Andalucía Opinión y blogs

Sobre este blog

Entrevista ficcionada a Curro, la mascota de la Expo92: “He sido un  juguete roto”

Rancio

“Viví demasiado al límite. Para que te hagas una idea, se me olvidó los billetes que había”. Este humilde entrevistador se queda desconcertado. La mascota aclara. “Sí, tío, no sabía que había un billete de mil calas, otro de dos mil, de cinco talegos, de diez, como yo no pagaba en ningún sitio... Yo era Dios”.

 

El que habla es Curro, la mascota de la Expo 92. Hemos quedado en un reservado de la Confitería de La Campana que una sociedad llamada Serva La Bari nos ha cedido “amablemente” para esta entrevista. Se cumplen 25 años de la Expo y es momento de recordar con su protagonista.

¿Cómo estás, Curro?

Bien, bien, ahora mejor, con lo del 25 aniversario me están dando bola, la verdad. Tengo mis actos y mis cosas. Cuando me llamaron para avisarme de que volvía a contar se me saltaron las lágrimas, y eso que un pájaro de goma de llorar, cortito. Aquella llamada llegó en el momento justo. 

¿Justo, por qué?

He sido un juguete roto y ya estaba a punto de darme por vencido. Mi vida ha sido muy complicada.

Pero, Curro, coño, no me digas eso…

No es una cosa mía, le pasa a todas las mascotas. Mira, yo tenía todas las mujeres, hombres o mascotas que quisiera. Acabábamos de trabajar y nos juntábamos el gigante del pabellón de Pakistán, el camaleón de Fujitsu y cuatro o cinco más y la liábamos en el Kangaroo Pub. Recuerdo un día que hubo un concierto en la Plaza Sony aquella, de alguien gordo, (intenta recordar) sí, Alejandro Sanz, era Alejandro Sanz, y la gente me paraba a mí más que a él. 

¿Y la cabalgata?

Oh, no me hables, cómo lo disfrutaba yo allí. Imagínate ser un rey mago pero cada día. Hacía lo que me daba la gana, un día cogía una moto de agua, otro día me subía en las carabelas… Y venga sexo, y venga alcohol… y de repente, cuando eres el rey del mundo, va todo y se desvanece. 

¿Te dieron de lado?

Me dijeron que no me preocupara, que iban a hacer una cosa al año siguiente, Cartuja 93 o no sé qué, pero nada, no era lo mismo. Al principio me apoyé en

Cobi. Nos salían bolos en discotecas de pueblo y eso. Mucho cinturón industrial de Barcelona, su Manresa, su Hospitalet… Pero aquello me empezó a meter en una vida complicada. Más alcohol, más madrugadas, peleas… Cobi tenía más cabeza a pesar de no tener perfil, pero yo… la noche no está hecha para un pájaro con cresta de arcoíris.

¿Qué es de Cobi?

Los catalanes son diferentes. Este vio el plan y emprendió. Montó una empresa de gomaespuma y guata y ahora va muy bien. Trabaja con un montón de equipos de fútbol y empresas haciendo trajes de mascotas. Es entrepeneur. 

¿Has perdido el contacto con él?

Él se salió de lo de los bolos y claro, a mí ya no me llamaban. Alguna cosita por Andalucía, un cameo en una serie de Canal Sur que se llamaba Brigada de Fenómenos, salí en un libro de @Rancio, tuve una relación con una chica, Giraldilla… Pero nada funcionó. 

Bueno, pero ahora mejor, ¿no?

Sí, sí, ahora todo ha cambiado. Estoy muy agradecido a la Comisión del Aniversario de la Expo y al Ayuntamiento. Gracias al 25 aniversario vuelvo a contar para la gente. Estoy haciendo actos por ahí, con la gente que organiza el aniversario… Me está ayudando mucho. Subirme otra vez a la carabela no quiero, que la primera vez casi me ahogo. 

 

 

¿No te volverás a descentrar?

No, no, esto me coge en un momento de madurez. “Los golpes se llevan la alegría pero dejan moratones de experiencia”. Es una frase de mi amigo Palmerín, que es mi guía y el que nunca me ha dejado de lado. Ahora toca disfrutar y, sobre todo, hacer disfrutar a todos de Curro y de los grandes recuerdos, ya sabes, aquello de “Hola, soy Curro, la mascota de la Expo 92, ¿quieres dar un paseo conmigo?” Es hora de volver a ser feliz.  

“Viví demasiado al límite. Para que te hagas una idea, se me olvidó los billetes que había”. Este humilde entrevistador se queda desconcertado. La mascota aclara. “Sí, tío, no sabía que había un billete de mil calas, otro de dos mil, de cinco talegos, de diez, como yo no pagaba en ningún sitio... Yo era Dios”.