Este mediodía, desde las calles Feria y Conde Torrejón, aún permanecían cortados los accesos a la calle Quintana, en cuyo número 2 se habían alojado cinco familias constituyendo la denominada Corrala Condequintana desde el pasado mes de junio. La entrada de la policía se produjo a primera hora de la mañana, poco antes de las 7:00, “por la azotea y por sorpresa”, “partiendo puertas” y “sin mostrar ninguna orden judicial o denuncia”, “ni un papel”, según explican algunos de los jóvenes residente en una de las viviendas y que aun permanecían en los aledaños del inmueble.
Durante el desalojo, más allá de la orden de salir del edificio, ninguna de las familias ocupantes ha sido informada de las circunstancias o el motivo ni se les ha mostrado orden judicial alguna. Uno de los responsables de una librería próxima a la vivienda no dejaban de mostrar su sorpresa por el despliegue policial y la paralización del tráfico en la zona; teniendo en cuenta que se trataba de apenas cinco familias con hijos e hijas a su cargo.
Aunque inicialmente se permitió a estas familias recoger rápido algunos enseres antes de ser expulsados del edificio, básicamente ropa, los operarios de la construcción que acompañaron a la policía se emplearon con bastante saña sobre muchos de los enseres, “destruyendo especialmente los baños y lavabos para que no se puedan volver a utilizar”. “Han entrado partiéndolo todo, no solo puertas, cocinas y baños, sino también cosas personales”; “no solo ha sido el susto, es que han llegado arrasando” resume uno de ellos. Según apuntan, algunos de los baños demolidos habían sido construidos por estas familias. Teniendo en cuenta que se trataba de un edificio en buenas condiciones, rehabilitado y con los baños en perfectas condiciones, la destrucción del interior solo parece tener un fin: que nadie los vuelva a utilizar.
Cuatro horas después de la entrada de la policía, aun había trasiego de obreros en el inmueble: un pequeño camión de recogida de escombros, obreros soldando ventanas para sellar los accesos, ir y venir de material de construcción para tapiar puertas… tareas veladas por un despliegue de una veintena de miembros de la Policía Nacional.
De momento, gente cercana al movimiento de las corralas han confirmado su intención de ayudar a estas cinco familias y tratar de buscarles alojamiento lo más rápido posible, pese a que no es tarea fácil y que no hay mucho sitio en las corrales existentes. “Buscaremos sitio como podamos”, han explicado.
Según explica una fuente próxima a los grupos de apoyo que ayudan a estas familias, esta misma mañana se había convocado una concentración en la calle Cuna, donde reside el propietario del inmueble, Miguel Ángel de Solís y Martínez Campos, marqués de la Motilla y Valencina.
Este aristócrata, empresario, hijo del fundador del Banco de Andalucía, absorbido en 2009 por el Banco Popular del que también ha sido consejero, se personó esta mañana junto al despliegue policial y los operarios. Su título nobiliario procede del reinado de Carlos II, fue creado en 1697 a favor de Francisco Fernández de Santillán y Quesada. El empresario está relacionado también con la Casa de Alba. Ahora más de 300 años después, familias sin recursos protestan a las puertas de su casa. Activistas de las otras corralas comienzan a solicitar apoyos “porque se prevé que el ataque de las autoridades sea, de una u otra manera, inmediato”.