El antiguo bufete de Albert Rivera le acusa de estar “obsesionado” con los medios y apunta a una guerra en los tribunales

Néstor Cenizo

11 de febrero de 2022 15:53 h

0

La batalla entre Albert Rivera y José Manuel Villegas con Martínez-Echevarría, el despacho donde hasta la semana pasada prestaban sus servicios, será larga. Rivera y Villegas reclaman una indemnización equivalente a los salarios fijos y variables hasta 2025 o a 500 días por cada uno de los dos años en que han estado contratados.

En el despacho no ven margen alguno para el acuerdo y dan por supuesto que habrá juicio. “Sabemos que tenemos toda la razón y esperamos que nos notifiquen la demanda. Negociación no hay ni la va a haber, no tenemos nada que negociar. Nos asiste la verdad. No sabemos qué le ha pasado en la cabeza para esa petición”, explica a elDiario.es Rafael Martínez-Echevarría, socio fundador.

El despacho replicó el miércoles por la tarde enviando un burofax a los abogados de Rivera en el que califica de “ofensivas” y “fantasías” sus pretensiones de indemnización. “Los daños morales de los que habla son una boutade que, al cuantificarlos y como lo hace, se convierte en una grosería”, dice la misiva. En esa comunicación, firmada por Vicente Morato (CEO), se acusa a Rivera de iniciar una batalla mediática, de tener una “absoluta obsesión por su presencia en los medios de comunicación” y de estar “convencido del poder de su imagen” y la posición de ventaja que le daría.

Historia de una ruptura: “Al principio ni le dimos credibilidad”

Desde el despacho apelan ahora a la prudencia y a rebajar el tono, después de las declaraciones salidas de su sede (siempre bajo condición de anonimato) en las que se acusaba a Rivera de ser un vago. Tres días ha durado la guerra, desde que el lunes El Confidencial adelantó la abrupta salida de los expolíticos del despacho que les fichó, con grandes alharacas, en marzo de 2020, justo antes del estado de alarma.

De su marcha se enteraron en el despacho por un correo remitido por un abogado a Vicente Morato, CEO de Martínez-Echevarría. “Al principio ni le dimos credibilidad. ¿Cómo te lo vas a creer?”, explicaba una fuente autorizada a este medio el pasado miércoles. El viernes anterior Rivera había participado con normalidad en un acto en el despacho y para esta semana mantenía una agenda con citas profesionales que tuvo que ser cancelada, según explicó esa fuente.

El origen de la dimisión es, según Martínez-Echevarría, un rendimiento muy por debajo de lo que se esperaba cuando se le fichó. “Su dimisión está provocada por nuestras constantes demandas para que mejoraran su rendimiento, que es muy bajo desde el principio. Siempre lo hemos hecho con las formas propias de una empresa para conseguir sacar mejor rendimiento a las personas, en cuanto que está siendo nulo”, explica a este medio la misma fuente interna.

Rivera y Villegas, por su parte, esgrimen los supuestos incumplimientos de la empresa para hacer efectivo su nombramiento como presidente y vicepresidente ejecutivo y la asignación de un porcentaje de las acciones, según informó El Confidencial. Tampoco les habría retribuido una parte del bonus ligado a resultados. “En cualquier empresa, todo variable está relacionado con el resultado”, replican en el despacho.

Un comunicado a los socios: “discursos vacíos” y “exigencias de protagonismo”

El martes, los socios del bufete recibieron un comunicado sin firma, al que ha accedido este medio, en el que la dirección incidía en la “inexistente implicación y nula aportación” de ambos, que había resultado en una “enorme decepción”. “Aunque sabíamos de su completa inexperiencia en nuestro sector, a todos nos ha sorprendido su inactividad, su falta de implicación, interés y su desconocimiento más elemental del funcionamiento de una organización empresarial”, se dice. “No estamos habituados en nuestra profesión a discursos vacíos; a llenar los espacios solo con palabras sin soporte real; a unas exigencias de protagonismo tan acusadas; ni a unas formalidades de ensalzamiento personal que son inexistentes entre compañeros de profesión”.

El texto, centrado en Rivera, acusa al exlíder de Ciudadanos de tener “marcadas debilidades profesionales”. Sin embargo, el despacho le contrató, incluso realizando un esfuerzo económico que ahora ven excesivo. “Nos obligó a comprometer más recursos económicos de lo que nos recomendaban nuestros consultores”, señalaba la comunicación interna.

Ahora, el despacho prefiere esperar a que avance el más que probable pleito para comentar en detalle los supuestos incumplimientos de Rivera. Si llegase a juicio, podrían acabar saliendo a la luz detalles contractuales de la relación, como las exigencias para atraer clientes o el sueldo, que en el sector sitúan por encima de los 450.000 euros.

“Va a traer cola”, augura un abogado que conoce muy bien el despacho. Vaticina una posible línea de ataque de Rivera que, a su vez, podría volvérsele en contra: ¿se le presionó para usar sus contactos en la política y las instituciones? ¿Lo hizo? Rivera no tenía ninguna experiencia en el sector jurídico, más allá de dos años como becario en La Caixa, como estos días han recordado desde Martínez-Echevarría.

Todas las fuentes consultadas coinciden en algo: se le contrató para aportar contactos, no por su valía jurídica. Él y Villegas llegaron a la firma cuando Ciudadanos era parte de gobiernos autonómicos en Castilla y León, Madrid o Andalucía, y coincidiendo con un plan en el despacho que pasaba por consolidar su presencia en Sevilla. “Lo fueron presentando en una tournée: ”Mirad lo que tenemos aquí“”, recuerda un excompañero.

Otro abogado que también trabajó para Martínez-Echevarría advierte otro conflicto: “Rivera y Villegas ficharon a mucha gente. La clave está en si ahora se los llevan a su nuevo proyecto”. El alcance de la cláusula de no competencia condicionará la futura actividad de ambos.

Un despacho polémico

Martínez Echevarría es un despacho con origen en Marbella, que actualmente cuenta con 262 trabajadores (141 en plantilla), veinte socios, once oficinas en España, nueve en Portugal y dos en Turquía. En su web de bienvenida aún aparece una gran foto de Albert Rivera como “presidente ejecutivo”. Se trata de un bufete muy orientado a lo comercial, con estrategias de venta que muchos abogados consideran “agresivas”, como mínimo.

Desde su primer día, a los abogados y comerciales se les exige que cumplan unos ambiciosos objetivos de negocio, que se van incrementando en cuanto se alcanzan. El fijo es relativamente bajo, y el variable puede ser importante. “El despacho siempre juega con la parte variable, y le sirve de medida de presión. Tú actúas en consecuencia. O te pones la pilas o te piras”, explica un letrado que ha mantenido una relación profesional con el despacho en fechas recientes.

Los consultados creen que Rivera y Villegas no han estado exentos de esa presión. “No tengo dudas de que eso es lo que ha ocurrido”, explica uno, que encaja las fechas: el 20 de enero se paga la liquidación del variable del último trimestre. “Aunque a ellos les habrán tratado de otra forma, más suavemente”, remata otro.

En ocasiones, también han acabado mal sus intentos de expansión en otras ciudades. Así ocurrió en Sevilla, donde suscribió un acuerdo de colaboración con un despacho arraigado en la ciudad. “Había peleas entre socios. Expulsan a uno de los socios, que precisamente había traído a Martínez-Echevarría, montan el despacho en la puerta de enfrente, y se llevan a parte de la plantilla, prometiendo ponerlos en nómina al final del estado de alarma”, explicaba a este medio una fuente conocedora de la situación la pasada primavera. También aseguró que Albert Rivera se presentó en Sevilla en medio del estado de alarma para “una reunión clandestina” relacionada con esta operación.

Su fama entre muchos extrabajadores es mala o muy mala, como ha constatado en varias ocasiones elDiario.es Andalucía. Es frecuente que acaben denunciando al despacho, o el despacho a ellos, una vez terminado su contrato. Este medio conoce varios casos. “No hay manera de salir bien de ahí. Si quieren echar a alguien, en lugar de hacerlo esperan el tiempo para agarrarse a una supuesta causa de despido y pelearla en juicio. Eso internamente genera mucho desgaste”, comenta uno. Curiosamente, suele externalizar su defensa en este tipo de procedimientos. También ha sido denunciado en varias ocasiones ante el Colegio de Abogados, por aspectos como su cláusula exclusividad (que impide ejercer en el mismo territorio una vez finalizado el contrato) o sus prácticas comerciales.

Una contratación millonaria en medio de un ERTE

Poco después del aterrizaje de Rivera y Villegas, en mitad de la primera ola de la pandemia, este medio publicó que los trabajadores estaban realizando trabajo presencial por orden expresa de la dirección, al contrario que la mayoría de los despachos. “Hay una entrevista con Albert Rivera diciendo que gracias a Dios él está teletrabajando. Es una hipocresía nauseabunda”, protestaba por entonces a este medio un trabajador que convive con una persona de riesgo. 

Otra de las quejas en los últimos tiempos ha sido, precisamente, que el despacho acometiera un ERTE por “causas productivas” mientras ejecutaba una ambiciosa estrategia de expansión, que incluyó la apertura de una oficina en Madrid y el fichaje de Rivera, Villegas y varios socios más provenientes de otros despachos. El ERTE fue impugnado ante los tribunales, que lo validaron, aunque ha vuelto a ser recurrido y al menos una trabajadora logró que se declarara nulo respecto a ella.

Tal y como contó este medio, desde abril de 2020 hasta junio de 2021 el despacho mantuvo en ERTE (prórroga mediante) a decenas de trabajadores, cuya prestación por desempleo asumía (al 70% o al 50%) la Seguridad Social, mientras presumía en los medios de crecimiento e incorporaciones. Para justificar esta aparente incongruencia, Vicente Morato dijo esto a elDiario.es Andalucía: “Quienes están en ERTE deberían alegrarse de que nosotros en Madrid estemos incorporando personas, porque esas personas [en referencia a Rivera y Villegas] son en gran parte la causa de que ellos puedan mantener su puesto de trabajo”. Entonces el despacho que dirige hacía bandera de su fichaje cambiándose el nombre a Martínez-Echevarría & Rivera.