El BNG llama en los textos de su asamblea a combatir la ultraderecha con argumentos y propuestas que avancen en derechos
El BNG dibuja, en la tesis política de su XVIII Asemblea Nacional, un contexto político turbulento. Algunos poderes del Estado, denuncia, se declaran en rebeldía contra las leyes que dicta el Congreso. Estados Unidos se ha embarcado en una aceleración de sus dinámicas imperialistas. La Unión Europa, “más neoliberal y globalista que nunca”, carece de autonomía estratégica. Las guerras en Ucrania y Palestina dibujan un horizonte belicista. El PP Galicia “es más servil al centralismo que nunca”. Y el auge de la extrema derecha en Europa es ya un hecho y hay que “combatirlo ideológicamente con argumentos que contrarresten las falacias populistas y con propuestas que avancen en derechos”. Los nacionalistas la discutirán el próximo 1 de diciembre.
El Bloque llega a su cónclave después de los históricos resultados de las últimas elecciones gallegas: 25 diputados, 471.000 votos y el liderazgo indiscutido de la oposición a la mayoría absoluta del PP de Alfonso Rueda. Fue la tercera ocasión en que Ana Pontón, su portavoz nacional, optaba a la presidencia gallega. Pontón también encabeza la lista oficialista al Consello Nacional, máximo órgano entre asambleas, de la formación nacionalista de izquierdas. La acompañan la alcaldesa de Santiago de Compostela, Goretti Sanmartín, la viceportavoz y diputada Olalla Rodil o los parlamentarios en el Congreso, Néstor Rego, y en la Cámara europea, Ana Miranda.
Pero esta vez, a diferencia de en la anterior Asemblea Nacional, en 2012, habrá otras candidaturas. La diputada en el Parlamento autonómico Noa Presas, del Movemento Arredista -el BNG se organiza como frente y en su interior conviven ahora mismo dos partidos, este y la Unión do Povo Galego- va al frente de una de ellas. En la otra, Gustavo Barcia, concejal de la oposición en Mos (Pontevedra). Fuentes nacionalistas prevén, con todo, un encuentro continuista. “La organización muestra su convencimiento de que manteniendo la línea política seguida en los últimos años, basada en facilitar respuestas y alternativas a los problemas de la gente en su día a día”, señala el comunicado que acompañaba a las candidaturas, “y en la defensa de los intereses del futuro del país, el BNG no tiene ningún límite y puede llegar a electorados de muy diferente naturaleza”.
Esa fue la base discursiva estrategia de la última y exitosa campaña electoral. La tesis política llama ahora a reforzar la presencia municipal. El BNG es la segunda fuerza en el Parlamento gallego -el Partido Socialista, tercera, cuenta con nueve escaños- pero a nivel local, el PSdeG está por delante. Los nacionalistas crecieron en 2023 y alcanzaron 591 ediles en 224 ayuntamientos, además de la simbólica alcaldía de la capital de la comunidad, Santiago de Compostela. “Esta senda de crecimiento electoral continuado desde 2016 demuestra que el nacionalismo gallego fue capaz de trasladar a la sociedad gallega que el BNG”, dice el documento, “es una alternativa sólida”.
Durante ese período ha gobernado el Partido Popular, primero Alberto Núñez Feijóo y, desde 2022, su sucesor, Alfonso Rueda. “En lugar de ejercer las limitadas y limitantes competencias que tiene la Xunta de Galicia, el actual partido en el gobierno incluso reniega de ellas, plegándose a la estrategia partidista y electoralistas de su dirección española”, explica el documento, que coloca como ejemplo el debate sobre el nuevo sistema de financiamiento en el que el PP gallego no ha defendido un modelo propio y se ha negado a aceptar una quita de la deuda. El BNG menciona además algunas de las líneas de fuerza de su táctica de oposición -el rechazo de un “boom eólico depredador”, el cuestionamiento del proyecto de macrocelulosa en Palas de Rei (A Ulloa, Lugo)- y denuncia el aumento de la desigualdad o el encarecimiento de la vivienda.
“Si hay un ámbito en el cual son especialmente evidentes las lesivas consecuencias de la falta de soberanía combinada con políticas antigallegas es la lengua”, añade. Los últimos datos ofrecidos por el Instituto Galego de Estatística (IGE), dependiente del Gobierno gallego, refuerzan esta impresión: en los 15 años de gabinetes del PP en Galicia, el número de niños y niñas de entre 5 y 14 años que no saben hablar gallego se ha duplicado. Son ahora la tercera parte del total. La deriva se ha acentuado de tal manera que incluso el Partido Popular ensaya tímidas rectificaciones de su política lingüística. “La situación de la lengua gallega es un reflejo del estado de la nación”, resume el BNG.
“Nacionalismos democratizadores”
El volátil escenario político estatal también es fruto de análisis y diagnóstico. Los nacionalistas mantienen un diputado en el Congreso, Néstor Rego. Llegaron a tener tres en la legislatura 2000-2004. También cuentan con una senadora por designación autonómica, Carme da Silva. La situación, asegura la tesis política, “se caracteriza por la inestabilidad y una polarización formal creciente entre derecha e izquierda que, sin embargo, no puede ocultar que el principal problema del régimen español es la cuestión nacional aún no resuelta”. El BNG insiste en una idea que ha venido defendiendo en los últimos años, según la cual las fuerzas soberanistas de las naciones sin Estado “representan el principal impulso democratizador y transformador en el momento actual”.
Pese a ello, el Bloque se cuida de recordar que, al contrario que otros partidos nacionalistas de izquierdas de otras comunidades, no forma parte de ningún bloque de gobierno. “El BNG no tiene un acuerdo de legislatura, ni es socio del PSOE, ni apoya el Gobierno de Pedro Sánchez”, dice. Sí rubricó un acuerdo de investidura por el que votó a favor de la investidura de la coalición de PSOE y Sumar. “El BNG ya cumplió su parte. Ahora la exigencia principal es que el Gobierno cumpla con Galicia, y aplique en tiempo y forma las medidas en él recogidas”, expone, sin entrar en más detalles: “A partir de ahí, apoyamos lo que consideramos político para nuestro país y para las clases populares y rechazamos las políticas que implican recortes sociales y retrocesos”.
“Guerra permanente” del imperialismo
Al ampliar el foco a la situación mundial, el BNG considera que el imperialismo estadounidense se encuentra inmerso en “una especie de guerra permanente” contra “un enemigo difuso, cualquiera que no se someta a sus dictados”. Entiende que la Unión Europea carece de autonomía estratégica y se somete a los intereses USA. “Queda patente en la guerra en curso en Ucrania en la cual”, asegura el documento, “en lugar de promover de manera activa una solución dialogada en el marco de la diplomacia y el derecho internacional, pone en riesgo la seguridad de su propio territorio y sus intereses estratégicos”. Los nacionalistas gallegos de izquierda se reafirman además en el carácter antiimperialista de su tradición, exigen al Gobierno estatal a que rompa relaciones con Israel e impulse la acción de la Corte Penal Internacional contra el Estado sionista por “limpieza étnica, genocidio y crímenes de guerra y lesa humanidad” e invocan el desarme, la disolución de los bloques militares agresivos y la resolución pacífica y democrática de los conflictos.
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