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El abandono del medio rural

10 de septiembre de 2022 23:16 h

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Los sistemas agroalimentarios del mundo se enfrentan a enormes desafíos que están entrelazados. Estos incluyen conflictos, climas extremos, crisis económicas o los impactos persistentes de la COVID-19. Sus efectos dominó han empujado a millones de personas en países de todo el mundo a la pobreza y el hambre, a medida que los precios de los alimentos y los combustibles se disparan.

Estos desafíos provienen principalmente de los sistemas económicos, que han primado el crecimiento por encima del desarrollo, sin tener en cuenta el medio ambiente y el bienestar de la población rural. Para que los países puedan superar los desafíos que tienen por delante, han de aprovechar las muchas oportunidades que se presentan gracias a la constante evolución de la ciencia, de la tecnología y de la innovación, mientras aseguran el equilibrio entre los múltiples objetivos de nuestros sistemas alimentarios, como proporcionar dietas nutritivas para todos y adaptarse al cambio climático.

La buena noticia es que ya tenemos a nuestra disposición una amplia gama de enfoques científicos, tecnologías y prácticas. Sin embargo, por sí solos, estos enfoques no son suficientes. Las tecnologías están integradas en los sistemas sociales y económicos, y para contribuir a acabar con el hambre y la desnutrición, deben ir acompañadas de marcos normativos que estén en las personas y promuevan la equidad y la sostenibilidad, proporcionados por instituciones sólidas y buena gobernanza, y respaldados por voluntad política.

Las economías avanzadas tienden a perder mano de obra en el sector agrícola, a causa de los incrementos de productividad derivados de la agricultura y ganadería intensivas y del ingente empleo de la tecnología en todas las labores y en la gestión del campo

Las economías avanzadas, o terciarizadas, tienden a perder mano de obra en el sector agrícola, a causa de los incrementos de productividad derivados de la agricultura y ganadería intensivas y del ingente empleo de la tecnología en todas las labores y en la gestión del campo. Esto conduce, en el medio y largo plazo, a una despoblación del medio rural, salvo que se oferten puestos de trabajo en otros sectores, como la industria o los servicios, que permitan que la población siga residiendo en el medio rural.

Según el documento “Demografía de la Población Rural” (MAPA), la población censada en municipios rurales en España ha descendido un 7,1% en los últimos diez años y la población urbana se ha incrementado un 2,1%, en un contexto de crecimiento total del 0,6%.

La tendencia es que los servicios y la industria se concentren en torno a grandes urbes o nudos de comunicaciones y el medio rural se vaya despoblando, lo que redunda a su vez en una menor oferta de todo tipo de servicios y una degradación de los existentes en los pueblos más pequeños.

La falta de trabajo, la menor oferta de servicios y medios de transporte público, las deficientes comunicaciones y en muchos casos la dificultad de acceso a la educación, la sanidad o a los trámites administrativos habituales, desincentivan el asentamiento de población nueva en los núcleos rurales.

El "teletrabajo", posibilitado por los medios tecnológicos, es una oportunidad para que algunas personas vivan en el medio rural, pero siempre será un número anecdótico de personas, insuficiente para compensar la migración hacia las ciudades

A su vez, el decaimiento del medio rural no ayuda a que se instalen nuevos servicios ni empresas, lo que cierra el círculo de la despoblación.

Muchas iniciativas e inversiones han tratado de paliar esta situación, tales como las inversiones ligadas a grupos de desarrollo rural, la potenciación del turismo rural, de naturaleza o de aventura, la caza y determinadas figuras de protección de alimentos ligadas al origen geográfico, que vinculan las producciones, y por tanto, la población, al territorio.

Se ha conseguido así el mantenimiento de cierta actividad, sobre todo en determinadas zonas, pero existen otras, en las cuales no se han dado cita ningún incentivo o proyecto nuevo capaz de generar una actividad económica, las cuales se van despoblando de forma acelerada.

El trabajo a distancia o “teletrabajo”, posibilitado por los medios tecnológicos, es una oportunidad para que algunas personas vivan en el medio rural, pero siempre será un número anecdótico de personas, insuficiente para compensar la migración hacia las ciudades. Personas que además no desarrollan actividades ligadas al medio rural.

Se ha dado en llamar a estas zonas rurales que pierden población “España vaciada”, como si alguien o algo lo estuviese vaciando de forma intencionada. Se trata de un proceso natural ligado al avance tecnológico y el consiguiente abandono de las zonas del territorio en las que no se asienta ninguna actividad económica capaz de atraer población.

Muchas poblaciones han surgido de la nada ligadas a una nueva actividad económica, ya sea una explotación minera, industrial, turística, etc. Y han desaparecido cuando la actividad cesa.

En el caso del medio rural, la actividad debería estar ligada al sector agroganadero, como forma ideal para mantener vivo el territorio.

Un ejemplo de buen hacer a lo largo de toda su trayectoria, lo encontramos en la Sociedad Cooperativa Andaluza del Valle de Los Pedroches (COVAP), ubicada en Pozoblanco. Desde su constitución en el año 1959 ha sabido articular estrategias de éxito en beneficio del territorio donde actúa, conteniendo su despoblación e impulsando su desarrollo económico, social y medioambiental. En la actualidad ejecuta proyectos e inversiones en energías renovables y sostenibilidad, en digitalización, innovación e internacionalización, y la búsqueda constante de nuevas oportunidades y alianzas que permitan reforzar las bases de esta empresa cooperativa y asegurar la viabilidad de las explotaciones ganaderas de sus socios. Con más de 2.500 socios activos y 4.500 ganaderos, aglutina una potente industria láctea, cárnica y de alimentación animal. Un estudio de la Universidad Loyola ha dado a conocer que el número de puestos de trabajo generados por COVAP en la provincia de Córdoba –directos, indirectos e inducidos- es de 10.180 y que la actividad económica representa un 3% del PIB provincial.

Se dice que la actividad económica no acude si no hay infraestructuras y comunicaciones y en parte es cierto, pero también lo es que, si se fija una actividad económica en un territorio, después, a su alrededor también se dotan determinadas infraestructuras. El efecto tractor puede surgir en ambos sentidos y existen ejemplos de ambas situaciones.

La solución al despoblamiento vendrá de la iniciativa económica que deberá ir acompañada de una dotación racional de servicios e infraestructuras públicas. Al decir racional, se entiende que quizá no pueda haber un hospital o un instituto en cada pueblo, sobre todo si es muy pequeño, pero podrá haber una dotación comarcal suficiente y unas comunicaciones eficaces. Esto debe ir acompañado de incentivos potentes a la implantación de empresas en el medio rural, fomento eficaz del asociacionismo agrario y la constitución de cooperativas que accedan a transformar y comercializar sus propios productos.

Conquista llegó a tener en el año 1950 un total de 2.192 habitantes; en 2021 cuenta con 372 habitantes. Este municipio, al igual que otros muchos, necesitan de transporte público, trámites administrativos, servicios y un largo etc vital

La otra cara de la moneda nos la ofrecen pequeños municipios de la España rural, de la que tanto se habla ahora en los grandes centros de poder. Un ejemplo elegido al azar, podemos encontrarlo en el municipio cordobés de Conquista, al norte de Los Pedroches, al fondo de una maraña de carreteras secundarias que atraviesan dehesa y monte, donde la Diputación de Córdoba ha puesto en marcha un Plan de Apoyo a los municipios sin Servicios Financieros, instalando un Cajero en Conquista en el que aporta el 80% de su coste, siendo el resto sufragado por el Ayuntamiento. Su objetivo, acabar con la brecha bancaria. Conquista llegó a tener en el año 1950 un total de 2.192 habitantes; en 2021, según el INE, cuenta con 372 habitantes. Este entrañable municipio, al igual que otros muchos de nuestra geografía, necesitan de transporte público, trámites administrativos habituales, servicios y un largo etc., vital para mantenerse con vida. 

La vinculación de la población al medio rural debe estar, de forma ideal, unida a iniciativas económicas de explotación agrícola, ganadera, cinegética o forestal sostenible. Estas actividades tienen un doble efecto positivo, consiguen que la población viva en el medio rural y lo mantenga y, así, también conserve el medio ambiente. 

Los recursos naturales necesitan ser tratados y cultivados, lo que hace imprescindibles las actividades agrícolas, cinegéticas, silvícolas y de ganadería extensiva. El círculo virtuoso se completaría si existieran suficientes industrias, ubicadas en el medio rural, que dotasen de más valor añadido a la producción primaria y fijasen población en dicho medio.         

Los sistemas agroalimentarios del mundo se enfrentan a enormes desafíos que están entrelazados. Estos incluyen conflictos, climas extremos, crisis económicas o los impactos persistentes de la COVID-19. Sus efectos dominó han empujado a millones de personas en países de todo el mundo a la pobreza y el hambre, a medida que los precios de los alimentos y los combustibles se disparan.

Estos desafíos provienen principalmente de los sistemas económicos, que han primado el crecimiento por encima del desarrollo, sin tener en cuenta el medio ambiente y el bienestar de la población rural. Para que los países puedan superar los desafíos que tienen por delante, han de aprovechar las muchas oportunidades que se presentan gracias a la constante evolución de la ciencia, de la tecnología y de la innovación, mientras aseguran el equilibrio entre los múltiples objetivos de nuestros sistemas alimentarios, como proporcionar dietas nutritivas para todos y adaptarse al cambio climático.