Pasado un año de gobierno del PP en minoría, en Málaga hay abiertas dos comisiones de investigación, una propuesta ciudadana para que donde iban a levantarse varias torres haya un gran parque y una moción aprobada para interrumpir uno de los proyectos más polémicos del alcalde, la construcción de un edificio de Rafael Moneo donde ahora se ubica una antigua pensión levantada en el siglo XIX. La efectividad de todas estas novedades, sin embargo, puede ponerse en cuestión. El alcalde sortea como puede los nuevos tiempos condicionado por una evidencia: no tiene mayoría.
En su quinta legislatura al frente del ayuntamiento, Francisco de la Torre se ha encontrado con un escenario nuevo: le falta la mayoría absoluta. Perdió seis de sus 19 concejales y gobierna gracias al apoyo de Ciudadanos, que ha jugado indistintamente con dos barajas. Tan pronto pareció que Cassá entraría en el equipo de gobierno como que rompería el pacto molesto por la supuesta deslealtad de la que acusó al regidor en septiembre.
El acuerdo se mantiene, y si De la Torre parece hoy algo más débil es porque su propio partido se encarga de transmitir esa sensación. El alcalde tiene hoy 73 años y siempre ha dicho que esta es, “en principio”, su última legislatura. La última vez, en una entrevista concedida a eldiario.es/Andalucía: “Ya llegará el momento de verlo más claro. Es difícil”. El alcalde de la ciudad más poblada en manos del PP amaga, pero no decide, y eso crea inquietud. En una entrevista en Onda Cero hace dos semanas el líder regional, Juanma Moreno, lo lanzó a la arena de las candidaturas a las elecciones generales y De la Torre se revolvió pocas horas después: “Mi compromiso es con los malagueños”.
Luego se supo que Moreno, De la Torre y el presidente provincial, Elías Bendodo, habían estado reunidos un par de días antes. ¿Plantearon la cuestión? Si la respuesta en privado fue afirmativa, ¿se desdijo De la Torre? Si no lo fue, como parece probable, ¿por qué avanzar una posibilidad que él rechaza? ¿Por qué exponer así al regidor? Bendodo fue también el número dos en la candidatura municipal, pero Cassá ya advirtió de que sin De la Torre el pacto de investidura era papel mojado. Bendodo dijo en una entrevista con este medio que abordaría la sucesión de De la Torre al final de la legislatura (“Cuando lleguemos al puente cruzaremos el río”), pero puso la cuestión sobre la mesa mucho antes.
La parálisis de los grandes proyectos: Metro, La Mundial, bosque urbano y Guadalmedina
En el año transcurrido desde las elecciones se han producido novedades que apuntan a una cierta regeneración, bloqueadas finalmente por la voluntad política de dejar las cosas como están o la pesada losa de las trabas administrativas o presupuestarias.
Ahí está el ejemplo del hotel que Braser con firma Moneo que Braser quiere levantar donde ahora está La Mundial. Ya puede haber desaparecido la promotora (incumplidora de cuantos plazos para el pago se le han dado), ya pueden acordar PSOE, Málaga Ahora, Ciudadanos y Málaga para la Gente que hay que proteger La Mundial, ya puede instar el Pleno a que se resuelva el convenio urbanístico, que ahí sigue el proyecto en el camino hacia nadie sabe dónde. Lo último es que Málaga para la Gente ya ha anunciado acciones legales si el equipo de gobierno sigue ignorando los acuerdos plenarios.
Algo parecido pasa con el parque urbano en los antiguos terrenos de Repsol. Pasados cuatro meses de que el Pleno aprobara por unanimidad la propuesta de celebrar una consulta ciudadana, nacida al abrigo de una reivindicación vecinal respaldada con 26.000 firmas (22.000 en change.org, 4.000 físicamente), ahora existe un informe del secretario municipal que cuestiona la consulta, prevista inicialmente para noviembre, y el equipo de gobierno da señales de no querer cumplir el acuerdo plenario.
Ausentes los grandes proyectos por falta de dinero, y porque ahora todo el esfuerzo parece centrarse en consolidar la marca que aúna cultura y turismo, también está en el aire la gran apuesta inversora de la Junta de Andalucía, la continuación del metro en superficie hasta el Hospital Civil. El alcalde dice ahora que el protocolo de intenciones firmado en noviembre de 2013 era eso, una intención sujeta, entre otras cosas, a cómo respiraran los vecinos, y que además el plan no encaja en el actual PGOU. Ahora prefiere un metrobús y así está el metro, “en vía muerta” según De la Torre, igual que el uso del cauce del río Guadalmedina.
Falta aún por contrastar la efectividad de las dos comisiones de investigación abiertas en esta legislatura, ambas con derivadas en Fiscalía. Una, sobre la gestión de Limasa, la empresa mixta de recogida de basuras. Limasa protagonizó una huelga de once días el pasado marzo, después de la de Navidad 2013. La empresa genera pérdidas a razón de cuatro o cinco millones anuales, mientras los socios privados tienen garantizados gran parte de sus ingresos. Sobre la mesa está una posible municipalización al término de la concesión, prevista para 2017.
La otra comisión trata de aclarar el fracaso del museo Art Natura en 2011, después de que uno de sus responsables denunciara públicamente que pagó facturas que beneficiaban las campañas del PP con el canon que debía abonar al ayuntamiento.
Cassá llegó pidiendo una reducción de los cargos de confianza del 90%, aunque finalmente en el acuerdo de investidura firmó un 50%. En septiembre, una semana después de acusar a De la Torre de desleal, el propio Cassá hizo balance de su acuerdo y le salió “positivo”. Sigue asegurando que no entrará en el gobierno y que De la Torre, salvo sorpresa, acabará la que probablemente sea su última legislatura como la empezó: en minoría.