“Confiamos en el suspense para hacernos preguntas sobre un país enfrentado”

La crítica y el público ha aplaudido con entusiasmo -en las salas, los pasillos del Kursaal, las redes sociales y los blogs de cine- a La isla mínima, el primer filme español que compite por la Concha de Oro en la 62 edición del Festival de San Sebastián. Rodada en Isla Mayor, en la marisma sevillana, la sexta película de Alberto Rodríguez (Sevilla, 1971) tiene una parte de producción andaluza a través de Gervasio Iglesias y Sacromonte Films.

Se trata de un thriller ambientado en la Transición española, que se estrenará el próximo viernes, justo cuando muchos ven el comienzo de una segunda Transición en España. Su trama, llena de corrientes subterránea, enfrenta a dos policías -interpretados por Javier Gutiérrez y Raúl Arévalo- que representan el antiguo régimen, el de la dictadura de Franco, y la incipiente democracia en la España de 1980.

La humildad y sencillez del director consiguen impregnar hasta la enorme suite del donostiarra Hotel María Cristina donde nos recibe para charlar.

En estos 30 años ¿cuánto ha cambiado la Andalucía profunda que refleja La isla mínima?La isla mínima

No soy quién para dar una opinión sobre esto. Quedan muchas cosas por cambiar y afortunadamente otras muchas han cambiado. Esta zona, por ejemplo, ya no tiene nada que ver y veremos a ver cómo reacciona el pueblo cuando vea la película. Ese pueblo que en su día se llamó Villafranco del Guadalquivir y los propios habitantes pidieron que se le cambiase el nombre. Ahora se llama Isla Mayor. Eso ya te dice cuánto van cambiando las cosas. Yo como director sólo planteo preguntas en la película. Como ciudadano te diré que creo que queda un largo camino por recorrer y que hay cosas que no funcionan que hay que cambiar en Andalucía y en España.

¿Qué le llevó a ambientar la película en la España de 1980?

La película ha tenido dos fases. La primera viene de la exposición de un fotógrafo sevillano llamado Atín Aya que se dedicó a recorrer la marisma y documentar tanto los paisajes como la gente que se había quedado allí aislada, con oficios muy duros, debido a la retirada de la población que trajo la mecanización del campo. El fotógrafo hizo una serie impresionante. En 2005 fui a ver la exposición con el director de fotografía, Álex Catalán, y le dije a Félez (José Antonio, el productor) que tenía una idea para hacer un thriller ambientado en las marismas. Pero la cosa se quedó ahí. Pero en 2012 un amigo nos dijo que le echáramos un vistazo a un par de documentales, Atado y bien atado y No se os puede dejar solos de los hermanos Bartolomé sobre la Transición, hechos a pie de calle, con opiniones de la gente y editados en el año 1981, por lo que no tienen el filtro del tiempo y no han caído en la versión oficial. Y eso nos dio la clave.

¿Qué tiene de bueno el género de suspense para contar sus historias?

Esta película no existiría de no haber pasado por Grupo 7. Porque ahí contábamos el ascenso y caída de una banda de gángsters, aunque llevaran placa, para hablar de otra cosa por debajo. Esta es la película más abiertamente de género que he hecho, y confiamos en ese género de suspense para hacernos preguntas sobre un país confrontado y enfrentado, que quizás a día de hoy ya se ha olvidado por completo. Creo que es un buen vehículo para incluir ideas centro porque es un motor que mueve las historias de forma muy potente. Y no soy yo quien para decirlo pero tenemos facilidad con el género y este tipo de historias.

El suspense de la película está basado en la violencia ejercida sobre las mujeres ¿Qué impulsa al cine y a la literatura de género a contar historias alrededor de asesinatos de mujeres?

Las mujeres son muy importantes en esta película. Adolescentes que quieren huir de donde vienen, encontrar trabajo en otro sitio, volar a otro mundo porque son las que más sufren la presión. Durante la escritura usamos mucho (Rafa Cobos, el coguionista y él) la referencia de 2666 de Roberto Bolaño; y si te fijas en la parte de los crímenes, tiene algo que ver con la película porque me parece un libro fascinante. Luego, es que se nos olvida todo rápido, pero en los años 70 una mujer tenía que pedir permiso al marido para abrirse una cuenta en el banco. Era otro país.

En San Sebastián las primeras reacciones hacia La isla mínima han apuntado a la influencia que sobre ella tiene el cine y las series de género negro americanas. Incluso se ha comparado el paisaje de Isla Mayor con el de Louisiana o Mississipi ¿Por qué no habrán visto eso los académicos españoles para preseleccionarla como candidata a los Oscars?La isla mínima

Es la decisión de mis compañeros y ahí no puedes hacer nada. Han elegido otras tres películas y bien elegidas están. Lo único que hay que desear es que la que salga el próximo día 25, gane el Oscar. Esta mañana ya me han comentado posibles ventas internacionales de mi película y me alegro porque tuvimos claro que es una película abiertamente para el público. Para que la disfrute y la sufra el espectador. Así que estoy contento.

Lleva cuatro películas trabajando con el mismo equipo, la mayoría de ellos andaluces, ¿Cómo puede impulsar el éxito de sus películas una posible industria del cine andaluza?

Pues no sé, de momento que le permita vivir a los compañeros y a mí también. Poco a poco nos están apoyando y hay gente nueva que está plantando talento e ilusión y que necesita apoyo para salir adelante, así que apoyo siempre hace falta más si queremos ir a más en Andalucía.