Los barrios de La Chanca-Pescadería, El Puche, El Quemadero-La Fuentecita y Los Almendros han sido históricamente la representación de la marginalidad en Almería. Drogas, prostitución, inseguridad y difícil convivencia, unido a un paro que arrecia, son su cara más amarga. Ha habido tiros y sangre más de una vez, muchas viviendas no tienen contadores de luz ni agua, es complicado cobrar los alquileres... En más de una ocasión la policía ha sido recibida a pedradas por adolescentes o los bomberos se han negado a acudir porque les llueven las mismas piedras. Es habitual entre los taxistas la frase de “aquí le dejo, no voy más lejos”, mientras los autobuses pisan el acelerador para evitar que les roben los neumáticos en marcha.
Pero también son los barrios en los que las administraciones y otras instituciones privadas tienen más esperanzas de mejora puestas, volcándose en programas de educación para las nuevas generaciones. El cambio en las últimas décadas ha sido evidente. Sigue habiendo incidentes aislados, pero la inseguridad se ha reducido. Se ha invertido dinero y se ha luchado mucho, sobre todo desde el propio vecindario, que mejor que nadie conoce qué hay que mejorar.
Un ejemplo de esto está en la situación del suministro eléctrico. Hasta hace poco era impensable que los vecinos de Los Almendros, tras cortarles la luz Endesa por enganches ilegales, se entrevistaran con el alcalde de Almería y se comprometieran a regularizar los contratos. Lo impensable era que accedieran a formalizar los contratos porque sí que antes habían demostrado capacidad de unirse y acudir al centro de la ciudad a exigir servicios dignos y recordar promesas políticas incumplidas y hechas para lograr votos. Normalmente los técnicos de Endesa hubieran tenido que salir corriendo del barrio. No es una exageración, porque el pasado mes de abril Endesa eliminó, escoltada por efectivos antidisturbios de la Policía Nacional, un centenar de enganches ilegales en Los Almendros.
Entonces el grupo municipal del PSOE urgió la convocatoria de la junta extraordinaria de portavoces para estudiar la situación, que provocó que prácticamente todo el barrio se quedara sin luz. “Si las familias afectadas no pueden hacer frente a sus obligaciones, se producirá una situación de emergencia social que requerirá algún tipo de atención y por eso pedimos la reunión”, aseguraba entonces el portavoz municipal del PSOE, Joaquín Jiménez. Como primera respuesta, unos 200 vecinos de Los Almendros se concentraron a las puertas de la alcaldía, después de la eliminación del centenar de enganches ilegales que dejaron sin suministro a 132 viviendas. Endesa aceptó restablecer el suministro de forma provisional después que los vecinos firmaran un compromiso de regularizar su situación en el plazo de un mes.
El concejal del PSOE es muy crítico con la gestión municipal en estos barrios, y afirma que solo la Junta de Andalucía se hace cargo. “En La Chanca-Pescadería se quejan continuamente del estado de limpieza del barrio, es como si los barrenderos y las máquinas no tuvieran que pasar por allí con la misma frecuencia que en otros. Nos denuncian también la situación del Barranco del Caballar y sus accesos, no hay manera de que se limpien. El equipo de gobierno mantiene que tiene que hacerlo la Junta de Andalucía, porque es un cauce urbano, y si hay vecinos que están pagando la tasa de la basura y el IBI, deben tener servicios que le corresponden al Ayuntamiento de Almería”, subraya.
También se refiere a casos como el de Los Almendros Bajos, junto al cementerio. “Hemos pedido que pongan el mismo saneamiento que en los otros barrios de la ciudad, sobre todo cuando se acaba de urbanizar la Rambla Amatisteros”, expone. En El Puche se refiere a la “pésima” situación del edificio del centro vecinal, donde se dan clases: “Está hecho una porquería y acabo de denunciarlo en el último pleno”.
Sin embargo, la concejal de Políticas de Igualdad, Pilar Ortega (PP), critica los cursos de la Junta de Andalucía que no llegan. “En 2012 solicitamos un curso dirigido a víctimas de violencia de género y otro destinado a mujeres del barrio de Los Almendros, apostando como siempre por las más desfavorecidas, pero no hemos conseguido que ninguno de los dos se realice porque la Junta de Andalucía ni siquiera ha contestado a nuestra solicitud”, se lamenta.
Premios e implicación de todos
Pero estos barrios arrojan otras noticias muy esperanzadoras para su futuro. Como que la Asociación Amigos de la Unesco haya concedido a la iniciativa de participación ciudadana para la rehabilitación del parque Garlochí, en El Puche, el segundo galardón en los VI Premios Federico Mayor Zaragoza de súbdit@s a ciudadan@s. de súbdit@s a ciudadan@sEl jurado ha valorado este proyecto de aprendizaje y servicio como un ejercicio de ciudadanía “activa, responsable y crítica”. Esta experiencia parte de lo trabajado en 2008 dentro de la iniciativa Cuido mi casa, cuido mi barrio, que permitió recuperar este espacio abandonado y convertirlo en un parque de todos. Su nombre, Garlochí, que significa corazón en caló, fue objeto entonces de un proceso participativo y alude al corazón del Puche, conformado por las diferentes etnias que conviven allí, la riqueza de su cultura y su diversidad.
Los más jóvenes de estos barrios también se mueven, por ejemplo contra el absentismo escolar. En junio, en la Carpa Juan Goytisolo del Puerto de Almería, los niños de 6 a 12 años del colegio La Chanca de Pescadería dieron una conferencia sobre uno de sus problemas más graves, el absentismo escolar. Su lema: La Chanca lucha, combate y se hace oír. Los alumnos de quinto y sexto de Primaria se encargaron de buscar la solución al problema. Pensaron que los niños a partir de 8 años podrían ir solos caminando hasta el colegio. Con respecto a los más pequeños, los mayores se comprometían a hacerse voluntarios e ir a recogerlos a sus casas, o quedar con ellos en un sitio fijo para que ir juntos al colegio.
La cantautora Sensi Falán amenizó el encuentor y los alumnos lo narraron todo en verso y fueron contando sus experiencias. Hablaron también algunas de las niñas que no iban al colegio y pidieron a las familias que no dejaran que esto ocurriera. Terminaron cogidos de la mano y gritando al unísono: “La Chanca camina sola hacia la escuela”.