Representantes de candidaturas ciudadanas que el pasado 13 de junio tomaron posesión como concejales en sus ayuntamientos celebran este fin de semana unas jornadas en Córdoba para compartir su experiencia. Lo hacen cuando se cumplen 100 días de su llegada a las instituciones locales, unos en grandes ciudades como Ahora Madrid, Participa Sevilla o Málaga Ahora; otros, en ciudades medias como Ganemos Córdoba y algunos otros, en pueblos como Ganemos Peligros (Granada), Ahora Palma del Río (Córdoba) o Levantemos El Puerto (Cádiz). A unos, desde su nueva posición de gobierno y a otros, desde la oposición, el germen común de estas candidaturas les hace reconocerse como “experiencias hermanas” que comparten lo vivido en estos primeros tres meses de vida en las instituciones.
¿Qué se han encontrado en los ayuntamientos? ¿Qué política se puede hacer desde ellos y qué queda lejos de lograrse, bajo su punto de vista? ¿Qué experiencias han dado resultados? ¿Qué sensaciones experimentan quienes se acercan por primera vez a la política desde el otro lado? Son preguntas lanzadas al aire en el debate abierto –no podía ser de otra forma- que han querido mantener estas fuerzas políticas ya con los pies en el suelo municipal.
“Tenemos una de las mejores posiciones de los últimos treinta años para cambiar este país. Y eso viene desde el 15M y del último ciclo municipalista”, reflexiona Pablo Carmona, concejal de Ahora Madrid. “Somos actores para guiar las políticas públicas de la mano de las viejas ideas de justicia y equidad en nuestros municipios”, asegura para definir como logro de las candidaturas ciudadanas que “hemos abierto una fase de invención y creación. Nada está dicho. Y estamos ante ese reto municipalista”.
Un reto que retratan también con sus “peligros”. “Existe el peligro de que tomemos como una victoria el estar en la institución, cuando la política real tiene que estar más allá de la institución”. Porque, en su opinión, “nuestro papel institucional es ser generoso con las políticas públicas para que devuelvan la gestión pública a las personas”. Todo un reto que asume como horizonte y, por eso, rechaza que “tomemos como única medida del cambio el ámbito institucional”.
“El trabajo se duplica: hay que estar en el ayuntamiento y en la calle”
Estar y hacer en la institución, pero sin dejar de estar y hacer en las calles. Ese es otro de los retos y las nuevas situaciones a las que se enfrentan los concejales de estas candidaturas ciudadanas. “El trabajo se duplica. Hay que atender el Ayuntamiento y hay que atender a la calle”, explica la portavoz de Málaga Ahora en el Consistorio, Ysabel Torralbo. Y eso genera “un miedo a perder espontaneidad, a perder la calle”.
Ella es de las que cree que el trabajo de sus concejales ha puesto sobre la mesa del Ayuntamiento asuntos como “los tiempos de la institución” y la “transparencia” para ampliarlos: “Nosotros tenemos una forma de trabajar que requiere consultar a la gente, llevar propuestas a foros y dar una respuesta cuando la tengamos, no cuando lo impongan los tiempos del Ayuntamiento”, explica. Son, dicen, los “pequeños logros” que, desde la oposición, han ido alcanzando en estos primeros cien días.
Porque, como apunta Vicky López –concejala de Ganemos Córdoba- “no sólo importan los objetivos, sino también los procesos, cómo hacemos las cosas”. Y eso, dice, les ha hecho “recuperar sectores importantes de la ciudad que se habían decepcionado de la política tradicional”, cuenta de su tarea en la oposición municipal pero como grupo “llave” para que las decisiones salgan por mayoría en los plenos de la institución. Muestra de ellos son las primeras medidas del “rescate ciudadano” puestas en marcha en Córdoba y que forman parte del acuerdo de investidura que Ganemos suscribió para apoyar a la actual alcaldesa socialista.
Pero López es consciente de las “dificultades” que se han encontrado y que les puede hacer correr el peligro de “nublarnos la mirada”. Habla de “salir medio airosos de no caer en las reglas del juego político establecido y de llenar de contenidos los discursos”. Porque, dice, si no se mantiene ese camino “lo fácil es que te coma el propio Ayuntamiento, que te coma la vorágine y puedas perder el horizonte del cambio de modelo que queremos y no parchearlo”. Porque, incide al igual que otros compañeros, “los ritmos –dentro y fuera del Ayuntamiento- son muy distintos”.
Y un último miedo que expone y comparte para advertir a sus compañeros: “Que por estar en la institución fagocitemos a los movimientos sociales. Somos su altavoz, pero ellos deben conservar su propia voz”.