Un año de covid en Andalucía: la pandemia en tres picos

Consuelo Durán

29 de enero de 2021 21:30 h

0

Vayamos por picos: 30 marzo de 2020 (2.708 hospitalizados y de los que en el peor momento llegó a haber 439 en la UCI); 18 de noviembre de 2020 (3.478 y 528, respectivamente) y enero de 2021 (4.628 ingresados el pasado miércoles y 654 en cuidados intensivos dos días después). Se cumple este domingo un año del primer caso de Covid confirmado en España por el Ministerio de Sanidad y que marcó el inicio de una pandemia que va por tres olas, en escalada a peor.

Esta semana ha comenzado a remitir tras un cruento comienzo de 2021, en el que el exceso de mortalidad en Andalucía ha superado el 20% con respecto a las mismas semanas de 2020, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), que tiene en cuenta todos los fallecimientos y no solo los positivos por Covid, en un contexto en el que el la mortalidad se estima que se ha elevado también por el abandono de los pacientes con otras patologías.

Todos los pronósticos se han cumplido y lamentamos en enero la operación “salvar la Navidad” de diciembre. Con los datos de la primera semana de diciembre de 2020, con los que la Junta de Andalucía empezó la desescalada para las fiestas navideñas, había 4.461 muertos. Desde entonces hemos sumado más de 30 fallecimientos diarios como media, hasta los 6.307 de este viernes.

Más tests: más incidencia, pero menos tasa de letalidad y hospitalizaciones

Hasta la fecha, la Junta de Andalucía ha publicado una treintena de informes de situación, que permiten hacer una radiografía de la evolución del virus en la comunidad autónoma. La generalización de los test ha permitido también darle una dimensión más ajustada a la realidad, pese a que Andalucía sigue figurando entre las comunidades autónomas que menos hace en función de su población, ya lleva casi cinco millones de test, sobre todo de PCR. Cuanto más test, más posibilidades de encontrar positivos, pero a su vez, caen los índices de hospitalización y de letalidad porque, lógicamente, se ponen en contexto. Es la magia de la estadística.

En el primer informe (publicado el 8 de abril y por tanto con datos de las primeras cinco semanas desde que el 26 de febrero se confirmó el primer positivo en Andalucía) no llegaban a 10.000 los positivos, la tasa de letalidad era del 7,07 y la de hospitalización se situaba en el 49,66% de los casos confirmados, pero la incidencia acumulada, por el contrario, se quedaba en poco más de 100 por 100.000 habitantes. Desde entonces, el crecimiento de este último parámetro ha ido en paralelo a la caída de los otros dos, hasta situarse, en el último informe (correspondiente al 26 de enero de 2021) en más de 900 por 100.000 habitantes, frente a una letalidad seis veces menor (1,61%) y un 7,31% de hospitalizados del total de casos confirmados, o sea, siete veces menos. ¿Es menos peligroso y menos letal el virus? No, es que tenemos confirmada más gente que se contagia y dan la vuelta a las proporciones.

Hay que tener en cuenta también los estudios de seroprevalencia. El primero que se hizo detectó que había aproximadamente un 5% de la población española que había estado en contacto con el virus. Eso quiere decir que en la primera oleada por cada diagnóstico (fueron unos 250.000), 10 se quedaban sin hacer. En el segundo estudio de seroprevalencia se habla ya de un 10% de la población infectada, por tanto se produjeron tantas infecciones como en la primera, pero se diagnosticó mucho más, ya que los positivos del periodo superaron el millón y medio. 

El doble de mortal para los hombres

Otra cosa que muestran claramente las estadísticas es que para los hombres es el doble de peligrosa la enfermedad: pasan más por el hospital, son más de doble de los que terminan en la UCI y mueren más. De hecho, se han detectado más positivos entre ellas, resultado también de que se han generalizado los test con varias vueltas incluso en las residencias, donde la población femenina es mayor, o entre los sanitarios, donde también son mayoría. Hasta ese informe, el más reciente con datos desglosados por sexo, habían dado positivo 200.033 mujeres y 176.271 hombres.

Pero en todos los tramos de edad, salvo el de mayores de 75 años, hay más mortalidad entre ellos. Son más del doble de fallecidos entre los menores de 75 años. Solo el hecho de que el peso demográfico de las mujeres sea mucho mayor en edades muy avanzadas, hace que se equilibren algo las cifras por encima de esa edad, donde, además, se concentra la mayor tasa de mortalidad y por eso, pese a que el cómputo total registrado en dicho estudio hay más fallecidos (3.343) que fallecidas (2.704), la distancia se acorta.

El 70% de las víctimas mortales tenían más de 75 años

Porque la edad se ha mostrado determinante a la hora de hacer frente a esta lucha. Desde el principio se sabe y el tiempo lo ha ratificado: a más edad, más riesgo de morir, si se pilla la Covid. Más del 70% de los muertos en Andalucía tenía más de 75 años. Muy lejos del siguiente tramo, de 65 a 75, que con poco más del 15% de los fallecidos es el segundo más afectado por la virulencia del virus. Eso sí, hasta el momento, se han confirmado dos muertos por debajo de los 15 años y 39 menores de 35, por lo que tampoco la juventud es garantía de nada. Y menos, por supuesto, de que no contribuya a propagar un virus que puede ser letal para padres y abuelos, como una y otra vez han incidido las autoridades en un llamamiento a la responsabilidad.

No, los geriátricos no estaban bajo control: más de 250 muertos desde la primera dosis

Está el factor edad y luego, el factor geriátrico. En las residencias de Andalucía ha muerto uno de cada cinco contagiados por Covid. Tras una primera ola de incidencia relativamente baja en Andalucía con respecto a lo que sufrieron otras comunidades autónomas, pero que dejó medio millar de fallecidos en los geriátricos, se constató que era la población más vulnerable.

El Gobierno de Andalucía sostenía que había aprendido de la dura experiencia y decidió hacer prioritaria la protección de estos centros en los que partía con una cifra: 42.911 residentes. Hubo incluso un cambio de competencias con esta idea y cuando ya apuntaba la segunda ola: y pasaron de Rocío Ruiz, consejera de Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación, a Jesús Aguirre, titular de Salud y Familias. En el segundo semestre de 2020 murió el doble, por lo que se triplicó esa cifra.

El último dato facilitado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifra en 1.740 los usuarios de residencias muertos, es decir, son más de 250 desde que el 27 de diciembre (con 1.486) empezaron a ser vacunados masivamente con la primera dosis -que ya se sabía que no inmunizaba- e incluso con más intensidad esta última semana de enero: 1.649 muertos, el lunes; 1.669, el martes; 1.696, el miércoles; 1.707, el jueves; 1.740, el viernes... Es el goteo constante en las residencias, donde se ha completado la segunda ronda de inoculación, destinada tanto a usuarios como a personal, según ha confirmado este viernes el portavoz del Gobierno de Andalucía, Elías Bendodo. ¿Han cesado las muertes de positivos por Covid en las residencias? Es probable que no, porque para muchos han llegado tarde las vacunas y luchan ya contra la enfermedad suamada en muchos casos a patologías previas.

Solo quedan 11 municipios en Andalucía sin ningún caso

Con la entrada en vigor de más municipios sometidos a cierre desde el 30 de enero, hasta un total de 539, entre los que 276 tienen también cerrados los comercios no esenciales por lo menos las dos próximas semanas, encontrar poblaciones no tocadas por la pandemia es cada vez más difícil. 

Solo quedan 11 municipios en toda Andalucía libres de covid, según el último informe de la Consejería de Salud y Familia y sin perder de vista que esta fotografía puede cambiar en horas: Alcudia de Monteagud, Benitagla, Laroya, Paterna del Río, Senés, Suflí y Velefique, en Almería; Carataunas, Cástaras y Lobras, en Granada; Cumbres de Enmedio, en Huelva; y Atajate, en Málaga. Ninguno llega a los 300 habitantes y son pequeños reductos en un mapa rojo.

El error de ver a corto plazo un problema a largo plazo

“Era tan obvio que es lamentable que no se hiciera caso a los que llamaban a la prudencia. Y no había que ser muy experto para predecir que esto pasaría. Estamos en esta situación por la desescalada en diciembre. Fue un error tremendo la desescalada navideña. Se actuó como si estuviéramos en 0 y no era cierto, sino que empezábamos con una media de 200 casos por cada 100.000 habitantes, que el resto de países europeos consideran de riesgo extremo y aquí lo vimos asumible y se relajaron todas las medidas”, lamenta, Ignacio Molina, catedrático de Inmunología de la Universidad de Granada, quien cree que “ni siquiera estamos la tercera ola, sino en la segunda no resuelta”.  

Si 2020 fue el año de la pandemia, se augura que 2021 sea el de la vacuna, pero también es cauto en este tema. “Lo que vaya a pasar en los próximos meses depende de la actitud que tengamos porque si resulta que por salvar la economía tomamos decisiones de nuevo con 200 casos por 100.000 como si nada, volveremos otra vez a las andadas. Esto no es un problema a corto plazo, sino a muy largo plazo y por tanto hay que vivir y tener una economía, pero haciendo cosas diferentes de una manera diferente. El problema lo vamos a tener todo este año, como mínimo. Ojalá que me equivoque, pero no visiono un cambio sustancial hasta por lo menos final de 2021”, resume el especialista. 

Tampoco es que la inmunización vaya a llegar tan pronto. “Para una inmunización de grupo, tendríamos que vacunar a un ritmo de millón y medio de dosis por semana y no hemos puesto esa cifra ni en el primer mes. Estamos hablando de multiplicar por cinco y no podemos hacerlo sin poner recursos porque el sistema sanitario está desbordado”, avisa el experto, que muestra su preocupación por “el cansancio en la población, que nos lleva a no aceptar la realidad” a la vez que reprocha la gestión política de la pandemia, con esa confrontación entre las administraciones, “que solo trasmite desapego y escepticismo, en lugar de unidad, y esto es devastador”. Porque, por ejemplo, se pregunta “¿a qué viene eso de que desde la Junta de Andalucía se eche la culpa al Gobierno de España de que no lleguen más vacunas cuando todos sabemos que ha sido un proceso centralizado de compra en la UE y que el problema lo están teniendo todos los países?”.

“No hemos aprendido a vivir con el virus. Terminó el verano y nos comportamos como si todo hubiera acabado. Se tomaron decisiones incorrectas tanto a nivel individual como por parte de los gobernantes en la gestión de la pandemia. Hay una serie de obviedades que se están ignorando porque es muy duro aceptarlas, pero están ahí. Si después de controlar esta tercera ola, volvemos a actuar como si hubiera pasado, tendremos una cuarta y después una quinta, hasta que estemos inmunizados, bien de forma natural a costa de muchos muertos, bien de forma artificial con unas vacunas que van a tardar en llegar a todos”, reflexiona.