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Cañones, balas y juegos de mesa en el galeón reflotado en el puerto de Cádiz

Los restos de un galeón del siglo XVII

Pedro Espinosa

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Se conoce como albura la capa blanca, de color blanquecino, que se halla justo debajo de la corteza de los árboles. Su estudio sirve, entre otras cosas, determinar la edad y el origen de los troncos y es uno de los datos que analizan desde hace un mes las investigadoras del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía, dependiente del Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico de la Junta, bajo una carpa en un muelle del puerto de Cádiz. Allí permanecen desde que fueron reflotados los restos de un galeón del siglo XVII. “Andalucía se sitúa con este trabajo en la vanguardia científica en materia de patrimonio arqueológico subacuático”, ha enfatizado la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, en la primera exhibición pública fuera del agua de este navío. Entre las novedades, piezas de artillería y juegos de mesa grabados a cuchillo en las maderas.

Este barco tuvo un nombre, pero hasta que se sepa cómo se llamó originalmente en Cádiz se le conoce como 'Delta I' porque apareció en 2012 junto a una planta, la planta Delta, de los astilleros gaditanos. Allí donde se encontraba se había planificado ampliar la terminal de contenedores de Cádiz del puerto y hubo que moverlo para que fuera posible continuar. Más tarde, la nueva ubicación del pecio también entorpeció la continuación de las obras, así que las autoridades se pusieron de acuerdo para financiar una operación inédita en España. Sacar por primera vez del agua este barco, llevarlo a tierra y estudiarlo para su catalogación. Ese viaje desde el fondo del mar se completó en agosto de este año, gracias a una cuantiosa inversión de la Autoridad Portuaria de la bahía de Cádiz, promotora de la obra, que ya ha usado más de seis millones de euros en investigar este barco.

Desde hace un mes, la sede habitual de las trabajadoras del Centro de Arqueología Subacuática de Andalucía, el balneario de la Palma de la playa de la Caleta, se ha trasladado a una carpa en terrenos del astillero de Cádiz, donde permanece en estado de humedad la base de este galeón. Queda una estructura de madera algo más de 20 metros de largo, que fue lo que se sacó del agua tras una compleja operación. 

Desde ese momento, las arqueólogas, todas mujeres, han eliminado los restos de fango, han quitado de forma manual esos sedimentos, han retirado concreciones, y han identificado con etiquetas las piezas de madera que lo conforman. “Tratamos de responder a varias preguntas”, cuenta la directora del centro, Milagros Alzaga, “como el nombre del barco, cómo se construyó, qué ruta hacía y por qué se hundió”.

Un viaje ambicioso en el siglo XVII

En su momento, en el hallazgo inicial aparecieron varios elementos que hacen presumir que era un barco que realizaba comercio de productos de América y, por su tipo de construcción, estaba diseñado para viajes transoceánicos. Una de las cosas que se ha sabido en este mes era que era un barco caro porque la manera de colocar el hierro no era la más económica, sino la que se usaba para viajes más ambiciosos. También que se construyó en tiempos de escasez de madera, lo que unido al hallazgo de una campaña con el año 1671 ha situado la época del galeón en los alrededores del siglo XVII. 

“Por aquel tiempo hay constatación de un huracán que hundió varios navíos, pero aún no sabemos si ese fue el motivo del hundimiento”, señala Alzaga. La directora destaca que al barco que se está investigando bajo una carpa le faltan al menos 27 metros de madera, lo que podría haber estado motivo por alguna catástrofe. Será una de las respuestas que busca la investigación que lidera ahora mismo el Centro Andaluz de Arqueología Subacuática. 

Este lunes las autoridades, como la consejera Patricia del Pozo, la presidenta de la Autoridad Portuaria, Teófila Martínez, responsables de la Marina española, o el alcalde de la ciudad, Bruno García, han visitado el pecio para llamar la atención sobre la importancia de los trabajos y también sobre la capacidad de colaboración que han tenido para financiar esta operación. La presentación ha servido para detallar nuevos hallazgos. Algunos más comunes como diez piezas de artillería, cañones y balas, que sirvieron de lastre; y otros más llamativos, como piezas de madera con señales con letras y números. “Varias señales se asemejan al juego del tres en raya, y otras al peligroso juego de los cuchillos, ese en que vas clavando un cuchillo entre los dedos cada vez más rápido”, ha explicado Alzaga.

Con toda la información, las arqueólogas buscan poder completar un modelo 3D del pecio y obtener información sobre la nacionalidad, el proceso de construcción, la tipología o la vida útil del barco, además de averiguar por qué estaba en Cádiz y las razones de su hundimiento. 

Los trabajos en la carpa continuarán dos meses más y después los restos se devolverán al mar, “hasta que haya una técnica eficaz y barata para mantener los restos fuera del agua”. La investigación se prolongará entre año y año y medio, con la colaboración de varias instituciones como la Universidad de Gales, especialista en identificar la especie vegetal y origen de los recursos forestales. Expertos en albura. 

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