La Puebla del Río: entre el castillo de Don Blas, Doñana y arrozales

El Ayuntamiento antes era un pajar. El padre de Santiago Ruiz trabajaba allí y dejaba cada noche su Renault 8 aparcado en su interior. En 1989 se convirtió en la casa consistorial y unos años más tarde, Santiago volvía a entrar para montar en su patio el belén de La Puebla del Río. Un nacimiento que tiene como protagonista indiscutible el río que discurre sobre una superficie de 32 metros cuadrados. Con un embarcadero, barcas y una noria se retrata a esta localidad a orillas del Guadalquivir que crece entre arrozales, marismas y en el entorno de Doñana.

Dos meses de trabajo intenso, nueve mil tornillos para sujetar la estructura de madera sobre la que se asientan otros dos mil kilos de corcho son las cifras del Belén de Santiago y Lola, su mujer y colaboradora en esta tarea. Este cigarrero, que vendió zapatos en una conocida gran superficie del centro de Sevilla durante 40 años, recuerda perfectamente cómo era La Puebla precisamente en 1979, el año de las primeras elecciones locales en democracia. Rememora cómo se construyó la barriada de La Paz cuando la dictadura ya casi tocaba a su fin o las calles tapizadas de arena de lo que él llama Puerto Piojo, un barrio degradado que en la época estaba sin asfaltar.

“Cuando jugaba de pequeño cerca del castillo de Don Blas (La casa de Alegría, la casa museo de Blas Infante está en Coria del Río pero lindando con La Puebla, de hecho el Museo de la Autonomía de Andalucía está en su término municipal) por esa zona y hasta el bajo del río no había absolutamente nada”, recalca. Ahora hay viviendas por todos lados y las naves de los tres polígonos industriales de esta localidad.

15.000 hectáreas para cultivar arroz

“El pueblo ha cambiado mucho. No tiene nada que ver con entonces. Hay de todo, parques infantiles, instalaciones deportivas, parques industriales, supermercados”, afirma, mientras admite que lo que más ha cambiado ha sido el modo de vida. Casi nadie vive ya del arroz. Un cereal a cuya producción La Puebla destina 15.000 hectáreas de superficie, lo que la convierte en el municipio de España con mayor extensión de este cultivo. “Antes trabajaba todo el mundo en la siembra, en la escarda y para recogerlo, ahora es todo con maquinaria y aviones. Aquí y en Villafranco (del Guadalquivir, nombre que recibió este pueblo de colonización durante la dictadura hasta que se cambió en el año 2000 por Isla Mayor) había tanto trabajo y venía tanta gente de fuera, que hasta dormían en las calles”, explica, mientras mantiene que ahora muchos trabajadores están volcados en el sector terciario y desplazados a Sevilla.

Sus palabras las confirma Felipe Terriza, un jubilado que apura su café en la barra del bar Caribe. “El arroz ya da muy poco trabajo, todo se hace con máquinas y la gente lo que hace es buscarse la vida en Sevilla, pero hay mucho paro”, relata. Las cifras no mienten: la tasa de desempleo de La Puebla es muy alta. Está en un 25,33%, lo que coloca esta localidad como el tercer municipio mayor de 10.000 habitantes con más desempleo de la provincia. No obstante, esas cifras distan de aquel 36% al que llegó a en lo más duro de la crisis. Felipe cree que el pueblo está estancado económicamente y que no se está aprovechando el tirón que podría tener el turismo. Lo dice desde su experiencia como turista, ya que no deja de participar en las excursiones que organiza el Ayuntamiento para los mayores. No se pierde una y asegura haberse recorrido casi todos los pueblos de la provincia de Sevilla y buena parte de Andalucía.

Tierra natural

“La Puebla es bonito y tiene mucha vida, lo mismo que en Isla Mayor tiene el día de la Arroz y del Cangrejo, y se pone a rebosar cuando lo celebran, aquí sólo tenemos el Día del Toro”, se queja. Es conocedor de la riqueza de su pueblo, en especial, por el entorno natural en el que está enclavado. Alberga espacios protegidos de gran interés como son la reserva natural del Brazo del Este, las reservas naturales concertadas de la Dehesa de Abajo y la Cañada de los Pájaros, y el Parque Natural del Entorno de Doñana, aportando territorio al Parque Nacional, razón por la que este término municipal está declarado Reserva de la Biosfera, en especial, las marismas y los arenales de la margen derecha del Guadalquivir, que forman parte de las rutas de las aves migratorias.

La cercanía de esta localidad con Sevilla es uno de los factores que ha ayudado a fijar la población al territorio, así como su buena comunicación ya que, según Terriza, hay transportes públicos constantemente que conectan muy bien con la capital, aunque le gustaría que el metro sevillano pudiera llegar hasta Coria del Río. Sin embargo, en 1994 perdió de una tacada 6.000 habitantes, fruto de la independencia de la hasta entonces pedanía de Isla Mayor. Pasó de tener 16.996 a 10.888. Pero desde entonces, ha seguido creciendo hasta los 11.879 actuales.

Irene Mijes, una vecina que precisamente ha ido a visitar el belén de Santiago con su madre y su hija pequeña, celebra que La Puebla sea una localidad “tan viva” y alejada del fenómeno de la despoblamiento. “Pero lo que más me gusta es que sea tan abierta y tan moderna” pero, a pesar de su juventud, echa de menos cómo eran los vecinos de antaño. “Eso ha sido radical. Si antes los vecinos eran como tu familia ahora, con suerte, te dicen hola y adiós cuando te los cruzas en la escalera”, se queja.

Si en su padrón La Puebla no ha sufrido importantes variaciones, tampoco las ha habido políticamente. Desde 1979, este municipio ha estado gobernado por el PSOE, con mandatos de mayorías absolutas aplastantes, como las logradas en 1983, con 13 de los 17 concejales del pleno, o en 2003 y 2007 con 11 y 12 ediles, respectivamente. En los dos últimos mandatos los socialistas han gobernado en minoría.