Entre los muchos frentes del partido de extrema derecha Vox contra la lucha por la igualdad, el último lo ha abierto en el Parlamento de Andalucía con el registro de una proposición no de ley en la que insta a que el Gobierno de Andalucía arbitre medidas eficaces para “no reconocer falsos planteamientos de tintes ideológicos” como la brecha salarial de género y que se apueste por “criterios de igualdad de oportunidades, descartando preferencias y privilegios por razón de sexo”. Es más, en la exposición de motivos, Vox ironiza con que los datos sobre esta discriminación oscilan “según el estudio, quién pague ese estudio y cuánto pague quien los encarga”. Llega hasta el punto de considerarlo “una de las grandes mentiras repetidas a diario”.
Pues bien, detrás de esos estudios están los sindicatos, contra los que Vox ha iniciado otra negociación con la Junta de Andalucía para revisar los criterios por los que se les otorgan subvenciones para dejar fuera a los que tiene una visión política pero, sobre todo, organismos internacionales que corroboran esta faceta de la desigualdad. Y todos ellos concluyen tres cosas: la brecha salarial de género existe, se tardará mucho en eliminarla a este ritmo y, cuando se consiga, será mejor para la economía y también para los hombres. Basta con fijarse en los estudios más recientes de cinco organismos internacionales de referencia.
El Banco Mundial
El mundo pierde 160 billones debido a las diferencias entre los ingresos que las mujeres y los hombres perciben durante toda su vida en los 141 países incluidos en el informe del Banco Mundial publicado el pasado año y titulado Potencial truncado: el alto costo de la desigualdad de ingresos por género, publicado en los días previos a la reunión del G-7.
El Foro de Davos
“Se tardará más de un siglo en eliminarse las diferencias de salario entre hombres y mujeres”. Lo dice el Foro Económico Mundial, también conocido como Foro de Davos por su lugar de celebración, en su Informe global sobre la brecha de género 2018. España ocupa el puesto 29, el mismo que en 2017, en el índice de brecha salarial de género. En estas estadísticas se comprueba la diferencia de recursos y oportunidades entre hombres y mujeres en 149 países.
El mismo estudio destaca que en ningún país existe paridad y que siete de ellos han cerrado por lo menos el 80% de la brecha salarial de género: los nórdicos (Islandia, Noruega, Suecia y Finlandia), Nicaragua, Ruanda (pese a figurar entre los más pobres del mundo pero que en la era posgenocidio ha logrado tanto esto como, por ejemplo, ser el único país del mundo en el que las mujeres son mayoría en su parlamento), Nueva Zelanda y Filipinas. Irlanda y Namibia, sin llegar a un 80%, completan el top ten en la lucha contra este tipo de desigualdad.
El FMI
El informe Cerrar la brecha de género del Fondo Monetario Internacional (FMI) y firmado por Era Dabla-Norris y Kalpana Kochhar, jefa de división de Finanzas Públicas y directora de Recursos Humanos, respectivamente, fue presentado el pasado 8 de marzo coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer. “Terminar con la brecha salarial de género en el mercado laboral supondría un estímulo del 35% de media para la economía de aquellos países con mayores desigualdades”, resumía la directora FMI, Christine Lagarde.
Este estudio, que analiza la realidad de 189 países, cita otros informes del FMI que “sugieren que los hombres y las mujeres se complementan en el trabajo con diferentes habilidades y puntos de vista, incluidas distintas actitudes hacia el riesgo y la colaboración”. Como resultado, el aumento del empleo de las mujeres “impulsa el crecimiento económico”. Otra conclusión: una mayor participación laboral de las mujeres también beneficia a los hombres. “¿Por qué? Porque las aptitudes complementarias de las mujeres impulsan la productividad, lo que eleva los salarios de todos. Este aumento de productividad compensa con creces el descenso de los salarios que podría esperarse debido al aumento de trabajadores que compiten por los mismos empleos”, recogen.
La OIT
Cuarta fuente para insistir en el tema: la Organización Internacional del Trabajo (OIT), desde donde recuerdan que entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU para 2030 se incluye conseguir la igualdad de remuneración por trabajo de igual valor, porque no existe a día de hoy.
En su Informe mundial sobre salarios 2018-2019. Qué hay detrás de la brecha salarial de género, se recuerda que la ONU, tras contrastar los datos de 73 países, que suman el 80% de los trabajadores de todo el mundo, sitúa la brecha salarial de género en más de un 15% o del 20%, según cómo se calcule. Dos extremos: Pakistán, donde ronda un 35% y Filipinas, por lo contrario, un país donde las mujeres ganan de promedio un 10% más que los hombres.
Y es que, siguiendo con el argumento de Vox, sí puede haber diferencias a la hora de calcular el porcentaje según los parámetros que se tengan en cuenta, pero en ningún caso sus resultados niegan la realidad, como sostienen los de Santiago Abascal. En este sentido, desde la OIT precisan que el porcentaje depende de si se calcula en función de la media de todos los sueldos; si se comparan los de las mujeres únicamente con la media de las nóminas de los hombres; si se usan salarios mensuales; o si se hace por horas.
La OCDE
Vamos a por una quinta fuente entre los organismos internacionales: la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), que lo calcula con su Social Institutions and Gender Index (SIGI) de 2019. Estos datos revelan que la diferencia de salario entre hombres y mujeres en España es de un 11,5%, por lo que es menor que en la media de la OCDE (cercana a un 15%) y de la UE (en torno a un 20%). Como el resto, el estudio intenta ahondar en las causas, como que las mujeres representan el 90% de cuidadores de dependientes, un sector con malas condiciones laborales; o que son tres de cada cuatro trabajadores del sanitario, pero generalmente en los puestos peor pagados; o que no tienen apenas representación en los puestos directivos en el de mayor brecha salarial de género en España, que es la banca, según la asociación Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha).
Precisamente, Brecha salarial y techo de cristal es el título del informe de estos últimos que extraen datos de fuentes tributarias como la Agencia Estatal tributaria (AEAT). El de 2019, revela que el último año las trabajadoras cobraron una media de 4.849 euros menos que los trabajadores. Las causas, las mismas: las mujeres ocupan mayoritariamente los trabajos más precarios, con jornadas parciales y sueldos anuales más bajos, mientras que por encima de los 60.000 euros anuales apenas copan un tercio de los puestos de trabajo -y menos del 10% en los de más de 120.000- por el llamado techo de cristal.
El IBEX reconoce esta realidad
Pero no sólo están los organismos internacionales reconociendo esta realidad, sino que lo hacen las propias empresas. Las grandes del IBEX han empezado a hacer públicos estos datos. Telefónica por ejemplo habla de una diferencia de sueldos del 20% si se cuentan las mujeres y hombres de sus plantillas en todo el mundo y un 15% en el caso de España. Eso sí, precisa que la diferencia se reduce a en torno tres puntos y medio “a igualdad de responsabilidad, antigüedad o experiencia”.
El mayor banco de España, el Santander, la eleva a un 31% en su caso a nivel mundial y a un 3% teniendo en cuenta el segundo parámetro. El BBVA, por su parte, reconoce que sus empleados cobraron el pasado año 7,7% más que sus empleadas. En cambio, Iberdrola celebra que su brecha salarial de género ha pasado a ser 0.
Y también dentro de la propia Junta de Andalucía
Es más, la propia Junta de Andalucía, obligada a incluir un informe de impacto de género en la ley de presupuestos de cada año, observa esta realidad en su estructura. En el último elaborado, el de las cuentas de 2018 y donde se centró en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), destaca que “se ve queyhn paulatinamente la participación de mujeres en los grupos superiores de las escalas profesionales, su menor presencia indica la existencia de techos de cristal”.
En la misma línea, precisa: “Ello se relaciona con la existencia de dificultades para conciliar la vida familiar y profesional, de la que ellas hacen mayor uso porque los estereotipos de género siguen vinculando las responsabilidades (y trabajos) de cuidados a las mujeres en mayor medida, mientras que se identifica a los hombres con mejores aptitudes para tareas directivas y de mayor responsabilidad”. Para concluir: “Se observa que la política de reducir la tasa de reemplazo en el empleo público da como resultado un aumento de la temporalidad que afecta más negativamente a las mujeres que a los hombres, ya que la tasa de ellas casi duplica a la de ellos”.