ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/
Feminismo andaluz en construcción: avanzar con una mirada diversa y cobijadas por las ancestras
Bajo el cielo endiabladamente azul que acompaña al primer día de frío del otoño se oye un murmullo de acentos que caminan. Las lluvias por fin han llegado y traen consigo el XII Foro Feminista Rural Rocío Eslava Suárez que se celebra, por primera vez, en la Sierra de Cádiz. Con el frío en la cara y el calor que da lo colectivo, un centenar de mujeres feministas, andaluzas y de pueblo se reúnen en Prado del Rey, acompañadas del olor de las primeras candelas y el resurgir de la otoñá para contarse.
Este espacio de compartires y sentires organizado por la Universidad Rural Paulo Freire es un abrazo de “mujeres feministas y andaluzas que se juntan para reivindicar los espacios y poner el acento en la colectividad siempre desde nuestro territorio”, como recuerda Lidia Gutiérrez, una de las organizadoras, en la apertura del foro. En ese camino por explorar, conocer, llenar de contenido y visibilizar la identidad de las mujeres rurales andaluzas, este año indaga en ese feminismo andaluz en construcción con la mirada puesta en la diversidad y en la identificación de los elementos de intersección que atraviesan a las mujeres que habitan los territorios rurales hoy día, bajo el título de “Andalucía. Tierra de Fronteras. Feminismo Andaluz en Construcción”.
Para hacer frente al “peligro de la historia única” del que alerta Chimamanda Ngozi este espacio permite a las mujeres construir su propia historia, narrarse frente a ser narradas y avanzar en una mirada completa, diversa y consciente, pegada al territorio, que hace al feminismo andaluz ser un agente de transformación social.
La menor participación, la escasez de recursos y el señalamiento al que te enfrentas cuando realizas determinadas acciones feministas se hacen más pequeños cuando la asociación se convierte en un espacio seguro para muchas mujeres del pueblo
Si tenemos en cuenta las palabras de Mar Gallego, quien dio un impulso a ese feminismo andaluz en su ‘Como vaya yo y lo encuentre’:
Un referente es un lugar que nos marca un punto de llegada. Sirve para caminar hacia él. En algunos feminismos que hemos practicado los hemos hecho, a los referentes, lejanos e inaccesibles. Pero podrían ser cercanos y alcanzables. Podrían dejar de señalarnos todo lo que no somos y dar valor a lo que sí hemos sido.
Este foro nos da de la mano de nuestras referentes más cercanas, nos pone de frente a las mujeres en las que podemos reconocernos por sus luchas, sus trabajos, las violencias que han sufrido y la fuerza y el empuje con el que han sostenido y sostienen un territorio atravesado por la situación de frontera, la precariedad, el extractivismo, la infravaloración y los silencios.
Una de esas referentes vecinas es Paloma Manzano de la asociación feminista Alas violetas de Ubrique que, con la ilusión y la emoción brotando de su boca, abrió el foro haciendo un repaso por las dificultades y las alegrías del feminismo en el pueblo. La menor participación, la escasez de recursos y el señalamiento al que te enfrentas cuando realizas determinadas acciones feministas se hacen más pequeños cuando la asociación se convierte en un espacio seguro para muchas mujeres del pueblo y cuando celebras un encuentro intercultural en el que consigues crear lazos con esas mujeres del pueblo que han venido de otros países y que ahora construyen juntas, en el pueblo, la historia. Porque como dice Paloma “lo colectivo es subversivo”.
Hay ejemplos que "rompen ese mito, friccionan ese ideal de la mujer andaluza construida desde fuera como un sujeto sin capacidad transformadora". Esas son las referentes.
Otra referente es la antropóloga Soledad Castillero, mujer, andaluza, de pueblo y ceceante, que en libro ‘Las sin tierra: rompiendo el mito de la mujer andaluza’ analiza la construcción de la imagen de la mujer andaluza desde una “mirada foránea y masculina relacionada con lo que se ha construido de Andalucía”. A través de un recorrido por productos culturales como pinturas y películas a partir de las cuales “se representa a una mujer andaluza exotizada, muy bella, vacía de contenido y sin capacidad transformadora”, Soledad nos llevó a preguntarnos más sobre todas esas mujeres de las que no sabemos nada porque nos las han contado desde fuera, silenciando su verdadera historia.
La chiquita piconera (María Teresa López), las gitanas del Sacromonte como creadoras de cultura y no como imagen plana y exótica en los cuadros de George Owen Wynne Apperley, las cigarreras consiguiendo la reducción de la jornada laboral, María Josefa Zapata con El Pensil Gaditano como publicación pionera del feminismo, el Sindicato de Emancipación Femenina de Jerez o el trabajo de Jornaleras de Huelva en Lucha “rompen ese mito, friccionan ese ideal de la mujer andaluza construida desde fuera como un sujeto sin capacidad transformadora”. Esas son las referentes.
A la mesa redonda “Diálogo con Feministas del sur” también se sentaron mujeres andaluzas, diversas y atravesadas por elementos comunes y diferentes para, juntas, dar una visión más completa de la situación actual de las mujeres andaluzas desde varios frentes. Iliassou Olalla, del Colectivo afrofeminista Biznegra reivindicó que “la negritud está borrada de Andalucía y el andalucismo promociona este borrado” y compartió el “trabajo de arqueología” que desde el colectivo realizan para recuperar y visibilizar la memoria andaluza afro.
La experiencia de Ana Pinto, de Jornaleras de Huelva en Lucha, pasa por un camino de aprendizaje constante para obtener las herramientas que permitan reclamar los derechos que a las jornaleras que trabajan los frutos rojos se les niegan. Con victorias como la readmisión de compañeras despedidas o la gestión de prestaciones por Incapacidad Temporal para jornaleras enfermas han conseguido poner en el debate las situaciones de precariedad y explotación que sufren.
La bailaora y actriz malagueña Mariché López trabaja con el cuerpo para, desde el flamenco, contar historias distintas, subvertir el mito y expresar su historia, mientras que la escritora Carmela Borrego puso sobre la mesa la situación de las identidades en una zona de sacrificio, en la que o eliges convivir con la precariedad o marcharte. Para la autora de ‘Encarnando el territorio. Feminismo(s) Andaluz(es)’ la precariedad del territorio es algo que te atraviesa y acaba formando parte de la identidad.
Para cerrar el foro, hubo espacio de aprendizaje y expresión donde las mujeres crearon collages sobre vidas de “Mujeres andaluzas que hicieron la revolución” tras la formación de Virginia Piña y Annick Nock que descubrieron a referentes andaluzas silenciadas. Otras mujeres compusieron sus propias cuartetas de carnaval, gracias a la formación de Susana Ginesta de las Cadiwoman y un tercer grupo hizo una performance flamenca de reapropiación tras el taller que impartió Carmela Borrego.
Con estas expresiones artísticas se cerró un foro en el que se avanzó en el análisis de los feminismos andaluces, pero en el que también se dieron pasos en la construcción de la historia de las mujeres andaluzas, tan silenciada y tan atravesada por la resistencia, y se compartieron las historias latentes pegadas al territorio de las mujeres rurales que lo habitan porque como escribe Donna Haraway “Importa qué historias contamos para contar otras historias, importa qué pensamientos piensan pensamientos, importa qué conocimientos conocen conocimientos”.
Sobre este blog
ANDALUCÍA es, según la constitución, una nacionalidad histórica que vivió momentos de esplendor en el pasado y luego pasó a jugar un papel de cuartel, granero y mano de obra. Esta degradación llega a su punto álgido con el fascismo que deja a los andaluces en el imaginario popular como pobres analfabetos alegres y vagos -valga la contradicción- Ahora, hijas e hijos de Andalucía, intentamos contar nuestra historia con la dignidad, igualdad y justicia que esta se merece. (Columna coordinada por Juan Antonio Pavón Losada y Grecia Mallorca). Más en https://www.instagram.com/unrelatoandaluz/
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