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El odio injusto a Pedro Sánchez
Las trágicas inundaciones de Valencia han desenmascarado un odio irracional e injusto a Pedro Sánchez. Como si la estrategia durante años de falsedades y bulos sobre el presidente del Gobierno hubieran encontrado el terreno propicio para el insulto y rienda suelta a la inquina. Una estrategia abonada desde la extrema derecha y la derecha para deshumanizar al presidente que a punto estuvo en Paiporta de un desenlace que seguramente nunca pretendieron los partidos que representan tales ideologías. Cuando matar al político para arrebatarle el poder se pervierte en matar a la persona, algo podrido puede estar creciendo en el corazón de una sociedad; cuando, en el caso de nuestro país, la sociedad y sus representantes tienen la principal arma para derribar a un presidente: las urnas de la democracia o una moción de censura.
No, no, no… el dolor, impotencia y enfado comprensibles en los vecinos de las zonas castigadas por la catástrofe de la riada de agua y barro de la DANA no es la raíz de esa abominación de la persona de Sánchez. Los vecinos ya sabían que el responsable del aviso de la alarma es el Gobierno del PP de Carlos Mazón, aunque quizás el aviso tampoco hubiera evitado muchas de las muertes. Hay que recordar siempre que la tragedia de Valencia es fruto de un desastre natural. A muchos con tal de derribar al Gobierno se les olvida y quieren que las víctimas tampoco lo tengan en cuenta. Los insultos durísimos, la persecución con palos hasta darle con uno de hierro al presidente y destrozar su vehículo no es reflejo solo de una vecindad enfurecida contra una comitiva política cuando aún no habían llegado a muchos lugares las ayudas esperadas. La justicia ya investiga si eran grupos organizados de la extrema derecha los que instigaron las agresiones.
Lo advierte Felipe VI en Paiporta con Letizia embadurnada de barro y uno de los escoltas de la Reina con una brecha en la cabeza: “No hagáis caso a todo lo que se publica porque hay mucha intoxicación. Hay muchas personas interesadas en esto, ¿para qué? Para que haya caos”.
La ira llevaba tiempo acunándose. Ya antes de la catástrofe había escuchado con curiosidad alegatos de aversión incoherente contra Sánchez de personas conocidas mías por informaciones sesgadas y bulos
Qué desazón el toparse con los tuits de representantes públicos o amigos de estos acusando a inmigrantes de robo en supermercados y tiendas en la zona de la tragedia. Tampoco esto: En X (antes Twitter) Jacobo Robatto Perote, diputado en el Congreso de Vox por Granada: “El que se lo haya tirado que no se preocupe, que mañana llevo otro nuevo”. En referencia a este otro tuit de un colega, Spainball: “Espero que el palo con el que le han reventado la espalda a Sánchez acabe en el Museo del Ejército”.
Asusta el alcance de este relato sobre todo en jóvenes. A mí me acongoja escuchar a una vecina jalear en un lugar público que es mentira lo del golpe a Sánchez y que ella sí que le daría palos. ¿Y por qué? Me pregunto. ¿Por qué esa ira alimentada de bulos contra Pedro Sánchez? Insisto, no es la DANA de Valencia. No he oído ni visto lo mismo contra Carlos Mazón, también increpado. La ira llevaba tiempo acunándose. Ya antes de la catástrofe había escuchado con curiosidad alegatos de aversión incoherente contra Sánchez de personas conocidas mías por informaciones sesgadas y bulos. “Tiene que irse”. Les pedía una razón y respondían Cataluña. Vale. Pero no era eso… Si te ha subido la pensión como nunca, si la economía va muy bien en España, si no hay problemas de empleo en tu familia… Tiene que irse, tiene que irse…
Otro ejemplo: Un vídeo en las redes de Ana Bernardino, concejala andaluza del PP de Santa Elena (Jáen), con el siguiente resumen: manifiesta una ignorancia supina de la Constitución española al atribuirle poder inexistente al Rey de gobernar la situación, se alegra de que le hayan lanzado barro y llama “maricón de mierda” e “hijo de puta” a Pedro Sánchez. No creo que Bernardino haya leído nunca la Constitución, lo cual es grave en un cargo público.
Andalucía ya la experimentó en 1997 con la catástrofe de Aznalcóllar. Aznar gobernaba en la Moncloa y Chaves en Andalucía. Se llevaban tan mal que casi no se hablaban, pero ambos cedieron para una colaboración de las dos administraciones contra aquel desastre que amenazó como nunca a Doñana
El PP de Juan Manuel Moreno ha tardado poco en forzar la dimisión de la concejala de Jaén. Moreno, como otros presidentes autonómicos del PP, no comparten la estrategia de Alberto Núñez Feijóo en la catástrofe de Valencia. La DANA también ha tocado Andalucía con daños, sobre todo en la provincia de Málaga. Nada que ver con Valencia, claro, pero estoy convencida de que en una situación igual Moreno no hubiera sido un Mazón. Tampoco Feijóo se hubiera atrevido a reclamar la declaración de emergencia nacional para quitarle el mando al presidente andaluz. Moreno como Sánchez apuestan por la cooperación en las crisis. Andalucía ya la experimentó en 1997 con la catástrofe de Aznalcóllar. Aznar gobernaba en la Moncloa y Chaves en Andalucía. Se llevaban tan mal que casi no se hablaban, pero ambos cedieron para una colaboración de las dos administraciones contra aquel desastre que amenazó como nunca a Doñana.
Con el tiempo se verá cómo la movilización de recursos por parte del Gobierno de Pedro Sánchez para gestionar junto con la Generalitat de Valencia la tragedia humana desde el minuto uno ha sido más de lo apreciado ahora y que el descontento y el ruido de los bulos dejan reconocer. Un despliegue nunca visto en España con 26 pueblos anegados de barro, cientos de desaparecidos y por tanto víctimas por buscar y todas las infraestructuras de comunicación destrozadas, no era cosa de un día, ni dos, ni tres. La ayuda de los voluntarios en encomiable, pero lo que salvará a los despojados de Valencia y les permitirá rehacer su vida son los 10.600 millones de euros librados desde este martes por el Gobierno de Pedro Sánchez. A eso se ha estado dedicando también Sánchez y sus ministros estos días, a buscar soluciones, pese a la sospecha que quizás tengan de que el desastre se lleve por delante sus carreras políticas.
Insisto, no es la DANA de Valencia. El odio ya llevaba tiempo acunándose. Es una ira transoceánica que nos debería preocupar. Me confieso pesimista. Al cierre de este artículo aún se desconoce el resultado de las elecciones en Estados Unidos. Y si gana Donald Trump, qué alcance tendrá esa ola de odio en Europa y España.
Las trágicas inundaciones de Valencia han desenmascarado un odio irracional e injusto a Pedro Sánchez. Como si la estrategia durante años de falsedades y bulos sobre el presidente del Gobierno hubieran encontrado el terreno propicio para el insulto y rienda suelta a la inquina. Una estrategia abonada desde la extrema derecha y la derecha para deshumanizar al presidente que a punto estuvo en Paiporta de un desenlace que seguramente nunca pretendieron los partidos que representan tales ideologías. Cuando matar al político para arrebatarle el poder se pervierte en matar a la persona, algo podrido puede estar creciendo en el corazón de una sociedad; cuando, en el caso de nuestro país, la sociedad y sus representantes tienen la principal arma para derribar a un presidente: las urnas de la democracia o una moción de censura.
No, no, no… el dolor, impotencia y enfado comprensibles en los vecinos de las zonas castigadas por la catástrofe de la riada de agua y barro de la DANA no es la raíz de esa abominación de la persona de Sánchez. Los vecinos ya sabían que el responsable del aviso de la alarma es el Gobierno del PP de Carlos Mazón, aunque quizás el aviso tampoco hubiera evitado muchas de las muertes. Hay que recordar siempre que la tragedia de Valencia es fruto de un desastre natural. A muchos con tal de derribar al Gobierno se les olvida y quieren que las víctimas tampoco lo tengan en cuenta. Los insultos durísimos, la persecución con palos hasta darle con uno de hierro al presidente y destrozar su vehículo no es reflejo solo de una vecindad enfurecida contra una comitiva política cuando aún no habían llegado a muchos lugares las ayudas esperadas. La justicia ya investiga si eran grupos organizados de la extrema derecha los que instigaron las agresiones.