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Diosas y vírgenes: el lenguaje oculto de Andalucía

Manuel Guerrero Uría

23 de mayo de 2024 20:32 h

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Crisol de culturas, heredera de civilizaciones, encrucijada de religiones… Andalucía ha sido descrita de esta y muchas otras maneras, a cada cual más poética. Pero más allá de “las tres culturas” de nuestro imaginario, nuestra Andalucía encierra un lenguaje de sabiduría que escapa al análisis superficial, grabado en nuestros huesos, pero que no se entiende de forma inmediata… a pesar de que nos acompaña día a día, tanto en lo solemne como en lo mundano.

Andalucía es una madre. Una madre tanto biológica como adoptiva. Es madre de culturas que nacieron aquí, que llegaron aquí y también que se mestizaron aquí. Y son tantas que es fácil perder la cuenta: íberos, tartesios, griegos, fenicios, romanos, godos, árabes, judíos, bizantinos, gitanos… una amalgama de expresiones culturales y espirituales que vivieron tanto separadamente, como creando sus propias entidades mixtas.

A lo largo de la historia, estas culturas y religiones se dieron a veces de forma hegemónica, y otras veces como fenómeno minoritario, marginal o incluso criminal (estatus que podía cambiar en base a quién ostentaba el poder). Esto ha dado lugar a una diversidad de expresiones culturales, lingüísticas, artísticas y religiosas que han ido mutando en nuevas formas de expresarse y también de ocultarse.

Por supuesto, estas expresiones no desaparecieron. No pasó un día cualquiera la Segadora de los Tiempos y las arrancó de la tierra sin más. Todos estos fenómenos bien arraigados se reinventaron y encontraron nuevas formas de sobrevivir bajo mantos barrocos y señas populares. Y en Andalucía, la forma hegemónica actual, bajo la que se esconden todos estos fenómenos, es sin duda el catolicismo.

En Andalucía, los rasgos de las diosas Astarté y Noctiluca imbuyen muchas manifestaciones marianas muy populares, como la Virgen del Rocío o la Virgen del Carmen. Y a veces, estos rasgos pasan a través de otras figuras intermedias traídas por conquistadores anteriores

No hablamos de un catolicismo ortodoxo y rígido, sino del fenómeno que se conoce como catolicismo popular: uno que es campesino, mestizo, donde la expresión popular y campestre se desarrolla en simbiosis con el folclore local y el territorio habitado, generando una nueva espiritualidad. Y hay mucho que desenterrar en este aspecto, pero dado que las opciones son tan amplias, en este artículo nos centraremos en una sola cosa, aunque bastante prominente: la relación entre las advocaciones marianas y las diosas paganas.

Rasgos isiacos bajo el manto católico

Es un hecho reconocido que muchas advocaciones marianas adquirieron rasgos de diosas paganas. En Andalucía, los rasgos de las diosas Astarté y Noctiluca imbuyen muchas manifestaciones marianas muy populares, como la Virgen del Rocío o la Virgen del Carmen. Y a veces, estos rasgos pasan a través de otras figuras intermedias traídas por conquistadores anteriores, como la de Isis en su culto romano, que fue sincretizada con estas diosas y luego, todas ellas empaparon el culto a Nuestra Señora del Carmen.

La conexión entre estas dos figuras, especialmente en el folclore de Andalucía, es innegable. Aunque pertenecen a épocas y culturas distintas, sus rasgos y funciones se solapan constantemente, ocultándose rasgos isiacos bajo el manto católico de Nuestra Señora del Carmen.

Isis es una diosa madre de origen egipcio que fue adoptada por los romanos y sincretizada con otras diosas de la religión romana. Su culto tuvo mucha popularidad en Roma e incluso tenía un festival para ella: el Navigium Isidis (“Nave de Isis”). Esto se debe a que entre sus funciones, Isis estaba asociada con el mar y las aguas, así como la prosperidad de actividades marítimas como el comercio, la pesca o la guerra naval.

Por otro lado, la Virgen del Carmen es una advocación mariana. Y según la ortodoxia católica las advocaciones marianas sólo representan títulos o aspectos de la figura de María de Nazaret (de modo similar a Isis, la cuál es referida “… por cualquier nombre, o por cualquier rito, o cualquier gesto y cara que sea lícito llamarte”). No obstante, aunque la Iglesia prohíbe la idolatría de considerar las advocaciones marianas como entidades distintas, en muchos pueblos (e incluso gremios profesionales) estas advocaciones toman un rol muy particular en la protección de dicho grupo y se limita a ese ámbito. En el caso de la Señora del Monte Carmelo, se trata de una figura asociada al mundo acuático, convirtiéndose en una patrona muy popular entre pescaores, además de ser santa patrona de la Armada española.

Aunque las diferencias parecen evidentes, también lo son sus similitudes. Las conexiones entre ambas no se limita a sus asociaciones marítimas: ambas son figuras maternas, asociadas al mar, a las embarcaciones, tienen la luna como símbolo, están ligadas al Más Allá y son relacionadas con timones (como la figura de Isis-Fortuna sujetando un timón como símbolo de prosperidad y control sobre el clima y el Destino). Al final, se trata de dos madres amorosas pero firmes cuidando de sus hijos ante las inclemencias del mar.

Navigium Isidis, Carnavales y la Bendición de las Aguas

Navigium Isidis es la fiesta romana en honor a Isis. El culto a Isis era mistérico, hermético salvo para sus iniciados, por lo que se preserva poco de él. Sin embargo, hay una posible pervivencia de su aspecto más público en un texto: Las metamorfosis (o El asno de oro) de Apuleyo, el cual se cree que puede tratarse parcialmente de un testimonio en primera persona.

Según este poema, durante los ritos de Isis, una procesión de iniciados y sacerdotes con roles determinados marchaban portando juguetes, candelas, instrumentos musicales y otros objetos, además de ir rociando el camino con perfumes. Del mismo modo, los sacerdotes llevaban máscaras y otros símbolos con los que representaban a distintos dioses. Finalmente, Isis era transportada en una barca preparada con ofrendas florales y llevada al mar.

Muchos académicos han intentado ligar las fiestas carnavalescas y su lado menos religioso (mascaradas y pasacalles) a esta festividad de Isis a través de las máscaras. Sin embargo, creo que los paralelismos más obvios se hallan en las procesiones católicas y, concretamente, en una fiesta muy popular en pueblos costeros de Andalucía: las Fiestas del Carmen y el rito de la Bendición de las Aguas que se celebra el 16 de julio. En dichas fiestas, se toma una figura de la Virgen del Carmen (local), se lleva en solemne procesión hasta un lugar marítimo, se sube a un barco designado (normalmente por sorteo) y se pasea por el mar para que lo bendiga y brinde abundancia al pueblo y protección a los marineros.

En el 'Navigium Isidis' hay mujeres con peines de marfil que fingen peinar el pelo de su diosa. Si prestáis atención al imaginario popular católico, las vírgenes peinándose el cabello con peines de materiales valiosos son un tema recurrente, incluso en canciones populares como los cantes flamencos o los villancicos

Las similitudes en el ritual y el objetivo de la bendición son evidentes. En ambas fiestas se transporta la figura divina en procesión hasta la costa. En dicha procesión hay código de vestimenta y roles predeterminados. En ambas hay música, se purifica el paso de la figura divina con perfumes o inciensos, y además, se portan candelas, cirios y otros fuegos, simbolizando una iluminación espiritual (y probablemente iluminando el camino, si ocurre tras anochecer). Y en ambos casos, la figura es llevada a la mar pa bendecirla, inaugurando además temporadas de actividad naval.

Aparte de todo el proceso ritual, hay un paralelismo menos obvio, asociado más al folclore que al ritual: en el Navigium Isidis hay mujeres con peines de marfil que fingen peinar el pelo de su diosa. Si prestáis atención al imaginario popular católico, las vírgenes peinándose el cabello con peines de materiales valiosos son un tema recurrente, incluso en canciones populares como los cantes flamencos o los villancicos:

“La virgen se está peinando

Entre cortina y cortina

Los cabellos son de oro

El peine de plata fina“ - Los Peces en el Río (Villancico).

Como podéis comprobar, los paralelismos entre dos eventos tan separados como los ritos de una festividad pagana y una fiesta patronal católica son más abundantes de lo que uno podría pensar. Y como este caso, en la Andalucía popular hay muchísimos otros ejemplos de espiritualidad subyacente que se ignoran a simple vista. Como ocurría con los iniciados en los viejos misterios de Isis, requieren un esfuerzo activo y consciente para desentrañarlos. La pregunta es: ¿vale la pena el esfuerzo? Solo puedo hablar por mí. Pero como politeísta, judío y andaluz, investigar la raíz de las cosas es un ejercicio constante en mi vida. Atesoro la identidad, pero nadie me la entrega en bandeja mediante sistemas de transmisión hegemónicos, como la educación o los eventos sociales. No tengo el lujo de no buscar. Y como decía el deepfake de la grandísima Lola Flores: “manosea tus raíces, que de ahí solo salen cosas buenas”. El problema es que tratándose de Andalucía, para llegar a mis raíces hay que hacer un viaje tan jondo como una catábasis. Y yo estoy dispuesto a ello. Los demás debéis decidirlo por vosotros mismos.

Crisol de culturas, heredera de civilizaciones, encrucijada de religiones… Andalucía ha sido descrita de esta y muchas otras maneras, a cada cual más poética. Pero más allá de “las tres culturas” de nuestro imaginario, nuestra Andalucía encierra un lenguaje de sabiduría que escapa al análisis superficial, grabado en nuestros huesos, pero que no se entiende de forma inmediata… a pesar de que nos acompaña día a día, tanto en lo solemne como en lo mundano.

Andalucía es una madre. Una madre tanto biológica como adoptiva. Es madre de culturas que nacieron aquí, que llegaron aquí y también que se mestizaron aquí. Y son tantas que es fácil perder la cuenta: íberos, tartesios, griegos, fenicios, romanos, godos, árabes, judíos, bizantinos, gitanos… una amalgama de expresiones culturales y espirituales que vivieron tanto separadamente, como creando sus propias entidades mixtas.