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El futuro de Europa se anidó en Andalucía
Miro la política nacional con perspectiva ‘déjà vu’. Por ejemplo: el juez Juan Carlos Peinado cita a Begoña Gómez como imputada (investigada) por tráfico de influencias a cinco días de las elecciones europeas. Durante casi una década, en Andalucía informamos de situaciones parecidas, resoluciones judiciales a pocos días de las elecciones que afectaban al partido en el poder en la Junta de Andalucía, el PSOE, y también Izquierda Unida. Eran tiempos de una gran rivalidad entre PSOE y PP y en los que el ‘caso ERE’ de los socialistas andaluces corría paralelo a los Gúrtel, Bárcenas y demás del PP. El principio no escrito en la Administración de Justicia de evitar interferir en los periodos electorales no siempre se cumplía en Andalucía.
Hay algunos casos muy señalados. Recuerdo la campaña de las elecciones municipales de Sevilla de 2011, en las que la jueza instructora Mercedes Alaya llamó a declarar como imputado al concejal de Izquierda Unida y candidato a la Alcaldía por esta formación Antonio Rodrigo Torrijos por el caso Mercasevilla. IU había gobernado con el PSOE en el Ayuntamiento y Torrijos era un edil destacado por su gestión del carril bici. Las encuestas daban posible mayoría al PP con el candidato y juez en excedencia Juan Ignacio Zoido. La izquierda perdió el gobierno de Sevilla y el juez ganó por mayoría absoluta. Torrijos sufrió esta y otras tres imputaciones por diferentes casos. Uno de ellos, el de Fitonovo, coincidió con José Manuel García, candidato de IU en 2015 a la Alcaldía, y cuya imputación también fue informada en víspera de las elecciones. Torrijos fue absuelto en todos los procesos tras un calvario judicial de banquillo que duró 13 años. También su compañero de IU fue declarado inocente.
El caso de los ERE acabó con varios cargos del PSOE condenados, pero la instrucción tuvo anuncios rocambolescos en campaña electoral. El más recordado fue en la de las autonómicas de 2012, cuando las encuestas vaticinaban una victoria al filo de la absoluta de Javier Arenas. La instructora Mercedes Alaya citó a declarar a varios cargos de la Junta, dictando su entrada en prisión en plena campaña y a escasos días de las elecciones. Arenas, ahora gran aliado de Alberto Núñez Feijóo desde el Senado, ganó las elecciones, pero como el gallego, no pudo gobernar porque socialistas e IU sumaron mayoría absoluta.
La ofensiva del PP de Javier Arenas primero, de Zoido después y por último de Moreno contra los socialistas andaluces se basó sobre todo en los casos judiciales que afectaban al partido en la Junta
La interferencia de los procesos judiciales en las elecciones no siempre influye en los resultados, muchas veces derivados de otros desgastes de los partidos en el gobierno. Si bien, la victoria de la derecha en las autonómicas andaluzas de 2018 que hizo presidente a Juan Manuel Moreno estuvo precedida de gestos inequívocos para que influyeran. El Tribunal Supremo aguantó la sentencia del caso de los ERE, que condenó a prisión a varios socialistas, hasta después de las elecciones, si bien el PP utilizó otro recurso, el de la comisión de investigación sobre corrupción política en el Senado, donde como ahora también tenía mayoría. La candidata socialista Susana Díaz, que no estuvo nunca investigada, fue llamada a declarar a pocos días de las elecciones, en plena campaña. Los diputados del PP sometieron a un interrogatorio de varias horas a Díaz sobre los procesos judiciales a cargos de su partido. Para entonces las encuestas vaticinaban su victoria, pero también que Vox podía entrar en el Parlamento andaluz. El de Andalucía fue la primera cámara española en la que entró Vox. El PP de Moreno sacó un pírrico resultado, pero la suma con Vox y Cs le permitió el vuelco histórico en esta comunidad.
La ofensiva del PP de Javier Arenas primero, de Zoido después y por último de Moreno contra los socialistas andaluces se basó sobre todo en los casos judiciales que afectaban al partido en la Junta. En una época, además, en la que otros muchos cargos del PP, del que Javier Arenas había sido secretario general durante la etapa de José María Aznar, eran asiduos del banquillo de los acusados. La ofensiva del PP a Pedro Sánchez con la investigación judicial a su mujer coincide con los juicios por corrupción a dos de los ministros estrella de Aznar, Rodrigo Rato y Eduardo Zaplana. Lo que Pedro Sánchez llama la máquina del fango tuvo en Andalucía un ensayo preliminar.
Otras coincidencias: el acercamiento de los populares europeos a la ultraderecha comenzó en Andalucía. Juan Manuel Moreno pudo ser presidente sin ganar las elecciones gracias al acuerdo de investidura con Vox, que luego se convirtió en uno de legislatura. Días antes de las elecciones de 2018, el PP celebró una convención en Sevilla a la que invitó como estrella internacional a Manfred Weber, quien se postulaba con el apoyo de los populares españoles a la presidencia de la Comisión Europea. Weber, claro defensor de la alianza con la ultraderecha en Europa, ya estaba ahí.
La campaña de las europeas se ha convertido en la del resentimiento de Feijóo por no ganar para gobernar. Este rencor le está llevando a él y a los populares españoles al abismo de la ultraderecha
El PP ganó por mayoría absoluta en 2022 en Andalucía al absorber en votos y capital político a Cs, pero eso no significó que Vox retrocediera. Pasó de 12 a 14 diputados, aunque ya sin capacidad de influencia en el gobierno autonómico. Los análisis fueron equivocados en mi opinión, al considerar que Moreno mandaba al ostracismo a Vox al impedir que este entrara en el Gobierno de la Junta. Una idea que parece confundir a Feijóo y su equipo, en el que está Elías Bendodo, coordinador de la campaña andaluza. Núñez Feijóo quizás se convenció de que podría hacer lo mismo en las generales de julio de 2023, arrastrar voto socialista y mandar al ostracismo a Vox. Pedro Sánchez resistió sumando más votos, aunque perdiera las elecciones. Su investidura como presidente con el apoyo de los independentistas y fuerzas de la izquierda sitúa a Feijóo en el momento de la victoria amarga de Javier Arenas en 2012. La campaña de las europeas se ha convertido en la del resentimiento de Feijóo por no ganar para gobernar. Este rencor le está llevando a él y a los populares españoles al abismo de la ultraderecha. El objetivo es comerse a la socialdemocracia ante la perspectiva de que la extrema derecha engulla su espacio y caigan al vacío.
Leo a María Zambrano en los días previos a las elecciones europeas del 9 de junio; buscando eso que se llama la historia se repite o una brújula con la belleza con la que escribe la escritora de Vélez Málaga. Ojalá no se repita, pero mi desazón es grande ante el rencor y el resentimiento que parecía aniquilado y ahora “sale a la luz sin máscara”. “Europa, como toda realidad histórica victoriosa y resplandeciente, ha tenido la virtud de producir solapados enemigos, de engendrar el rencor en las obscuras cavernas en que se cría. Hoy, este rencor se junta y se extiende con tremendo ímpetu negativo; corroe, deshace, borra, va convirtiendo al mundo en un vacío espacio desolado”. María Zambrano escribió “La agonía de Europa” en 1940, acabada la guerra civil y la dictadura española que la llevó al exilio y en los comienzos de la segunda guerra mundial.
Miro la política nacional con perspectiva ‘déjà vu’. Por ejemplo: el juez Juan Carlos Peinado cita a Begoña Gómez como imputada (investigada) por tráfico de influencias a cinco días de las elecciones europeas. Durante casi una década, en Andalucía informamos de situaciones parecidas, resoluciones judiciales a pocos días de las elecciones que afectaban al partido en el poder en la Junta de Andalucía, el PSOE, y también Izquierda Unida. Eran tiempos de una gran rivalidad entre PSOE y PP y en los que el ‘caso ERE’ de los socialistas andaluces corría paralelo a los Gúrtel, Bárcenas y demás del PP. El principio no escrito en la Administración de Justicia de evitar interferir en los periodos electorales no siempre se cumplía en Andalucía.
Hay algunos casos muy señalados. Recuerdo la campaña de las elecciones municipales de Sevilla de 2011, en las que la jueza instructora Mercedes Alaya llamó a declarar como imputado al concejal de Izquierda Unida y candidato a la Alcaldía por esta formación Antonio Rodrigo Torrijos por el caso Mercasevilla. IU había gobernado con el PSOE en el Ayuntamiento y Torrijos era un edil destacado por su gestión del carril bici. Las encuestas daban posible mayoría al PP con el candidato y juez en excedencia Juan Ignacio Zoido. La izquierda perdió el gobierno de Sevilla y el juez ganó por mayoría absoluta. Torrijos sufrió esta y otras tres imputaciones por diferentes casos. Uno de ellos, el de Fitonovo, coincidió con José Manuel García, candidato de IU en 2015 a la Alcaldía, y cuya imputación también fue informada en víspera de las elecciones. Torrijos fue absuelto en todos los procesos tras un calvario judicial de banquillo que duró 13 años. También su compañero de IU fue declarado inocente.