Diez claves para entender la crisis de Gibraltar

Luis Moreno González (La Línea)

Gibraltar es considerado tradicionalmente en España como una cuestión de orgullo patrio. Pero el asunto es complejo y contiene muchos elementos en los que se mezcla la política, la economía y la convivencia que hacen que cualquier acción en ese pequeño espacio de apenas cinco kilómetros tenga un gran impacto en el entorno que le rodea. Estas son las diez claves para entender qué está ocurriendo con Gibraltar.

1.- El Tratado de Utrecht. Es el acuerdo internacional firmado entre España e Inglaterra en 1713 –se cumplen ahora trescientos años- en la Guerra de Sucesión española por el que España cedió a Gran Bretaña “la plena y entera propiedad de la ciudad y castillos de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen, dando la dicha propiedad absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno”, según el artículo X de este Tratado.

Respecto a las aguas territoriales, de acuerdo con los términos del Tratado de Utrecht eran reconocidas como “aquella área circundante a la colonia hasta la cual podían alcanzar los cañones de la fortaleza del Peñón”. Este punto es motivo de disputa en torno a la propiedad de las aguas que rodean el Peñón, que se han ido ampliando de facto por parte de Reino Unido, contra la opinión de España. Ambos países las reclaman como propias y en ellas han faenado históricamente los pescadores del arco de la Bahía de Algeciras, sobre todo de La Línea.

2.- La Resolución 2353 de las Naciones Unidas, del 19 de diciembre de 1967. Invita a los Gobiernos de España y del Reino Unido “a reanudar sin demora las negociaciones con miras a poner fin a la situación colonial de Gibraltar y a salvaguardar los intereses de la población al término de esa situación colonial”, ante lo que el Gobierno de Gibraltar defiende que la salvaguarda de sus intereses pasa por respetar sus derechos democráticos. Reino Unido convoca un referéndum en la colonia sobre las preferencias de los gibraltareños entre pertenecer a Reino Unido o a España, que gana de forma abrumadora y conlleva la promulgación de la Constitución del 30 de mayo de 1969, que concede el pleno autogobierno en cuestiones internas a los gibraltareños y en su preámbulo se compromete a no ceder la soberanía de la colonia en contra de la opinión de la población local.

3.- El cierre de la Verja. La reacción española del Gobierno de Franco a la promulgación de la Constitución del 69 fue el cierre de la Verja ese mismo año, de forma progresiva. La incomunicación entre La Línea de la Concepción y Gibraltar duró trece años y las puertas de la frontera volvieron a reabrirse para peatones el 14 de diciembre de 1982 y para vehículos el 5 de febrero de 1985, al ser esta una de las condiciones para la entrada de España en la Comunidad Económica Europea. El cierre de la Verja causó un enorme impacto en la economía linense, donde la mitad de la población emigró, en muchos casos para ocupar puestos de trabajo ofrecidos por el Gobierno franquista fuera de la ciudad. En el Campo de Gibraltar el Ejecutivo central implantó los planes de desarrollo de la comarca, a la que dotó de las grandes industrias para compensar las pérdidas económicas y de divisas que suponía el cierre fronterizo con Gibraltar. El impacto psicológico del cierre también fue importantísimo para las poblaciones de ambos lados de la Verja, muchas familias quedaron divididas y en el Peñón se fortaleció el sentimiento nacionalista.

4.- El Proceso de Bruselas: dos banderas, tres voces. En 1985, España y Reino Unido reanudan las negociaciones sobre Gibraltar y bajo la premisa de respetar la opinión del pueblo gibraltareño, se comprometen a tomar las medidas necesarias para mejorar la fluidez en las relaciones humanas, de tránsito por tierra y aéreo, culturales, turísticas y comerciales entre las poblaciones de ambos lados de la Verja, además de abrir un proceso negociador sobre la soberanía de Gibraltar. El cumplimiento de esta declaración suponía cumplir la anterior de Lisboa de 1980, para lo que se crean los grupos de trabajo encaminados a tomar las medidas legislativas oportunas. Entre 1985 y 1998, se convocan diez reuniones bilaterales de trabajo, que sirven para avanzar en la cooperación local y de seguridad, pero no en la cuestión de la soberanía. Las conversaciones vuelven a encallar.

5.- El acuerdo de cosoberanía que no fue. En plena crisis por la presencia del submarino nuclear Tireless en el Peñón en el año 2001 –que generó una oleada de reacciones de los campogibraltareños en contra- el ministro español Josep Piqué y su homólogo británico Peter Hain reanudan en Londres el diálogo sobre el Peñón. Hain desvela en la Cámara de los Comunes la estrategia acordada con España para lograr un acuerdo definitivo sobre Gibraltar: aprobar una declaración conjunta al término de las negociaciones en marcha, que se mantendrá tanto si es aceptada por el Gobierno de la Roca como si no. España y Londres habían negociado la soberanía compartida, pero el desacuerdo en las llamadas 'líneas rojas' –base militar, puerto, aeropuerto- y la reacción de los gibraltareños, que reclamaron la autodeterminación del territorio y convocaron otro nuevo referéndum en 2002 –un 99% apoyó seguir siendo británico- impidieron que el acuerdo se llevara a cabo.

6.- El Foro de Diálogo: tres banderas, tres voces. En 2004, el Gobierno español, el británico y el de Gibraltar constituyen un Foro de Diálogo trilateral con agenda abierta para tratar sobre la cuestión de Gibraltar. La premisa era desbloquear la falta de cooperación entre ambos lados de la Verja en el aspecto local, ambiental, de cooperación, cultural, comercial, de comunicaciones, de tránsito terrestre y del espacio aéreo y buscar soluciones a la actualización de las pensiones de los extrabajadores españoles en el Peñón o la homologación de los aspectos laborales de los trabajadores transfronterizos en la Roca. Al objeto de tratar las cuestiones comarcales, se creó además una Comisión Mixta de Cooperación con el Campo de Gibraltar que da soluciones a aspectos de servicios comunes locales hasta entonces no explorados.

El Foro de Diálogo ofrece avances importantísimos y desconocidos en la historia del Contencioso en el ámbito local de la convivencia en la comarca, tanto para los gibraltareños como para los campogibraltareños, pero no avanza en la negociación sobre la soberanía. Durante 2011 cambiaron tras elecciones los gobiernos del Reino Unido, de España y de Gibraltar. El Gobierno español, que ya había votado en contra del Foro en el Congreso de los Diputados, manifestó a través del titular de Exteriores, José Manuel García-Margallo, su claro cambio de estrategia respecto a esta fórmula que sí aceptan Reino Unido y Gibraltar, si bien había dejado de ser convocado ya en la última época del Ejecutivo de Rodríguez Zapatero.

7.- Gibraltar, un estatus único en Europa. Gibraltar es el único territorio que pertenece a la Unión Europea con un estatus especial y distinto del resto, según el Tratado de Adhesión del Reino Unido a la CEE en 1973. Se trata de “un territorio europeo, de cuyas relaciones exteriores es responsable el Reino Unido”. Según lo negociado por el Reino Unido a petición del Gobierno de Gibraltar, algunas leyes de la UE no se extienden a la Roca. Según varias disposiciones del Tratado de Adhesión del Reino Unido a las comunidades europeas, Gibraltar está fuera de la Unión Aduanera Europea, de la Política Agraria Común y excluido de la armonización del IVA. Sus ciudadanos están registrados como ciudadanos británicos pero pertenecen a un territorio de ultramar.

Aunque ha evolucionado en la implantación de una mayor transparencia financiera por imperativo del grupo de países del G8 a Reino Unido y está adaptando su legislación a las directivas de la UE y ha dejado de ser considerado paraíso fiscal, el efecto frontera que ocasiona la economía gibraltareña –cuyo puerto está declarado como libre desde el siglo XVIII- genera un fuerte impacto en la zona que le rodea, provoca economía sumergida y contrabando, pero al tiempo es una importantísima fuente de empleo para los campogibraltareños. Solo de la vecina población de La Línea de la Concepción, cerca de 8.000 personas están empleadas en las empresas de la Roca y cruzan a diario para trabajar en el Peñón.

8.- La disputa de la pesca. Uno de los conflictos que más problemas ha generado en los últimos años ha sido el de la pesca. Tradicionalmente, los pescadores españoles, sobre todo de La Línea, han faenado en las inmediaciones del llamado Puerto Chico, en la zona de Poniente y en la parte más cercana al aeropuerto y al puerto de Gibraltar. Al considerar que estas aguas les pertenecen, los gibraltareños tratan de ejercer su soberanía sobre ellas. En el año 1991, el Gobierno de Gibraltar promulga una ley de protección de la naturaleza que impide la pesca con redes en las 'aguas territoriales británicas' y empiezan las discrepancias sobre este asunto y los hostigamientos, que provocan varios episodios similares a los vividos este año.

En 1999, tras el apresamiento de un barco y la posterior reacción del sector pesquero con un corte de frontera incluido, el Ejecutivo de Peter Caruana firma el Acuerdo de Algeciras, en virtud del cual vuelve a permitirse la pesca con redes en la zona. La llegada del actual Gobierno da un giro a la situación y suspende de nuevo el Acuerdo de Algeciras en 2012 al considerar que dañan el medio ambiente en aguas que Gibraltar y Reino Unido consideran británicas. Comienzan los hostigamientos a los pescadores por parte de las autoridades locales gibraltareñas y la posterior defensa de los barcos españoles por parte de la Guardia Civil. La situación se encona hasta el punto de que el patrón del Divina Providencia, Francisco Gómez, tiene abierto un proceso judicial en Gibraltar por incumplir esta ley. Tras varias reuniones en una comisión técnica bilateral entre pescadores, biólogos internacionales y el Gobierno de Gibraltar, el Ejecutivo de la Roca tiene en su poder un informe respecto a la situación ambiental del caladero, que debe derivar en una nueva ley, cuyo proyecto está aprobado, pero su desarrollo está previsto que salga del Parlamento del Peñón en otoño. Entretanto, los pescadores exigen seguir faenando y compensaciones por las pérdidas.

La crisis se ha precipitado cuando el Ejecutivo gibraltareño ha lanzado al caladero 70 bloques de hormigón con la explicación de crear un arrecife en la zona antes de la publicación de la ley que está todavía en trámite.

9.- Enclave estratégico defensivo para Reino Unido. Históricamente, el Peñón de Gibraltar ha sido una base militar importantísima para el Reino Unido por su ubicación y clave en sus estrategias defensivas. No en vano, ambos aspectos, la defensa y la política exterior, están en manos del Gobierno británico y el Ejecutivo local no tiene poder alguno sobre ellos. Gibraltar posee una base militar, un aeropuerto militar de uso también civil y un acuartelamiento británico que han sido baluartes defensivos para el Reino Unido en las contiendas internacionales más importantes de su historia pasada, así como en el siglo XX y en el actual marco de las operaciones internacionales en las que participa este país.

10.- La convivencia. Uno de los aspectos más olvidados cuando se trata el Contencioso de Gibraltar son los problemas de convivencia que causa la falta de acuerdo entre las poblaciones de ambos lados de la Verja. La indefinición legal y la falta de fluidez en las relaciones políticas ocasionan importantes dificultades en el desarrollo del potencial que posee el Campo de Gibraltar y que se ve frenado por la incomunicación o la inexistencia de acuerdos políticos sólidos entre todas las partes que sirvan para construir un espacio de cooperación local común.

La población más perjudicada, sin duda, es La Línea de la Concepción, que linda geográficamente con Gibraltar en un espacio muy reducido, y no tiene reconocido ningún tipo de singularidad ni compensación por las consecuencias que históricamente ha provocado la política de Estado en la población linense, desde el cierre hasta los retrasos en el tráfico de acceso y salida del Peñón, pasando por la imposibilidad de faenar de los pescadores o el efecto frontera que causa la economía gibraltareña en la de La Línea por tener sistemas fiscales distintos y más ventajosos en el Peñón.

No obstante y a pesar de las circunstancias que pesan sobre la ciudad linense, las relaciones con Gibraltar y viceversa son no solo fluidas sino muy estrechas en el aspecto humano y social. Son comunes las familias mixtas y los ciudadanos de ambas poblaciones se consideran vecinos y 'hermanos'.