Históricamente, Córdoba ha tenido una relación especial con la izquierda política que, durante décadas, ha tenido el poder en el Ayuntamiento de la capital. Desde que en 1979 Julio Anguita con el PCE fuera el primer alcalde de la democracia, solo en dos mandatos (1995-1999 y 2011-2015) el bastón de mando ha estado en poder de la derecha. Eso le valió a Córdoba durante años el sobrenombre del ‘Califato Rojo’ y, pasado el tiempo, esa especial relación de la izquierda también hace que Córdoba sea la nota discordante ahora que se busca la confluencia en todos los municipios de cara a las municipales del 26 de mayo: los votantes tendrán tres papeletas distintas a la izquierda del PSOE.
Así, de cara al 26M, la izquierda concurrirá por separado a las urnas: aparte de la opción del PSOE, también Izquierda Unida, Podemos y Ganemos en Común –con Ganemos, Equo y activistas de movimientos sociales- llegarán separados a la cita con los electores en mayo.
Las negociaciones
En estos últimos días se ha confirmado lo que se palpaba desde hace meses pese a los discursos oficiales y públicos: la difícil relación de las fuerzas de la izquierda para gestar una confluencia en una ciudad donde IU ha tenido un peso específico históricamente que no quiere perder diluyéndose en una suma de partidos. Y donde precisamente por haber estado muchos años en el Gobierno y su manera de conducirse, IU ha provocado el rechazo de las bases a pie de calle tanto de Podemos como de Ganemos en Común.
Las negociaciones para buscar la confluencia de las fuerzas de la izquierda naufragaron hace semanas, después de estar varadas durante meses. Desde IU y Podemos se acató en un principio el mandato de buscar la confluencia que emanaba de sus direcciones estatales y andaluzas, pero hace ya semanas que su unión había quebrado.
Bajando al terreno de lo local, ambas fuerzas chocaban. Cada una de ellas había hecho su proceso de primarias para elegir candidatos que luego deberían ligarse en una única candidatura a imagen y semejanza de las logradas en las elecciones generales y andaluzas. Pero la realidad es que, finalmente, esa unión no ha cuajado: IU ya tiene su candidato –Pedro García, actual primer teniente de alcalde del Ayuntamiento y coordinador provincial de la formación-, y en Podemos también designaron en primarias a su número uno, Juan Alcántara.
Podemos tiene que poner orden ahora en su proceso para presentarse en solitario a las municipales del 26M. Y es que, además de naufragar su unión con IU, gran parte de la dirección local de la formación morada en Córdoba ha optado por unirse a Ganemos en Común y ha puesto sus cargos a disposición del partido. Este jueves está prevista una reunión con presencia de la dirección andaluza, donde aclarar quiénes de los que fueron elegidos en primarias para conformar la candidatura de Podemos siguen con el partido morado para las municipales o bien se desligan para integrarse en la confluencia de Ganemos.
Porque esa, la de Ganemos en Común, es lo más parecido a una confluencia que se presentará a las urnas el 26M en Córdoba. Tomando el nombre ya conocido públicamente en este mandato de Ganemos, también se han sumado Equo y activistas de movimientos sociales diversos que apostaban por la confluencia. Finalmente, sin IU ni Podemos aunque con parte de los miembros del partido morado en la capital, Ganemos en Común ha seguido su propio camino desde hace tiempo, desde el mismo momento que se desligó de los otros partidos que no aceptaban sus líneas rojas sobre repetición de mandatos, código ético y primarias totalmente abiertas, entre otros puntos.
Líneas rojas o barreras donde las fuerzas de la izquierda en Córdoba han chocado desde el primer momento y que han provocado que la capital cordobesa, aquel Califato Rojo, presente la izquierda más fragmentada para las próximas municipales.