Un antes y un después del 15M

Los adeptos del 15M no son personas que se contenten con la rutina de las manifestaciones, sino movimientos como la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), Marea Ciudadana, Corrala Utopía, incluso los escraches, y por supuesto, una ristra de citas en el calendario: 15-O, 23-F, 25-S, 25-A y, ahora 12-M, convocatoria con motivo del segundo aniversario de aquel 15 de mayo de 2011 en el que los indignados salieron por primera vez a la calle.

Ese día marcó un punto de inflexión en la capacidad de movilización de la ciudadanía hasta desembocar en lo que es hoy: un espacio público propio, híbrido entre las redes sociales y las asambleas periódicas. Ese embrión de hace dos años ha derivado en multitud de grupos transversales (contra la deuda ilegítima, contra los recortes...), redes de economía solidaria, nuevos centros sociales y hasta grupos que se plantean dotarse de una herramienta político electoral.

Los que participaron en su nacimiento no están dispuestos a parar ahora. Dalia Rebollo, del 15M Málaga, asegura que se ha conseguido poner en evidencia “que el sistema es un agujero negro que está llevando al empobrecimiento de la sociedad en general”. Por eso, “el lema ahora es Escrache al sistema, porque ya no es sólo una cuestión de una determinada política o de un Gobierno”. Por su parte, Rafael Carmona, de la PAH de Córdoba, comenta que ellos se constituyeron precisamente a raíz del 15M de hace dos años. “En principio nos unimos gente que ni siquiera estábamos afectados por problemas de ejecución hipotecaria, pero nos dimos cuenta de que era una de las preocupaciones más acuciantes y que terminaría convirtiéndose en una verdadera lacra, como se está viendo”.

La particular situación de Andalucía -con un nivel de paro más elevado, cientos de desahucios y, en definitiva, con un caldo de cultivo para la desesperación- ha hecho que este movimiento cobre especial importancia en este territorio. Lo explica así Jaime Pastor, profesor de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). “Habría dos factores diferenciales: la gravedad del paro y de una mayor desigualdad social respecto a la media española y la participación en el Gobierno de IU, que puede crear más expectativas de lograr alguna conquista parcial, como parece estar ocurriendo con el tema de los desahucios, a pesar de que también se han producido recortes importantes”, expone.

En su opinión, “el nacimiento del 15M expresó el paso de la desafección ciudadana frente a las instituciones a la exigencia creciente de otra política y otra forma de hacerla que se extendió rápidamente a gran número de ciudades mediante la práctica de una democracia directa y distintas formas de desobediencia civil no violenta”. En este sentido, sostiene que ha contribuido a la politización de una nueva generación y a la repolitización de la sociedad en general. “Los sondeos de opinión que se han ido haciendo han demostrado, además, que ha alcanzado un grado de legitimación social muy superior al obtenido en el pasado por cualquier otro movimiento u organización”, explica Pastor.

En todo caso, este sociólogo subraya: “Es cierto que ha conocido un relativo debilitamiento de la participación en sus estructuras, pero ha ido contagiando a otros sectores y organizaciones, como las mareas que han ido surgiendo -en sanidad y educación, principalmente- y ha jugado un papel fundamental en el apoyo a la PAH, cuyas victorias en la paralización de un alto número de desahucios y en la recogida de firmas por la ILP (iniciativa legislativa popular) no se podrían entender sin la implicación del 15M”.

Tiene claro por ello que “sí hay un antes y un después del 15-M ya que ha hecho emerger nuevos actores colectivos que están desafiando al Gobierno y a la troika y cuestionando la legitimidad de sus políticas”. Es cierto también que hay una diversidad creciente dentro del nuevo y amplio espacio que ha ido creando el 15M, en donde siempre habrá colectivos que optarán por una vía de mayor radicalización mientras que otros apuntarán en sentido contrario. Pone como ejemplo lo ocurrido con las iniciativas para rodear el Congreso de los Diputados.

En su opinión, “la del 25 de septiembre se convirtió en un desafío a la criminalización que por parte de las autoridades se hizo de esa iniciativa y obtuvo una respuesta solidaria en el 15M pero con diferencias respecto a los objetivos que se planteaban. La más reciente, la del 25 de abril, no ha contado, sin embargo, con ese apoyo debido precisamente a que no fue promovida mediante un proceso participativo y horizontal y a que la gran mayoría del 15M pareció no identificarse con unos objetivos inmediatos que consideraba se encontraban fuera de la relación de fuerzas actual”.

En la misma línea, Ramón Adell, autor de La movilización de los indignados del 15-M. Aportaciones desde la sociología de la protesta, asevera: “La ciudadanía se ha vuelto más crítica, con nuevas esperanzas a pesar de la esclerosis institucional. En estos dos años, el 15M ha logrado una gran legitimidad social. Las encuestas y la capacidad de movilización así lo demuestran. Han logrado avances (lentos por su asamblearismo) en la vertebración de los barrios y las mareas, a modo de nuevo movimiento vecinal e incluso sindical. Sin duda, la lucha contra los desahucios ha sido su victoria más concreta”.

“Tenemos en común la paz”

El 15M nació a partir de las redes sociales, del eslogan “No somos mercancía de políticos y banqueros” y de una acampada en una plaza emblemática como la Puerta del Sol de Madrid, siguiendo el ejemplo de la Plaza Tahrir egipcia. Pero hay enormes diferencias entre las revueltas árabes e incluso con la movilización en países europeos como Grecia. Este experto de la UNED aclara: “En nuestro país, el contexto no es el mismo y la movilización tiene sus peculiaridades. Nosotros todavía no estamos tan desesperados como en Grecia, y además, en España hay una tradición pacifista que se demostró en las últimas décadas de movilización contra ETA y contra la guerra de Irak. Masivas protestas contra la violencia interna y la violencia externa que, fracturadas en dos Españas (la polarización PP-PSOE de entonces), tienen en común la paz”.

La reciente convocatoria del 25A (asedio al Congreso de los Diputados) demostró que todavía no estamos en ese punto del conflicto “a pesar de que las autoridades sí lo creyeron con ese costoso e inusitado despliegue policial”, remarca. Tampoco descarta que más adelante, si el 15M se muestra impotente, haya “violencia, más individual y grupal que colectiva”.

Emma Martín Díaz, catedrática de la Universidad de Sevilla en el Departamento de Antropología Social, considera que el 15M nació por una triple crisis. Primero, “una crisis de atribuciones, que se traduce en la impotencia de los Gobiernos (las instituciones financieras pueden presionar hasta el punto de que se salte la pertinente consulta legislativa, como ocurrió con el límite del déficit y la Constitución Española)”; a aquello le siguió “una crisis de legitimidad (¿quiénes son estos gobernantes para imponer medidas que causan el sufrimiento de la población mientras que salvan a las instituciones financieras?)”. Y todo esto desembocó en “una crisis de representación (desprestigio de la llamada clase política, y de las autoridades que hasta este momento habían representado la soberanía y los intereses de los distintos sectores)”. De esta forma, el 15M es el brote de descontento social de quienes se ven excluidos del proceso de toma de decisiones en estos tiempos de crisis y globalización.

Cree también que los puntos fuertes del 15M son “la heterogeneidad de su base social, que le hace estar presente en multitud de frentes activos que se organizan para dar respuesta a las políticas impuestas desde arriba”. Por el contrario, sus debilidades pasan por “su base asamblearia, que dificulta la ejecución de propuestas concretas de acción en la medida en que el consenso se hace imprescindible”. Recalca así que el “descabezamiento” del movimiento y la falta de liderazgo dificulta también la negociación política y la propia continuidad del 15M, que tiene “picos” de actuación. “Sin embargo, es admirable cómo han evitado ser instrumentalizados o subsumidos por las organizaciones de corte clásico, manteniendo la fidelidad a sus principios”, admite la experta.

Opina que es comprensible que quienes creen que es posible perpetuar el modelo, cambiando simplemente a los sectores en el poder, desconfíen de estas nuevas formas de hacer política. “Pero quienes pensamos que la crisis del estado-nación es irreversible, creemos que, con todas sus limitaciones y contradicciones, el 15M está señalando un camino por hacer, y para el que no existen, por caducas, recetas que nos guíen”, subraya. Pero esto ya ha pasado otras veces en la historia: “Tampoco creo que los franceses que tomaron la Bastilla en 1789 fuesen conscientes de que iban a construir el estado-nación, ni a instaurar la ciudadanía como principio de participación social. Eso lo sabemos a posteriori”.

FECHAS CLAVE EN LA NUEVA CONCIENCIA CIUDADANA

15 de mayo de 2011. Miles de ciudadanos se echan a la calle en medio centenar de ciudades de nuestro país en una histórica jornada de reflexión.

15 de octubre de 2011. La convocatoria se extiende a ciudades de todo el mundo.

15 de mayo de 2012. Miles de ciudadanos vuelven a echarse a la calle para recordar que el 15M sigue vivo en su primer aniversario.

25 de septiembre de 2012. La Plataforma ¡En Pie! invita a “rodear” el Congreso de los Diputados.

23 de febrero de 2013. Las mareas salen a la calle de manera conjunta en todo el país bajo el lema “Marea ciudadana contra el golpe de los mercados”.

25 de abril de 2013. La Plataforma ¡En Pie! convoca el “asedio” al Congreso de los Diputados.

12 de mayo de 2013. El 15M ha convocado concentraciones por todo el país por su segundo aniversario.