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Todos los niños españoles son iguales, pero algunos son más iguales que otros

Manda muchas narices que un Ministerio que en su título lleva el atributo de Igualdad presente un Plan contra la pobreza infantil como este. Para empezar, es una puta vergüenza, con perdón, que se destinen 16 millones de euros para combatir la pobreza infantil mientras que a los de la secta católica se les da mensualmente, aparte de otras prebendas, 13.266.216,12 euros (página 166). Más de 13 millones mensuales para los que defienden a capa y crucifijo la vida de un embrión y 16 millones para los niños que viven en nuestro país por debajo del umbral de la pobreza. En la buena dirección, dicen... Sí, pero en sentido contrario.

Pero es que no queda ahí la cosa, no. Los iluminados del Ministerio de Igualdad y otros perejiles, no tienen ni idea de cómo hacer un reparto homogéneo de la mísera limosna que van a dejar en este cepillo, tan píos ellos. Como son tan leídos y tan bien preparados han pensado en usar el indicador AROPE del 2012 para hacer tal reparto, pero sin tener en cuenta la distribución de la población en las distintas comunidades autónomas. Total, ¿para qué?

El listo de turno ha sumado todos los indicadores AROPE de las 15 comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas. Le sale al nota 512,8, divide los 16 millones entre ese número y le sale que el punto de AROPE está a 31.201,79 €. Y piensa, en el clímax de su maniobra, ya está, ahora multiplico el índice AROPE de cada comunidad por esa cantidad y eso es lo que le toca a cada comunidad. Y se habrá quedado tan a gusto. Pero, tela de a gusto, porque con esas cuentas, a los andaluces, a esos malos malísimos que no son colegas, los dejamos con 1,90 euros por niño, mientras que en la Ciudad de Ceuta, por ejemplo, recibirá 153,02 por cada menor en riesgo de pobreza.

Esto me recuerda a una adivinanza de un padre que tenía 17 camellos, no 17 comunidades, y 3 hijos a los que, por lo que se ve, quería de forma desigual y dejó en herencia los citados artiodáctilos a repartir de la siguiente manera: la mitad para el mayor, un tercio para el mediano y un noveno para el pequeño. Muerto el padre, los hijos se dan cuenta de que no pueden repartir así la herencia (se ve que el padre sabía tanto de Matemáticas como los del Ministerio de Igualdad), así que pidieron a un vecino un camello prestado, ya tenían 18: le dieron (para cumplir la promesa de su padre) 9 al mayor, 6 al mediano, 2 al pequeño y le devolvieron el suyo al vecino.

Aquí la cosa no va de camellos (aunque, a veces, cuesta creerlo cuando escuchas hablar de los signos de recuperación económica) pero las cuentas también están mal hechas. Y, leche, no son tan difíciles, están también en la tabla anterior. Basta con sumar el número de menores en AROPE, 2.320.342 niños en nuestro gran país, y dividir la limosna de 16 millones entre ese número, obteniendo casi 7 eurazos (¡que no falte de ná!) por niñoeurazos en riesgo de pobreza y/o exclusión. Sí, la cosa sigue siendo sumamente ridícula, pero, al menos, es homogénea y justa. Claro que hablar de justicia en este país ya da, no sólo risa, sino rabia e impotencia.

Es inevitable evocar aquella rebelión en una granja que, magistralmente, nos regaló Orwell y, como se habrán dado cuenta, de ahí viene el título de este artículo: todos los niños españoles son iguales, pero algunos niños españoles son más iguales que otros. Y sí, aquí también hay ya muchos cerdos andando sobre dos patas pero siguen sin saber nada de matemáticas.

Qué poca vergüenza.

Manda muchas narices que un Ministerio que en su título lleva el atributo de Igualdad presente un Plan contra la pobreza infantil como este. Para empezar, es una puta vergüenza, con perdón, que se destinen 16 millones de euros para combatir la pobreza infantil mientras que a los de la secta católica se les da mensualmente, aparte de otras prebendas, 13.266.216,12 euros (página 166). Más de 13 millones mensuales para los que defienden a capa y crucifijo la vida de un embrión y 16 millones para los niños que viven en nuestro país por debajo del umbral de la pobreza. En la buena dirección, dicen... Sí, pero en sentido contrario.

Pero es que no queda ahí la cosa, no. Los iluminados del Ministerio de Igualdad y otros perejiles, no tienen ni idea de cómo hacer un reparto homogéneo de la mísera limosna que van a dejar en este cepillo, tan píos ellos. Como son tan leídos y tan bien preparados han pensado en usar el indicador AROPE del 2012 para hacer tal reparto, pero sin tener en cuenta la distribución de la población en las distintas comunidades autónomas. Total, ¿para qué?