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Aceituneros, por fin altivos
Tantos años quejándonos de que España vende su aceite a granel, mientras que los italianos se llevan el valor añadido de las marcas; tantos discursos sobre la necesidad de una mayor integración de los agricultores frente a la potencia de los comercializadores, y ahora que los cooperativistas de Hojiblanca entran en el control de la principal comercializadora de aceite del mundo, Deoleo, la noticia pasa prácticamente desapercibida.
La unión de Hojiblanca, líder en producción de aceite de oliva virgen extra en España, y Deoleo, líder mundial de aceite envasado, crea el mayor gigante aceitero del mundo. Un conglomerado con posiciones de dominio en todo el proceso, desde la producción hasta el envasado y la comercialización. Es, sin duda, la noticia más importante en la economía andaluza en mucho tiempo, y no digamos para el mundo cooperativo español. En palabras de Antonio Luque, director general de Hojiblanca, “nos permite acercar de verdad a los agricultores a la comercialización internacional”.
La operación, aprobada el lunes por la Comisión Nacional de la Competencia, es un ejemplo de que la unión hace la fuerza. Del esfuerzo de pequeños olivareros, que se van aliando poco a poco, año a año, hasta ganar el peso suficiente para lograr el milagro de que el pez chico se coma al grande. Que 55.000 olivareros, andaluces en su gran mayoría, con más de 325.000 hectáreas y casi 100 almazaras, agrupados en la cooperativa Hojiblanca y con una facturación de 544 millones de euros en 2012, se hagan con el control del grupo Deoleo, el primer envasador de aceite del mundo con un 22% de cuota del mercado mundial, y casi mil millones de facturación, es algo insólito. En definitiva, una unión que convierte a sus cooperativistas no ya en líderes del sector aceitero español, sino mundial.
Antonio Luque, director general de Hojiblanca, se hizo famoso en España a mediados de la década de los 90 cuando lideró la defensa del sector olivarero español contra el ataque del austriaco Franz Fischler, responsable entonces de la agricultura de la UE. Además de por intentar recortar las ayudas europeas al olivar, Fischler también se hizo famoso al estirar el brazo y comerse una aceituna, directamente cogida del olivo, en un viaje al corazón del olivar español que se vio obligado a hacer por la presión que generó la masiva movilización que orquestó Luque.
Fue entonces cuando Luque se percató de la fuerza que da la unión. Desde entonces, y no sin críticas, no ha parado de sumar fuerzas para convertir la pequeña cooperativa olivarera malagueña de 3.000 socios, que entonces dirigía, en el gigante que hoy es. Es cierto que Hojiblanca sólo se hace con un 9,63% del capital de la cotizada Deoleo, pero se convierte en el único socio olivarero del conglomerado aceitero, cuyo consejo de administración está compuesto por financieros de Unicaja, Bankia, fondos de inversión y el grupo Ebro. “Es poner un pie”, dice Luque, que reconoce que aspira a más: “Habrá que ir hablando con los demás accionistas institucionales. Puede que algunos se queden, y si en el futuro algunos se van y podemos pasar al 15, al 18 o al 22%, pues mejor. Son dos consejeros de 17, pero nuestra opinión se oirá; es un paso”
¿Un paso hacia dónde? El principal negocio de Deoleo está fuera de España. Controla tres de las cuatro principales marcas de aceite del mundo: Bertolli, marca líder en EEUU, Carapelli, líder en Italia, y Carbonell, líder en España. Además cuenta con otras marcas muy importantes como Sasso , Koipe o Salgado, clave en el mercado árabe. A partir de ahora, su marca Hojiblanca va a estar en el mismo portafolios, lo que por sí sólo es una buena oportunidad para que se cumpla el sueño de Luque: “Que Carbonell y Hojiblanca se conviertan en las marcas emblemáticas del aceite español en el mundo”.
En la exportación está el futuro para los olivareros de Hojiblanca. Ahí hay mucho por hacer. En los nuevos mercados emergentes como China o Brasil. Y en los maduros como Italia y Francia. Y en los no tan maduros pero también cercanos como Alemania o Reino Unido. Y en EEUU. A partir de ahora, en las estrategias de mercado que se diseñen en el consejo de Deoleo, la voz de Hojiblanca se dejará oír, y con el peso de ser el único socio aceitero.
Sin duda la noticia más importante del sector agroalimentario andaluz en mucho tiempo. Ese del que tanto se habla y del que tan poco se dice.
Tantos años quejándonos de que España vende su aceite a granel, mientras que los italianos se llevan el valor añadido de las marcas; tantos discursos sobre la necesidad de una mayor integración de los agricultores frente a la potencia de los comercializadores, y ahora que los cooperativistas de Hojiblanca entran en el control de la principal comercializadora de aceite del mundo, Deoleo, la noticia pasa prácticamente desapercibida.
La unión de Hojiblanca, líder en producción de aceite de oliva virgen extra en España, y Deoleo, líder mundial de aceite envasado, crea el mayor gigante aceitero del mundo. Un conglomerado con posiciones de dominio en todo el proceso, desde la producción hasta el envasado y la comercialización. Es, sin duda, la noticia más importante en la economía andaluza en mucho tiempo, y no digamos para el mundo cooperativo español. En palabras de Antonio Luque, director general de Hojiblanca, “nos permite acercar de verdad a los agricultores a la comercialización internacional”.