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Lluvia dorada no tan rentable

28 de diciembre de 2023 20:40 h

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Malcolm X ya nos recomendaba tener precaución con el mensaje de algunos medios de comunicación, que pueden terminar haciéndonos amar a los opresores y odiar a los oprimidos. Le faltó añadir a su consejo el de lo que hoy llamamos parques temáticos, básicamente porque a la sazón no existían.

Una amiga me manda un vídeo y fotos en tiempo real que están tomando sus padres en el centro de Sevilla, que es la ciudad donde vivo. Escoltados por lo que parecen tercios de Flandes, amén de lo que positivamente es la Policía Local, tan anacrónica (como el escudo del municipio, con tres personajes separados por seis siglos de diferencia) y surrealista cabalgata de atrezzo low cost nos presenta como protagonistas a los Reyes Católicos y Cristóbal Colón.

“¡Aviso a forasteros! Por orden de Su Majestad la Reina Isabel estas calles quedarán bloqueadas el día 18 de abril del año de gracia. Queda terminante prohibido estacionar en estas zonas de paso cualquier tipo de carruaje o res. En caso de encontrarse cualquier elemento que impida el paso de la comitiva real, la Santa Hermandad se verá obligada a retirarlo y el propietario pasará a disposición de la justicia”. Esta era la enigmática advertencia que ornaba las paredes de ciertas zonas neurálgicas de la urbe al efecto de desterrar en las y los viandantes toda ingenua presunción de que la calle (fuera de la Semana de Pasión) es de todos y que cobró por fin sentido a la luz del tragicómico aquelarre.

Las principales incógnitas del intrigante WTF fueron despejadas gracias a la edición vespertina del informativo provincial de una conocida cadena autonómica que se denomina con un punto cardinal: se trataba de un desfile promocional de un parque temático ubicado en la Meseta pero que, quizá por la inestimable labor social de mantener en alto la formación del espíritu nacional (algo siempre necesario, en pleno período refractario del a por ellos tras la intentona catalana), contó con el inequívoco y decidido apoyo de las autoridades locales, encarnado en la persona de la Teniente de Alcalde. Como reseñaba un medio escrito, “más de cinco siglos han sido necesarios para que los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, se reencuentren con Cristóbal Colón”. Y, claro, Sevilla tuvo que ser.

Se podrá alegar que los melindres buenistas quedan bien de cara a la galería pero que gracias al saqueo americano Andalucía fue un foco de prosperidad: al fin y al cabo, se nos dirá, Sevilla y Cádiz fueron los puertos de conexión con las llamadas Indias

“Ciudad clave” en “el descubrimiento de América”, el loable propósito era “rememorar el gran hito histórico que cambió no sólo el curso de España, también del mundo”. Quizá como críptico homenaje al famoso lema de la bandera local, alguna crónica resucitaba el entrañable estilo del NO-DO del (no tan) pretérito régimen: “Los sevillanos aclamaron al cortejo […]. Sevilla vivió en la tarde de este martes un reencuentro a lo grande con la Historia. […] Durante unas horas, cientos de sevillanos y turistas se volcaron para acompañar al cortejo dejando a un lado por un momento la realidad e involucrándose de lleno en los finales del siglo XV. El paseo por dicho recorrido fue frenético y la expectación era máxima durante el mismo. Nadie quería perderse ese trozo de Historia que Puy du Fou vino a recrear a la capital”.

Decía bien la monárquica cabecera en lo relativo, al menos, a dejar a un lado por un momento la realidad, salvo que nos dé por objetar la existencia de una supuesta “España” en el siglo XV, considerar “descubrimiento” la llegada de unas carabelas al Caribe con la ayuda de mapas chinos, festejar genocidios y expulsiones de judíos y musulmanes y, en general, empecinarnos en invalidar al pulpo como animal de compañía. Permítasenos un apunte, de entrada, sobre los personajes y el escenario para recordar que “el programa anticonverso de Fernando” de Aragón “cristalizó cuando el rey visitó Sevilla y comprobó la riqueza de sus estratos urbanos. Un rey pobre como las ratas no pudo resistir la ambición rayana en la avaricia. La Inquisición fue la institución que cumplió la misión expropiadora”, como menciona en una obra relativamente reciente un filósofo aguafiestas de los que no terminan de aceptar barco como animal acuático.

Se podrá alegar que los melindres buenistas quedan bien de cara a la galería pero que gracias al saqueo americano Andalucía fue un foco de prosperidad: al fin y al cabo, se nos dirá, Sevilla y Cádiz fueron los puertos de conexión con las llamadas Indias. Y sí, llegaban ingentes cantidades de oro al puerto de Sevilla en los siglos XVI y XVII. Pero por desgracia una cosa es el reducido segmento dominante de la época y otra, las amplias clases populares andaluzas, las cuales sufrieron el caos de la inflación secular, “tanto más cuanto que el impacto de los cargamentos de Indias sobre los precios se hacía sentir antes y más fuertemente en Andalucía que en el resto de Europa”. De tal modo, “vemos que en mucho más se tienen mil ducados en Castilla que en Andaluzía, y aun en una mesma ciudad, por la diversidad de los tiempos, hallamos el mesmo discrimen. Que agora treynta años eran gran cosa mil maravedís, que en la hora presente no se estiman en nada, con ser los maravedís de un mesmo precio”.

Literalmente no es oro todo lo que reluce: “el metal precioso que arribaba a Sevilla se diluía rápidamente al volcarse hacia el extranjero. […] El oro se dirige, sobre todo, a Madrid, Valladolid y Toledo, también hacia el Norte. [...] Por otra parte, los salarios no pudieron nunca aproximarse a los precios y sólo muy pocos, en las altas capas sociales, recibieron una parte del festín colonial. [...] Quedó, pues, la inflación y la carestía como una epidemia endémica […] encubierta, eso sí, por la euforia general y los ejemplos aislados de riqueza”.

En 1521, en pleno supuesto apogeo económico por el expolio americano, “debido a la escasez y carestía de la comida, se suceden diversas revueltas en los barrios pobres de muchas ciudades andaluzas” como el Motín del Pendón Verde en Sevilla.

La división internacional del trabajo deparó a Andalucía el papel de suministradora de materias primas, que no permitió a las capas humildes escapar de la pobreza y el hambre. La colonización de América congregó en el país una burguesía mercantil cuyo origen es casi siempre extranjero: genoveses, flamencos, florentinos, venecianos, corsos, ingleses, etcétera: en 1668, de casi cincuenta grandes comerciantes que había en Cádiz más de cuarenta eran de esas nacionalidades; origen de apellidos como Osborne, Terry, Domecq o Gordon. Fue un grupo social muy poco interesado en estructurar un mercado interior andaluz y que se constituyó como un tapón que impedía el desarrollo de Andalucía.

Por ello “las catástrofes demográficas también dejaron sentir su trallazo en el cuerpo social andaluz, puesto a prueba por hambrunas y carestías que marcaron época en la memoria de los contemporáneos”. En los siglos XVI y XVII hubo una innumerable cantidad de revueltas. En 1521, en pleno supuesto apogeo económico por el expolio americano, “debido a la escasez y carestía de la comida, se suceden diversas revueltas en los barrios pobres de muchas ciudades andaluzas”, como es el caso del famoso Motín del Pendón Verde en Sevilla. Como en las producidas simultáneamente en numerosos lugares de Andalucía, el resultado fue “una desmedida represión por parte de las autoridades”.

Así las cosas, ¿qué tal si la empresa responsable del parque temático organiza la próxima vez que venga a Sevilla una recreación histórica de las masas indignadas por el dramático encarecimiento del pan dirigiéndose, por sugerir un ejemplo, de la calle Feria a la Plaza Virgen de los Reyes, como hace cinco siglos y dos años? Me temo que de momento la pregunta es retórica, pero ahora que la inflación se erige en trending topic, vayan dándole una vuelta al tema, por favor.

Malcolm X ya nos recomendaba tener precaución con el mensaje de algunos medios de comunicación, que pueden terminar haciéndonos amar a los opresores y odiar a los oprimidos. Le faltó añadir a su consejo el de lo que hoy llamamos parques temáticos, básicamente porque a la sazón no existían.

Una amiga me manda un vídeo y fotos en tiempo real que están tomando sus padres en el centro de Sevilla, que es la ciudad donde vivo. Escoltados por lo que parecen tercios de Flandes, amén de lo que positivamente es la Policía Local, tan anacrónica (como el escudo del municipio, con tres personajes separados por seis siglos de diferencia) y surrealista cabalgata de atrezzo low cost nos presenta como protagonistas a los Reyes Católicos y Cristóbal Colón.