Meter en el mismo saco a San Juan y a San Francisco de Asís y propuestas contra los migrantes chirría tanto como la tendencia de Vox a ofrecer cifras sin fundamento. Pero lo ha hecho este miércoles el líder de Vox en Andalucía, Francisco Serrano, durante la sesión de investidura en la que su partido ha dado los votos necesarios para un Gobierno del PP y C's en la comunidad autónoma.
“Nos basamos en la ideología de un revolucionario que vivió hace más de 2.000 años y basaba toda su doctrina en el amor, San Juan”, ha clamado el juez en excedencia, quien ha insistido en este estímulo para la “revolución” que ha obrado su partido en Andalucía, a la vez que se ha referido también a San Francisco de Asís como el otro modelo que inspira a su formación.
Para a continuación repetir sus ideas contra los que huyen de la miseria y el conflicto -hace sólo unos días abogaba por expulsar a los más de 50.000 extranjeros en situación irregular que dice que hay en Andalucía sin que se sepa de dónde saca la cifra- proclamando: “Representamos a esos andaluces que ven cómo hay quien viene a aprovecharse del sudor de su frente”.
No ha elegido a cualquier santo para su discurso y para desvelar los principios inspiradores de Vox, sino precisamente a dos destacados por su amor a los excluidos, lo que le ha valido la perplejidad de cristianos de base y teólogos como José María Castillo, jesuita que acaba de lanzar su libro El evangelio marginado. Califica de “disparate” estas equiparaciones. “Los evangelios dicen justo lo contrario”, enfatiza, y recuerda que “los mayores elogios de Jesús fueron precisamente para las mujeres, los extranjeros y los excluidos”. Igualmente, comenta cómo Cristo hizo frente a estamentos religiosos: “Tuvo la audacia de hacerlo porque su vida era coherente con sus palabras”.
No le importa la “historicidad” sino el “significado” de relatos recogidos en el Nuevo Testamento en los que Cristo “mostró especialmente su amor por los más despreciados”, por lo que no entiende “cómo la gente religiosa es a veces la más intolerante con los extranjeros, con otras religiones, con los indigentes...”. Pero él mismo se responde: “La religión tranquiliza y los evangelios exigen”. Precisamente lo que plantea en su nueva obra para contar cómo la Iglesia Católica vuelve la espalda a esos principios.
También le choca la comparación de Vox a Juan Cejudo, miembro de Comunidades Cristianas Populares: “Tanto San Francisco de Asís, como el Papa Francisco, que toma de él su nombre, han marcado claramente el camino, que es el de la protección de estas personas. Por ello, acogerlas y protegerlas es la única postura posible para un cristiano”. En la misma línea, interpreta que el mensaje del jefe de las filas de la Iglesia Católica es precisamente el de “poner en valor templos y conventos abandonados para abrir sus puertas a los repudiados”.
Se sorprende también de que el líder de Vox haya citado a un santo “tan sencillo y amante de la naturaleza y los pobres” como Francisco de Asís -nombre completo por cierto del candidato- porque “no tiene nada que ver” con el mensaje que el político proclama.
En términos parecidos se expresa Manolo Copé, de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC): “Para quienes nos consideramos creyentes, estas palabras se asemejan a un puñetazo en el estómago. San Juan decía que el que odia a su hermano es un homicida. Y el discurso del odio hacia los migrantes es en definitiva odio. San Francisco de Asís rezaba pidiéndole a Dios 'que allá donde hay odio, yo ponga el amor'. ¡Qué lejos de estos santos el estilo de este partido que evoca constantemente las diferencias y que utiliza la mentira manipulando!”.
En este sentido, prosigue: “La extrema derecha invoca raíces y figuras cristianas, y pretende confundir para formar una ultraderecha cristiana. Jesús de Nazaret sufrió y fue una víctima del poder del Imperio Romano. Su mensaje y estilo son lo más opuesto al fascismo, que representa esta formación. Él habla de amor y fraternidad, justicia, preferencia por los últimos, humildad, comunidad, perdón, respeto a los diferentes, alegría sin miedo ni violencia, defensa de mujeres y descartados sociales, defensa de la libertad y crítica de los poderosos que oprimen al pueblo y luego se hacen llamar bienhechores”.
También él se refiere a que “el Papa Francisco defiende una iglesia pobre y de puertas abiertas, que profesa la misericordia, el cuidado de la casa común, la libertad, la opción por los pobres y descartados y la alegría del evangelio. Y la acogida”, y cita: “Fui extranjero, y me acogisteis” (Mateo 25,35) “frente a quienes quieren criminalizar a las personas por ser de otro país”...
Distancia con la jerarquía
En ese contexto, recuerda que “crece una preocupante frivolidad y superficialidad política que no ayuda nada a comprender lo que nos pasa” y “ofrece falsas soluciones que fracturan aún más la sociedad, exacerban el individualismo y el particularismo, nos envuelven en falsas identidades que nos enfrentan, y nos alejan cada vez más de la justicia y del bien común”.
No sólo eso, también arremete contra el machismo de Vox: “Muchos miembros de la Iglesia Católica, especialmente mujeres, denunciamos que las propuestas de derogación de leyes que luchan contra la discriminación y la violencia de género o la expulsión de población inmigrante, son antievangélicas que propician la injusticia”.
Son eso sí, palabras desde la base, porque en la jerarquía de la Iglesia Católica hay quien ha expresado simpatía hacia Vox, lo que precisamente les irrita. Sin ir más lejos, el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, se congratuló del “espectacular vuelco electoral” en Andalucía, con la irrupción de Vox como mayor sorpresa, y deseando el mismo cambio para España.
Como él, otra decena de obispos, en sintonía con las vinculaciones del partido de Santiago Abascal con ultracatólicos como los de Hazte Oír, bien lejos de los planteamientos de mucha gente que también es iglesia y que está mucho más cerca de políticas como la de Cáritas, organización que no desatiende a los migrantes en peor situación. Como tampoco lo hace otra organización directamente vinculada con este reto, el Servicio Jesuita a Migrantes, de reconocida labor en la frontera sur.