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Dani Rovira: “El humor es un arma descomunal para derribar odios y desconfianzas”

Paloma Jara

Acaba de aterrizar en el mundo del cine pero lo hace con un avión de los grandes: Bajo la batuta de Emilio Martínez-Lázaro, este televisivo malagueño se mete en la piel de un sevillano engominado que se enamora de una joven vasca en ‘8 apellidos vascos’, una comedia que llega con el debate sobre las identidades en un punto álgido. Con Rovira hablamos de su reciente experiencia, del cine hecho en nuestra tierra y con todo lo que sueña para su propio futuro en la gran pantalla.

En ‘8 apellidos vascos’, interpretas tu primer protagonista en un largometraje. Que tu “alternativa” la dirija Emilio Martínez-Lázaro, ¿Es lo más parecido a salir por la puerta grande?

Más que salir, yo diría entrar, ya que es la primera cosa que hago. He aprendido tanto de Emilio, ya no sólo a nivel cinematográfico, sino a cómo ver la vida. De todo el rodaje me quedo con una frase que soltó, no recuerdo a cuento de qué: “Aquí no hemos venido a sufrir”. Desde entonces lo aplico a cada cosa que se me tuerce en la vida. Estoy muy agradecido por haber debutado con él.

El año que naciste, Martínez-Lázaro estrenaba su cuarto largometraje como director. ¿Eso da algo de vértigo?

Creo que le debería dar más vértigo a él, que es el que tiene más años, jajaja. Esa referencia cronológica pone más en evidencia lo “en pañales” que afronté este primer largo y lo buen padre que fue Emilio para mí.

¿Crees que ‘8 apellidos vascos’ puede suponer un pelotazo como aquel ‘El otro lado de la cama’?

‘El otro lado de la cama’ podría estar en el decálogo de mejores comedias de la historia del cine español...por lo que estamos hablando de algo muy grande, difícil de igualar. Pero por querer, por supuesto que querría. Si Emilio lo hizo una vez, ¿por qué no dos? El guión es maravilloso y mis compañeros superan en cada cosa que hacen su techo de talento.

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