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“Filoetarras” y “filomenas”
A la ultraderecha le gusta utilizar nombres y expresiones que resuman en pocas palabras sus ideas con relación a otras personas o grupos, y bajo esa táctica no ha dudado de referirse al Gobierno como “proetarra”, “separatista”, “socio de los herederos de ETA”, “gobierno Frankenstein”… y ahora, en su afán renovador, lo ha llamado “filoetarra”.
Recuerdo cuando en el entonces BUP nos explicaban el significado de la palabra “filosofía” a través de su etimología, y nos decían que el prefijo “filo” significaba “amigo de” o “amante de” y que “sofía” era “saber”. Con esa etimología era muy difícil no ser amigo o amante de la filosofía, y muchos nos enamoramos de ella desde ese primer momento.
Ahora la ultraderecha llama “filoetarra” al Gobierno para insistir en su idea de que el “Gobierno Frankenstein ilegítimo y separatista es amigo de los proetarras herederos de ETA”, y que esa situación es un peligro para la patria, no solo por ese vínculo directo con quienes buscan “destruirla”, también por todas las políticas que realiza para acabar con la cultura, la tradición y la historia de la España auténtica, además de con su convivencia y paz.
Y para pasar de las ideas a los hechos siempre recurren a la inmigración con el objeto de presentar a las personas migrantes como una amenaza para la seguridad, especialmente aquellas que, según sus posiciones, suponen un mayor riesgo: los “menores no acompañados”, conocidos por su acrónimo 'menas'.
Esa afinidad por la palabra y el concepto que se ha creado de esos chicos y chicas y su continua instrumentalización nos debe llevar a considerar que en la ultraderecha son unos “filomenas”, puesto que muestran una amistad y un amor por la palabra fuera de lo común, no para ayudar a esas personas a que se integren, sino para utilizarlas como ejemplo de sus ideas xenófobas y racistas.
Su “amistad” por la utilización de los 'menas' es tan marcada que en la campaña electoral de 2021 utilizó un cartel manipulando los datos y las imágenes, el que decía: “Un mena 4.700 euros al mes. Tu abuela 470 euros pensión/mes”, y mostraba una imagen de un chico migrante joven vestido con capucha y un pañuelo cubriendo la nariz y la boca, como si fuera una especie de guerrero urbano, al lado de la foto de una mujer mayor triste y cabizbaja. Porque ese es el doble mensaje que lanzan sobre la inmigración: que las personas migrantes son una amenaza para la paz, la convivencia y la seguridad, y que les quitan los recursos a las personas españolas que los necesitan, bien sea en educación, sanidad, pensiones, trabajo o en cualquier otro ámbito. Su mensaje de fondo es que los problemas de los españoles se deben a la inmigración.
Además, ese “amor por los 'menas'” hace que los utilicen adaptando el mensaje de rechazo a la actualidad social, como cuando hablan de las “manadas de menas”, como hizo Rocío Monasterio en otra campaña electoral, en este caso en las generales de 2019, al acudir a un centro de menores migrantes de Sevilla para denunciar agresiones sexuales grupales relacionándolas con 'menas'.
Se produce una xenofobia y racismo interno en las propias comunidades y grupos víctimas del racismo y la xenofobia, lo cual genera nuevos conflictos que son utilizados para demostrar sus argumentos y potenciar el rechazo social hacia estas personas
Y no es casualidad. Para mantener su fuerza política e institucional necesitan que un amplio sector de la sociedad se identifique con sus ideas, y para ello mandan mensajes dirigidos a los sectores de nivel socio-económico más alto hablando de la amenaza para la tradición, la historia, la cultura… Y a sectores de nivel más bajo, también a otras personas migrantes, bajo el argumento de que, como consecuencia de la limitación de recursos existente por el gasto excesivo que se produce sobre algunas de ellas, por ejemplo los 'menas', no habrá recursos para todos. De ese modo se produce una xenofobia y racismo interno en las propias comunidades y grupos víctimas del racismo y la xenofobia, lo cual genera nuevos conflictos que son utilizados para demostrar sus argumentos y potenciar el rechazo social hacia estas personas.
Al final consiguen su objetivo al cosificar a los 'menas' y deshumanizarlos para que toda la crítica y el rechazo se produzca de manera directa y sin reflexión alguna. Es lo que pone de manifiesto el documental “M”, dirigido por el periodista Nicolás Castellano, que da voz a estos menores y pone de manifiesto la cosificación que sufren y todo el estigma y trauma que viven.
La sociedad es conservadora en la manera de afrontar el orden androcéntrico marcado por la historia, un orden construido sobre la referencia de que la persona diferente no sólo es distinta, sino que es distinta e inferior, por eso resulta tan sencillo manipular la sociedad contra las personas migrantes, porque ellas, al ser extranjeras, son consideradas diferentes e inferiores a las españolas. Y si además a la crítica general se le une un ataque centrado sobre un grupo específico, el rechazo y el odio serán mayores.
La ultraderecha es 'filomena', no porque sienta amistad o afecto por las personas migrantes menores de edad, sino porque aman ese concepto de 'mena' que han creado y que tanto rédito les proporciona.
Una sociedad 'filodemocrática' que ama los Derechos Humanos no debe permitir que se manipule la democracia para que se actúe desde dentro contra ella.
A la ultraderecha le gusta utilizar nombres y expresiones que resuman en pocas palabras sus ideas con relación a otras personas o grupos, y bajo esa táctica no ha dudado de referirse al Gobierno como “proetarra”, “separatista”, “socio de los herederos de ETA”, “gobierno Frankenstein”… y ahora, en su afán renovador, lo ha llamado “filoetarra”.
Recuerdo cuando en el entonces BUP nos explicaban el significado de la palabra “filosofía” a través de su etimología, y nos decían que el prefijo “filo” significaba “amigo de” o “amante de” y que “sofía” era “saber”. Con esa etimología era muy difícil no ser amigo o amante de la filosofía, y muchos nos enamoramos de ella desde ese primer momento.