Andalucía invierte 3,8 millones de euros en el lince ibérico mientras Europa renueva (o no) su apoyo

3,8 millones de euros para el lince ibérico, mientras Europa se decide a financiar el quinto programa de conservación Life dedicado al felino. Es la partida que la Junta de Andalucía va a dedicar, durante el próximo año y medio, a tareas básicas para sacar de la extinción al felino más amenazado del planeta.

Según la Consejería de Agricultura y Desarrollo Sostenible, la partida engloba “3,8 millones para año y medio: 1,3 millones ejecutándose y 2,5 millones en tramitación”. En un primer borrador, la Junta de Andalucía y una veintena de socios de instituciones públicas y privadas presentaron un proyecto de 27 millones de euros, que la Unión Europea ha rechazado.

En comisión parlamentaria, la consejera de Agricultura y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, afirmó que “la Comisión Europea ha establecido que el presupuesto es excesivo. Tenemos 3,2 millones (finalmente han sido 3,8) para seguir manteniendo el programa sin ningún defecto. El 19 de junio vamos a enviar el siguiente proyecto”. Dicho proyecto se ha adelgazado en diferentes partidas, hasta pasar de los 27 millones de euros a los 19 presentados este miércoles.

En el proyecto Life anterior, la Junta de Andalucía aportó 5,5 millones de euros específicos para un proyecto de 35 millones, que se extendió desde 2011 hasta 2018. La administración andaluza invirtió, durante esos años, partidas para otras tareas de conservación como, por ejemplo, el centro de cría en cautividad de La Olivilla (Jaén).

¿Qué partidas se han reducido?

Se han reducido los gastos en obras públicas que evitan los atropellos, trabajos sobre el terreno que mejoran la conectividad y la oficina de coordinación. Luis Suárez, responsable de especies amenazadas en WWF, organización ecologista asociada al programa, apunta que “hemos adelgazado, sobre todo, la partida de obras públicas, ya que varios socios son consejerías de Fomento y diputaciones. Algunas actuaciones sobre el terreno, que hemos entendido que se podían hacer las mismas mejoras de conectividad, pero haciendo menos esfuerzo por unidad de trabajo”.

Los propios socios del programa veían complicado que se aprobara un quinto Life para la conservación del lince. En los últimos 25 años, la Unión Europea ha invertido unos 35 millones de euros en este animal que apenas campeaba ya por Andalucía. Y ha dado sus frutos: la especie, que se encontraba “en la UCI” con menos de un centenar de ejemplares dispersos entre Doñana y Sierra Morena, ha multiplicado su población hasta llegar a los 686 individuos, según el último censo.

El logro de “sacar de la UCI” al lince

El logro ha sido enorme. La especie no sólo ha rebajado su estado de amenaza (de 'peligro crítico de extinción' a 'en peligro'), sino que la especie se ha expandido por la mitad sur de la Península Ibérica: Andalucía, el Algarve portugués, Castilla La-Mancha y Extremadura. Como anécdotas quedan los linces viajeros avistados en Granada, Barcelona o Zaragoza. Ahora el objetivo es “potenciar la conectividad y favorecer el intercambio genético entre poblaciones”. Es decir, que las carreteras y las enfermedades genéticas no frenen la expansión del lince ibérico.

Si se continúa con el trabajo hecho hasta la fecha, los expertos son optimistas: la especia dejaría de estar en peligro en cinco años. En el informe del censo de 2018, el exdirector del programa Iberlince, Miguel Ángel Simón, “ya se han alcanzado los 250 individuos maduros en la población ibérica y realizando una proyección futura, y siendo conservadores, se cumplirían los 5 años, manteniendo más de 250 individuos maduros, en el año 2025”.

Una de las claves: la cría en cautividad

Una de las claves de la recuperación de este animal ha sido la cría en cautividad, para su posterior liberación en la naturaleza. Desde 2011, se han liberado 227 linces, que han fructificado en 235 cachorros silvestres. Una de cada tres hembras liberadas ha criado. La tasa de supervivencia de animales reintroducidos es del 45%. En el caso del lince se esperaba que sobrevivieran la mitad y, al final, durante el primer año, lo han hecho dos de cada tres.

Aunque los seres humanos han sido los que lo han rescatado de la extinción, también fueron los que lo empujaron a ella y lo siguen poniendo en aprietos. Los atropellos en puntos negros y la caza furtiva siguen siendo, junto a la pandemia de conejo, las grandes amenazas para su supervivencia.

Según el exdirector del programa del lince, es fundamental luchar contra la principal causa de muerte violenta del animal, ya que las poblaciones “van a seguir creciendo y ocupando nuevas zonas; y por otro, de cara al futuro se va a trabajar en potenciar la conectividad entre diferentes zonas de presencia”. Contra el furtivismo, que ha afectado especialmente en zonas de Sierra Morena y Campo de Calatrava (Ciudad Real), recomiendan el trabajo con los propietarios de fincas, cazadores y ganaderos.

Sobre el conejo, como señala Luis Suárez, responsable de especies de WWF, tenemos que seguir trabajando para que “en hábitats de buena calidad, que en los espacios protegidos no falte el conejo”.