Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar
07 YA! ¡Es justicia, no es caridad!
En el otoño de 1994, hace 20 años ya, un grupo de lo que hoy llamaríamos indignados decidimos promover la moda de las acampadas urbanas tomando como referencia el flamante edifico inaugurado unos años antes del Ministerio de Economía y Hacienda, en la Castellana madrileña. No sólo se acampaba y se maldormía entre el frío sino que se debatía (y mucho), se cantaba, se hacían marchas y manifestaciones, se pintaban pancartas y se hacían juegos y dinámicas con los más pequeños. Algunos incluso, como Pablo y Juan Luis, decidían no comer hasta que el Gobierno se comprometiera a dedicar el 0,7% de su PIB a la cooperación al desarrollo. Cifra no casual sino que fue una cantidad decidida en 1980 en la 34ª Asamblea General de la ONU: Otro de esos muchos acuerdos de Naciones Unidas que muy pocos (entre ellos todos los países escandinavos, Holanda, Luxemburgo y pare usted de contar) se tomaron en serio. Pero un grupo de ciudadanos y ciudadanas de esa incipiente sociedad civil organizada e indignada de nuestro país, una vez que dejamos de ser receptores de ayuda y empezamos la senda del crecimiento económico, decidimos que España también podía y debía hacer caso a esta recomendación y empezamos a reivindicarlo con fuerza. Por aquel entonces no había casi ONG, ni plataformas, ni coordinadoras ni por supuesto herramientas cibernéticas para convocar manifestaciones y encuentros. Usábamos el megáfono para gritar que el 0,7 es de justicia, no de caridad y tratábamos de que el Gobierno y la sociedad se dieran cuenta de la responsabilidad que tenemos los que tenemos la suerte de vivir en una zona del mundo rica para con los que no tienen esa suerte.
El tiempo fue pasando. La acampada primero se diseminó y multiplicó por muchos pueblos, ciudades y barrios (como la del 15M) y luego se levantó y nos fuimos a dormir en colchones blandos y darnos duchas calientes. Pero un buen grupo de los que allí estábamos seguimos empeñados en ese 0,7 a veces prometido, a veces recortado hasta límites vergonzosos e inhumanos, a veces vilipendiado, y nunca nunca conseguido. Las tiendas de campaña se recogieron, los que estaban en huelga de hambre la abandonaron (con secuelas que aún hoy sufren), pero el trabajo ha continuado y seguirá hasta conseguir que nos hagamos más solidarios con los empobrecidos del planeta. Han cambiado muchas estrategias en esta lucha: se han buscado aliados, se han hecho pactos, se ha hecho mucho pasillo y pisado muchas alfombras; han nacido múltiples plataformas, ONG, coordinadoras, iniciativas; se ha escrito mucho y se ha pensado bastante; pero nunca se ha dejado de salir a la calle a pedir el compromiso por un mundo más equitativo y justo.
Hoy se ve uno de esos frutos. Hoy se acaba de firmar un Pacto por la Cooperación en Andalucía en el que se recupera esta vieja reivindicación del 0,7 y no puedo sino sonreír esperanzado (pero también con cautela, a ver en qué acaba todo esto) y acordarme de aquellas noches en la Castellana, de aquellas comisiones y sobre todo de todas aquellas personas que compartíamos sueños, ilusiones, utopías y que, por aquel entonces, éramos veinte años más jóvenes. La acampada creó amistades, parejas, compañías de viaje en esta lucha compartida de décadas. Muchas de las personas que hoy trabajan en cooperación al desarrollo nos conocimos allí. Otras ni siquiera somos conscientes de haber compartido acera o cena en la tienda comedor. Pero la esperanza, la utopía de un mundo mejor y con personas más felices está hoy algo más cerca y habrá que seguir en la brecha para que este pacto sea algo más que palabras, que compromisos sobre un papel y sea justicia (que no caridad) ¡0,7 YA!
En el otoño de 1994, hace 20 años ya, un grupo de lo que hoy llamaríamos indignados decidimos promover la moda de las acampadas urbanas tomando como referencia el flamante edifico inaugurado unos años antes del Ministerio de Economía y Hacienda, en la Castellana madrileña. No sólo se acampaba y se maldormía entre el frío sino que se debatía (y mucho), se cantaba, se hacían marchas y manifestaciones, se pintaban pancartas y se hacían juegos y dinámicas con los más pequeños. Algunos incluso, como Pablo y Juan Luis, decidían no comer hasta que el Gobierno se comprometiera a dedicar el 0,7% de su PIB a la cooperación al desarrollo. Cifra no casual sino que fue una cantidad decidida en 1980 en la 34ª Asamblea General de la ONU: Otro de esos muchos acuerdos de Naciones Unidas que muy pocos (entre ellos todos los países escandinavos, Holanda, Luxemburgo y pare usted de contar) se tomaron en serio. Pero un grupo de ciudadanos y ciudadanas de esa incipiente sociedad civil organizada e indignada de nuestro país, una vez que dejamos de ser receptores de ayuda y empezamos la senda del crecimiento económico, decidimos que España también podía y debía hacer caso a esta recomendación y empezamos a reivindicarlo con fuerza. Por aquel entonces no había casi ONG, ni plataformas, ni coordinadoras ni por supuesto herramientas cibernéticas para convocar manifestaciones y encuentros. Usábamos el megáfono para gritar que el 0,7 es de justicia, no de caridad y tratábamos de que el Gobierno y la sociedad se dieran cuenta de la responsabilidad que tenemos los que tenemos la suerte de vivir en una zona del mundo rica para con los que no tienen esa suerte.
El tiempo fue pasando. La acampada primero se diseminó y multiplicó por muchos pueblos, ciudades y barrios (como la del 15M) y luego se levantó y nos fuimos a dormir en colchones blandos y darnos duchas calientes. Pero un buen grupo de los que allí estábamos seguimos empeñados en ese 0,7 a veces prometido, a veces recortado hasta límites vergonzosos e inhumanos, a veces vilipendiado, y nunca nunca conseguido. Las tiendas de campaña se recogieron, los que estaban en huelga de hambre la abandonaron (con secuelas que aún hoy sufren), pero el trabajo ha continuado y seguirá hasta conseguir que nos hagamos más solidarios con los empobrecidos del planeta. Han cambiado muchas estrategias en esta lucha: se han buscado aliados, se han hecho pactos, se ha hecho mucho pasillo y pisado muchas alfombras; han nacido múltiples plataformas, ONG, coordinadoras, iniciativas; se ha escrito mucho y se ha pensado bastante; pero nunca se ha dejado de salir a la calle a pedir el compromiso por un mundo más equitativo y justo.