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Aviso a navegantes o la estrategia del PP andaluz

La escenificación calculada de Carlos Rojas, hasta ahora portavoz del PP andaluz, durante la conformación de la Cámara y la Mesa del Parlamento resulta un clarificador aviso a navegantes, a todos los navegantes (los nuevos y los viejos) de las aguas parlamentarias: la travesía hasta la investidura (para empezar) va a ser larga y movida. Agárrense a los pasamanos.

El enfrentamiento dialéctico protagonizado por Rojas, y por un Luis Pizarro pillado a contramano y con poca cintura que benefició el golpe de efecto del PP, visibiliza las líneas argumentales de la estrategia de los populares andaluces de aquí a las elecciones municipales.

Por un lado, favorecer una imagen de inestabilidad ante la multiplicidad de fuerzas políticas en el Parlamento. Les sirve para recordar que fue Díaz quien convocó las elecciones generando “una situación como esta”; y a los alcaldes populares, tan necesitados de argumentos tras el batacazo autonómico, para ofrecer una imagen de solidez y voto útil (“Los onubenses tienen que mirar lo que pasa en Andalucía, si no quieren esto para Huelva, que voten al actual alcalde”, explicaba esta semana el Alcalde de Huelva , Pedro Rodríguez González ).

Además quieren apuntalar con ello, como no se han cansado de repetir, el perfil de “ordeno y mando” de Susana Díaz, evocando la imagen dura que ofreció la entonces presidenta durante los debates en campaña, para así justificar los nulos resultados en las mesas negociadoras.

Por otro lado, hablar de los problemas del potencial gobierno y agitar las aguas del Parlamento les sirve para desviar la atención de sus propias marejadas y debates internos. De este modo, como explicaban diversas voces dentro del partido, la resolución de sus conflictos y la consolidación del liderazgo de Moreno quedan pospuestos más allá de las elecciones municipales. Los poderosos alcaldes del PP no pueden permitirse empañar las campañas locales con los vaivenes de partido.

Todo esto significa que la tensión política de las últimas semanas se mantiene, aunque los socialistas creen que el PP no va a ser capaz de aguantar la presión hasta después de las municipales. No opinan así numerosas voces del PP que lanzan la pelota más allá del 24 de mayo.

Si logran aguantar la presión, el no en primera vuelta se mantiene (ese que ha descolocado inteligentemente al resto de la oposición obligándola a retratarse, ya que todos esperaban su abstención inicial). Y, por fechas, la abstención en la segunda también. Sin embargo, llegará una tercera ronda de votaciones de investidura. Probablemente después de la cita electoral local, con resultados sobre la mesa. Y, más allá de las claves que ofrezcan dichos resultados, surgen varias posibilidades

Que el PSOE haya conseguido en ese tiempo desbloquear sus diferencias con Podemos y/o con Ciudadanos lo suficiente como para que la postura del PP sea intrascendente.

Que, como parece, los votos del PP sean decisivos y voten que no. ¿Cómo explicaría el Partido Popular entonces que tiene que volver a puerto y empezar de nuevo la travesía con unas nuevas elecciones? Es un movimiento arriesgado que podría volverse en su contra.

Que finalmente se abstengan en tercera vuelta, permitiendo gobernar a los socialistas. Y entonces, ¿cómo explicaría que se abstiene permitiendo llegar a la primera base a un Gobierno al que ha vapuleado previamente? ¿Cómo justificarían ante, por ejemplo, los empresarios que la actividad política y en parte la económica ha quedado paralizada durante mes y medio cuando estaba en la mano del PP permitir este primer trámite? ¿Serán los socialistas los que se agoten antes y tengan que ceder? ¿El qué?

También puede pasar que el presidente Rajoy, presionado, gire la vista hacia el sur y ponga orden en las revueltas filas andaluzas apretando para que el acuerdo se produzca mucho antes pero, de nuevo ¿a cambio de qué?

La gestión de este mes y medio de travesía va a ser dura para todos, incluyendo para los que le ven una ventaja a las aguas movidas. Porque el mar, a la postre, es incontrolable. Se controlan los barcos. Y da igual que la mar esté revuelta si hay buenos patrones al timón. ¿Darán los patrones de los cinco barcos parlamentarios la talla?

La escenificación calculada de Carlos Rojas, hasta ahora portavoz del PP andaluz, durante la conformación de la Cámara y la Mesa del Parlamento resulta un clarificador aviso a navegantes, a todos los navegantes (los nuevos y los viejos) de las aguas parlamentarias: la travesía hasta la investidura (para empezar) va a ser larga y movida. Agárrense a los pasamanos.

El enfrentamiento dialéctico protagonizado por Rojas, y por un Luis Pizarro pillado a contramano y con poca cintura que benefició el golpe de efecto del PP, visibiliza las líneas argumentales de la estrategia de los populares andaluces de aquí a las elecciones municipales.