El Gobierno andaluz aprobó el pasado 29 de enero el decreto que permite a los ayuntamientos limitar los pisos turísticos, la medida que muchos municipios estaban esperando para poder poner coto a una cuestión que se les está yendo de las manos. En ese momento había más de 116.000 viviendas dedicadas a este fin que ofertaban por encima de las 600.000 plazas en toda Andalucía; hoy, tres meses después de su aprobación, estas cifras han escalado para situarse en 124.000 inmuebles con capacidad para acoger a 653.000 turistas. Un “crecimiento desbocado” según la patronal hotelera, Exceltur, que de hecho en su último informe considera que esta circunstancia es “el principal causante del rechazo ciudadano al turismo”.
La conexión entre estos dos factores la empieza a hacer la ciudadanía pero ha sido descartada por el presidente andaluz, Juan Manuel Moreno (PP), que en su última comparecencia en el Parlamento autonómico resaltó –datos del INE en mano– que no es andaluza ninguna de las 20 localidades españolas con mayor volumen de turistas con respecto a la población local. “Es cierto que tenemos un problema de concentración de viviendas turísticas en algunas ciudades, pero ni siquiera en todas”, hasta el punto de que “sólo Sevilla y Málaga” se plantean poner límites a estos pisos.
“Mire a Canarias”, le recomendó el portavoz de Adelante Andalucía, José Ignacio García, en relación a la multitudinaria manifestación que hace unas semanas se celebró contra la masificación turística. En Andalucía ya se han producido pequeñas réplicas de este terremoto, como protestas en Sevilla, en lo que algunos han visto como el primer paso de lo que está por venir si no se le pega un volantazo a la actual política turística.
Avalancha de oferta
Moreno y su Gobierno ponen el acento en los beneficios que aporta el turismo (que cifran en 415.000 puestos de trabajo y un impacto económico de 26.000 millones de euros anuales), orillando los problemas de una masificación que se ha disparado en paralelo al crecimiento de los pisos turísticos. De hecho, todos los indicadores apuntan a un exceso de oferta, hasta el punto de que Andalucía se ha convertido en la región con más alquileres turísticos de toda Europa.
El informe de Exceltur pone la lupa en cinco capitales andaluzas con crecimientos sustanciales, con Málaga en cabeza con un incremento del 29,9% de esta oferta de vivienda en el último año. Le siguen Almería (27,8%), Córdoba (24,3%), Sevilla (23,1%) y Granada (16,8%). En cuanto al número de plazas, se concentran básicamente en Málaga (32.468) y Sevilla (30.755), y ya un escalón por debajo aparecen las 13.457 de Granada. Unas cifras, por cierto, ampliamente superadas a día de hoy según el registro de la Junta de Andalucía.
La patronal hotelera (que no hay que olvidar que tiene en los pisos turísticos a su principal competidor) insiste en que provocan “el malestar ciudadano frente al turismo”, y de hecho los coloca como uno de los principales factores que pueden ralentizar la actividad turística en España este año. De paso, subraya que están generando un caldo de cultivo en el que se unen “su impacto sobre el acceso a la vivienda, las molestias vecinales, la masificación y la banalización de los barrios más emblemáticos”.
La opinión ciudadana
Otro informe reciente, en este caso del Banco de España, no va tan lejos al vincular esta modalidad de alojamiento con la turismofobia, pero sí advierte de los importantes crecimientos de esta oferta que se están produciendo en municipios como Málaga, Sevilla y Marbella. En este caso señala los efectos sobre el mercado de vivienda, con un déficit “particularmente intenso” en las comunidades autónomas donde se concentra la actividad turística. También se perciben “mayores incrementos relativos en los precios de compra y alquiler de vivienda”.
Conociendo lo que dicen los estudios de mercado, que coinciden a grandes rasgos con los análisis que ya han hecho varios investigadores, faltaría por saber qué opina la propia ciudadanía, que ha hecho escuchar su voz a través de entidades vecinales y asociaciones. Pero el dato más directo lo aporta el trabajo previo que se ha hecho en Sevilla como base para aprobar la ordenanza que limitará los pisos turísticos cuando superen el 10% del total de viviendas de un barrio, cifra a partir de la cual “confronta el nivel de saturación del turismo con la convivencia vecinal”.
En el trámite de consulta se presentaron 663 aportaciones, el 87% de las cuales reclamaba la limitación de este tipo de alojamiento. La percepción ciudadana es que se está produciendo un “incremento más que evidente del turismo” facilitado por los pisos turísticos, un “exceso de visitantes” que –entre otros problemas– “origina una presión excesiva sobre los monumentos y el espacio público”. Esto provoca además una “saturación de los servicios públicos” que está alimentando un malestar todavía larvado pero que, poco a poco, está poniendo los cimientos de un creciente rechazo a este turismo masivo.