Es mediodía y el primer turno de pinchazos con la vacuna de AstraZeneca en el centro de Salud de Teatinos-Colonia de Santa Inés, en Málaga, está a punto de concluir. A las puertas de una caseta metálica junto al centro de salud esperan Irene Pérez y Fernando Oses. Son farmacéuticos, jóvenes y están un poco nerviosos. No demasiado, dicen, pero es inevitable que la paralización de la vacunación con el preparado de Oxford y la compañía anglosueca y el goteo continuo de informaciones, sospechas y bulos haya acabado calando. Así que Oses verbaliza sus dudas: “Un poquito inseguro y nervioso sí que estoy. Ahora todo el mundo prefiere las otras vacunas, y yo ya pensaba que me tocaba Pfizer. Pero viendo los datos, esta tampoco es insegura. Pero está bien que se revise, y que nos quedemos todos más tranquilos”.
A su lado, Irene Pérez añade: “Han sido muchas noticias que dicen una cosa y luego la contraria. Pero al final, es la que se va a poner todo el mundo…”. Aunque tienen dudas, en el balance acaba pesando más la esperanza: “Cuando me he sentado, me he dicho: ”Al fin, el día esperado“”, cuenta él. En el último año ha dejado el gimnasio por miedo al contagio. Este es el primer paso para retomar su vida de antes, aunque Pérez advierte de que ella, hasta que no se levante la obligatoriedad de la mascarilla, no se quedará tranquila.
Como ellos dos, la decena de vacunados consultados el miércoles por la mañana por eldiario.es/Andalucía decían tener confianza en la vacuna. Pero en casi todos acababa destilando una ligera mella en las certezas, agrandada en los últimos días. Como señala una vacunada, se ha instalado en lo más profundo un “¿y si…?”. Es como si muchos vivieran una pugna entre los datos y una inquietud difusa, que algunos expresan con una sonrisa nerviosa, otros bromeando y algunos con cierta tensión en el rostro.
Pese a todo, la vacunación se reanudó con normalidad y con unos índices de aceptación similares a los previos al parón, según Mónica Núñez, la enfermera encargada del primer turno. “En realidad, venían con más miedo antes. Hay más información ahora, así que en general la gente ha venido súpertranquila, y casi ni nos han preguntado por el lote”. “La gente prefiere vacunarse a no hacerlo”, completa Ana Lopera, su compañera. Los vacunados deben esperar unos 15 minutos en las inmediaciones, pero no ha habido ni una sola incidencia.
“Se ha generado un estado de pánico”
María Mora, Milagros Torres y Laura Mora trabajan en un centro de protección de menores de Pedregalejo. No habían sido convocadas antes del parón, pero ayer recibieron la llamada. En su entorno laboral todos aceptarán la vacuna, pero denuncian que en la última semana ha habido un “exceso de información”. “Se ha generado un estado de pánico, y ahora conozco a personas mayores que prefieren no ponérsela”, explica Laura.
María admite que le ronda “un pensamiento negativo” y cree que no lo hubiese tenido si no hubiese recibido tanta información sobre los casos de trombos. La acumulación de varios trombos anormales provocó que se suspendiera la vacunación con este preparado y que la Agencia Europea del Medicamento iniciara una investigación para determinar si existía una relación causal con la vacuna. Andalucía paralizó la inoculación de 123.210 dosis de AstraZeneca.
El jueves pasado, la Agencia concluyó que la vacuna era “efectiva y segura”, aunque advirtió de que seguiría vigilando estos episodios inusuales. Italia, Alemania, Francia o España ya han reanudado la vacunación con AstraZeneca, que Reino Unido nunca paralizó. La autopsia preliminar a una profesora de 43 años fallecida en Marbella, que generó particular alarma en Málaga, ya descartó relación de su muerte con la vacuna.
Ahora, a las dosis pendientes de administrar se sumarán otras 17.800 que llegarán esta semana.
“A partir de hoy veremos si falta mucha gente”
Alrededor de las 13.30 una señora se aposta junto a la caseta y pregunta:
- ¿Es aquí donde vacunan?
- Sí señora, claro (...) Pero… ¿Cuántos años tiene usted?
- Tengo ya 81.
- ¡Pues no lo aparenta! Entonces, dentro…
Este miércoles se mezclan, por primera vez en una semana, mayores de 80 años o grandes dependientes que acuden al centro de Salud a recibir su pinchazo de Pfizer, y farmacéuticos, docentes, personal de atención a domicilio, policías, guardias civiles y otros trabajadores esenciales, que están recibiendo AstraZeneca en una caseta, siempre que no superen los 65 años.
En el distrito sanitario de Málaga se está vacunando en 33 unidades, además de dos centros de apoyo externo. Las llamadas para AstraZeneca se retomaron el lunes, aunque por la mañana se han dado algunas citas para apenas cuatro horas después. Aún no hay cifras de cuántas personas están rechazando esta vacuna.
“A partir de hoy, veremos si falta mucha gente. De momento no tenemos ningún incidente”, explica Antonio Vázquez, director de cuidados del distrito sanitario Málaga Guadalhorce: “Yo he estado esta mañana en un punto de vacunación y he percibido la misma normalidad que antes de la paralización”. Cada punto de vacunación suele realizar entre 200 y 220 pinchazos entre las 8.30 de la mañana y las 18.30 de la tarde, comenta.
El proceso es sencillo y rápido. Los vacunados pasan a la caseta, firman el consentimiento y reciben un folio con las ventajas y los inconvenientes de la vacunación. Entre las ventajas, que “reducirá el riesgo de una persona de infectarse por SARS-CoV-2”, el virus que causa la enfermedad que ha provocado 9.211 muertos y casi medio millón de infecciones en Andalucía, y 74.064 muertos en España, según las cifras de la Junta de Andalucía y el Ministerio de Sanidad.
También se explica que la vacuna no puede provocar COVID-19 porque solo contiene un fragmento del virus sin capacidad infectiva. Entre los inconvenientes, las posibles reacciones adversas, como cualquier vacuna. La mayoría leves y breves, si es que aparecen.
“Sin la vacuna mueren millones de personas”
En torno a las dos de la tarde reina una calma chicha, hasta que comienzan a llegar los primeros citados del segundo turno. Son miembros de la agrupación de Protección Civil de Rincón de la Victoria, a los que han citado esta misma mañana por teléfono, uno a uno. Durante el año de pandemia, han sufrido infecciones y algunos casos graves. Se exponen a diario, así que Antonio Jerez, subjefe, dice que “miedo, ninguno”. “Que yo sepa, ningún compañero ha dicho que no. Sin la vacuna mueren millones de personas”, añade.
Jerez cree que no fue buena idea “insistir tanto” en los posibles casos de trombos, “no se sabe si por la vacuna”, entre siete millones de dosis suministradas en la Unión Europea. “Todos tenemos ganas, porque tenemos padres, contactos de riesgo… Pero luego piensas: ”¿y si…?“, comenta Alicia Sánchez. Ella ha intentado aislarse: ”Hay una saturación de información. Después de un año, imagina“. ”Son unos 25 casos entre 20 millones de dosis. Te tomas una pastilla y es más peligroso“, señala Abel Moreno. ”Pero es que las noticias te crean miedo“, lanza otro, hasta que un compañero zanja: ”Peor que el Covid no va a ser“.