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Griñán: Ir para nada es tontería
He de reconocer con humildad una vez más que mi muy cultivada ignorancia alcanza también, y sobre todo, el campo de la política, extremo que tampoco me desvela ya que los políticos están bastante más perjudicados al respecto, como ha quedado fehacientemente demostrado esta semana pasada con la sorprendente decisión de Griñán de anunciar ahora su retirada de la presidencia andaluza, en la que entró por la puerta falsa, pero de la que saldrá por la Puerta del Príncipe.
En la seguridad de que la angustiosa situación que nos atenaza necesita de gente nueva y nuevas ideas, el líder socialista se nos va y nos sugiere que le suceda su consejera de Presidencia, Susana Díaz, una mujer joven aunque suficientemente preparada y con un puntito de mala leche, que falta le va a hacer para manejar la tropa que quedará a su mando, sobre todo la de su partido. Una candidata casi perfecta, aunque también tiene su lado oscuro: una querencia hacia la catequesis, en la estela de esa manía que tienen algunos socialistas de confundir el tocino con la velocidad, más aún cuando el tocino es de cielo.
Esperando que no nos contagie esa confusión, me parece reconfortante que una mujer sea la elegida para dirigir nuestros más inmediatos y tenebrosos destinos, que quienes hemos criado niñas y niños sabemos que mientras un hombrecito no podrá resistir la tentación de dar una patada al bote que se encuentre (ahí tenemos a Montoro, que es ver una lata y tirar la pata por delante), una niña sorteará el obstáculo sin inmutarse, que es lo que de verdad nos interesa; menos líos y más trabajar.
La jugada de Griñán, por otra parte, roza la perfección, ya que ha dejado descolocados a todos sus oponentes. Para empezar, a los críticos de su propio partido, que más que estar en la contestación parece que estaban en la inopia, aunque en este punto no debemos subestimar la capacidad del PSOE de alcanzarse un pie cuando hace prácticas de tiro.
También han quedado patidifusos sus socios de IU, que tras sustituir a Valderas por un pequeño Mao, o Maíllo, estaban afilándose las garras para intentar de nuevo el sorpasso y hacerse con la hegemonía de la izquierda. Un mal rollo para Griñán, que se veía cogido por salva sea la parte y a expensas de que a la bicéfala IU se le fuera la pinza, que la cabra siempre tira para el monte.
Pero a quien más descompone la elección de Susana Díaz como delfina es al PP andaluz, que ya tenía serios problemas para encontrar un candidato que defienda los desahucios, la bajada de las becas o los recortes de las pensiones perpetradas por el Gobierno central. Además, a quienes podrían ser aspirantes del PP, como Zoido o Nieto, que tan a gustito están en sus alcaldías de taifas, no los llevan de cabeza de lista ni escoltados por la Guardia Civil en una cuerda de candidatos, que ir para nada es tontería.
Descartado Arenas por una razón real (de Soto del Real, concretamente), el PP se vería obligado a buscar entre sus filas a una mujer -que debería ser joven, andaluza y con experiencia- para tener alguna oportunidad. Y tras mucho buscar sólo se nos aparece la Virgen del Rocío y en su nombre Fátima Báñez, que cumple todas las condiciones, aunque su mucha experiencia sea negativa. Lo peor en el caso de Báñez es que también ella se encontró un día con un bote, pero lo recogió y todavía lo conserva. Lo dicho: Griñán, eres un monstruo.
He de reconocer con humildad una vez más que mi muy cultivada ignorancia alcanza también, y sobre todo, el campo de la política, extremo que tampoco me desvela ya que los políticos están bastante más perjudicados al respecto, como ha quedado fehacientemente demostrado esta semana pasada con la sorprendente decisión de Griñán de anunciar ahora su retirada de la presidencia andaluza, en la que entró por la puerta falsa, pero de la que saldrá por la Puerta del Príncipe.
En la seguridad de que la angustiosa situación que nos atenaza necesita de gente nueva y nuevas ideas, el líder socialista se nos va y nos sugiere que le suceda su consejera de Presidencia, Susana Díaz, una mujer joven aunque suficientemente preparada y con un puntito de mala leche, que falta le va a hacer para manejar la tropa que quedará a su mando, sobre todo la de su partido. Una candidata casi perfecta, aunque también tiene su lado oscuro: una querencia hacia la catequesis, en la estela de esa manía que tienen algunos socialistas de confundir el tocino con la velocidad, más aún cuando el tocino es de cielo.