relaciones, de manera silenciosa muchas veces.
Por supuesto, existen muchos, demasiados tipos de violencia. Pero yo me refiero aquí a un tipo muy concreto, que es del hombre que piensa que puede corregirte, diseñarte a ti, someterte físicamente, por ser hombre y tú mujer; que piensa que es algo perfectamente normal. Algo que sufren millones de mujeres en todo el mundo… Si, gracias a lo que yo cuento, ayudo a que una sola mujer pueda salir de esa violencia, sin duda romper este silencio habrá valido la pena. Ésa es la fuerza que me está moviendo. Y sé que no me va a fallar. Porque la vergüenza pasó, la culpa pasó, el miedo pasó. Me interesa mucho que este mensaje llegue a los jóvenes. Hay que romper ciertas imágenes, guiarnos hasta una nueva sociedad de amor e igualdad real… Si puedo aportar este granito de arena, lo sé, valdrá la pena todo esto. Y me faltaba esta salida del armario aquí, en mi ciudad, y decirlo así. Me faltaba esto.