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Reaccionar para que el PP no arrase… o autoengañarse

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La derrota del PSOE y los partidos a su izquierda en las elecciones andaluzas ha sido una debacle que deja al PP las manos libres para, con mayoría absoluta, cargarse como en Madrid la educación y sanidad pública que en Andalucía conservan dignidad (pese al deterioro iniciado por la derechización socialista al final de sus 37 años de gobierno y ahondada en la última legislatura, de PP y Cs). El miedo al contagio en las generales ha llevado a Pedro Sánchez y el PSOE federal a anunciar rebajas del IVA, a aprobar hoy un plan anticrisis en Consejo de Ministros extraordinario y a prometer rearme ideológico, “empatía y más calle”.

Sin embargo, insisten en mantener en Andalucía el hundido proyecto de Juan Espadas. Una falta de respeto, una tomadura de pelo a la que la izquierda social andaluza no se va a resignar por más que confíen en que el paso de los días y nuevas noticias adormezcan al personal. Y ojo que un izquierdismo andaluz defraudado puede costar La Moncloa porque Andalucía elige a 61 de los 350 diputados del Congreso y ahora son 25 del PSOE y 15 del PP, pero ¿qué pasará en año y medio?

La incoherencia de Espadas al interpretar las causas de su debacle no puede ser mayor. Explica en cada entrevista que solo ha tenido siete meses para presentar su proyecto y equipo y con ello se refiere a que perdieron ¡dos años y medio! que debieron aprovechar para ejercer de alternativa al hoy todopoderoso Moreno Bonilla deshojando la margarita de si mantener a Susana Díaz como lideresa o llevársela, como al fin hicieron, al Senado-cementerio de elefantes (desde donde hoy ella se revuelve para resucitar el susanismo, ¡pasmaos! ¡Walking dead!).

Pues justo para no volver a perder tiempo, para tener pronto en Andalucía una/un líder socialista más de izquierdas e ilusionante, capaz de conectar, ganar y gobernar, es por lo que el PSOE debe ser, esta vez, diligente y no empeñarse en que los andaluces se acostumbren y aguanten.

El PSOE sigue en fase de negación de los errores que le han llevado a la debacle andaluza y si no la supera rápido puede costarle la Moncloa.

El PSOE tiene que aprender de su error garrafal de la legislatura pasada y espabilar. Porque, si no lo hacen, pueden empezar a pagarlo hasta en las municipales de la primavera de 2023 (pese al peso que en ellas tiene el tirón de cada alcalde), y les pasará factura en las generales dentro de año y medio, y cuatro años volarán sin que se den cuenta como les pasó con los cuatro previos, y con Espadas de nuevo en los carteles y debates, frente a un Juanma que dudo yo que mantenga su promesa de no presentarse a más de dos mandatos, el PSOE se dará otro batacazo. Cuanto antes empiecen la travesía del desierto, antes la superarán.

El PSOE preveía la derrota andaluza, no su magnitud

¿Qué gana nadie con avisar? ¿Qué ganaba el niño de El traje nuevo del emperador con exclamar que el soberano iba desnudo? La experiencia indica que no escucharán y cada advertencia sincera le granjeará a quien la hace la antipatía de los criticados. Pero lo que la izquierda social desea es que en un futuro lo más cercano posible su representación política sea capaz de recuperar el gobierno y eso pasa a día de hoy, inexorablemente, por el fortalecimiento del PSOE y de todos los partidos a su izquierda y, una vez logrado esto, por el pacto entre todos ellos.

Una obviedad aplastante que bulle en las calles de Andalucía es que el primer paso para ganar es querer hacerlo y el PSOE no quería. Contaba con esta derrota táctica. El propio Espadas lo confiesa en sus entrevistas cuando dice que él sabía que su proyecto era “de medio y largo plazo”. Daba la derrota por buena. Él y su círculo íntimo que vienen de abandonar a su mentora Susana Díaz, pensaban que valía la pena una ligera derrota para evitarse la catarsis gorda. Ese cambio profundo por el que otr@s compañer@s, más jóvenes, más sanchistas, tal vez más izquierdistas, les quitaran del candelero.

El PSOE contaba con esta derrota en Andalucía. Espadas lo admite al decir que su proyecto era a medio plazo. Pero creyó que el PP necesitaría a Vox y eso le desgastaría. Y no ha pasado.

Se equivocaron al no prever la hondura del hundimiento. Y, sobre todo, al imaginarse que el PP tendría que pactar con el fascista Vox de la desquiciada Olona y sufriría el consiguiente desgaste. Pero eso no ha pasado. Moreno Bonilla ha borrado al PSOE del mapa incluso en pueblos como Utrera (Sevilla) ¡donde el PP no tiene ni concejales! y ahora va a gobernar a golpe de mayoría absoluta, con el control de los presupuestos, de medios de comunicación afines por convencimiento o porque ansían financiarse con la publicidad institucional o tan manipulados como logren someter a RTVA-Canal Sur.

Va a costar desalojar a la derecha de San Telmo incluso poniendo en marcha el mayor talento y esfuerzo. Cuanto más con la resignación de un Espadas que declara: “Si bonito es ganar, lo más importante es saber levantarse”. Pues nada, a perder y levantarse, como un tentetieso, hasta el infinito y más allá. ¡Por favor, que las consecuencias son tremendas!

Se necesita nuevo proyecto y una personalidad con liderazgo

El PSOE, de haber querido ganar, aquí se comenta en casas y plazas, habría elegido a una candidata con tirón en vez de a uno anodino. El nombre que repiten las bocas es el de María Jesús Montero. Ella no habría garantizado la victoria, nadie se engaña. Ni la garantizará si, al fin, se hace la luz, las bases y cargos sensatos se mueven (como pareció el sevillano Gómez de Celis en la Ejecutiva postelectoral) y Montero asume la responsabilidad. La pérdida de credibilidad del socialismo en Andalucía viene de lejos y ella fue consejera de los últimos gobiernos. Pero su gestión al frente de Sanidad y Hacienda sigue siendo valorada como rigurosa y eficaz y la gente aprecia en ella infinitamente más carisma y un latido más profundo de izquierda.

No por casualidad, dentro del Gobierno central, Montero es de l@s ministr@s socialistas con mayor sintonía con l@s de Unidas Podemos. Algo clave para engrasar el necesario entendimiento con los partidos a la izquierda del PSOE: Por Andalucía y Adelante que han bajado de 17 escaños a 5 y 2 al ir por separados.

Alguien con perfil más progresista que Espadas facilitaría superar uno de los grandes escollos por el que chocaron Unidas Podemos de Inma Nieto y Adelante de Teresa Rodríguez: la disposición a acordar con los socialistas que los unos defendían y la otra criticaba (aun superando este quedaría la infantil lucha de egos y lograr que la gente sensata de Adelante impida que su visión del andalucismo, con dos diputados, se convierta en excusa para boicotear una opción de avance social).

Recuperar San Telmo y mantener La Moncloa exige que crezcan el PSOE y los partidos a su izquierda y también que pacten entre ellos, algo que podría facilitar un perfil como el de María Jesús Montero.

Pasma que no se verbalice la opción de que María Jesús Montero sustituya a Espadas cuando a escala nacional se habla de renovar el gobierno remozado hace solo un año para, ahora, postular como alcaldes y alcaldesas a l@s ministr@s Miquel Iceta (Barcelona), Diana Morant (Valencia) y Carolina Darias (Las Palmas) y como candidatas a presidentas autonómicas a Pilar Alegría (Aragón) e Isabel Rodríguez (Castilla-La Mancha).

Para vivificar el Consejo de Ministros se apunta, además, la llegada de talentos regionales del socialismo, anónimos de momento, que si son tan prometedores como ministros quizá podrían igualmente reavivar la ilusión como candidat@ a la Junta de Andalucía frente al fundido Espadas, caso de que Montero se negara en banda a volver Andalucía.

Más aún, para la alcaldía y Comunidad de Madrid, el PSOE contempla buscar candidat@s entre progresistas de prestigio sin carné del partido.

Las opciones parecen infinitas, menos en Andalucía. El histórico granero de votos del PSOE y también de Izquierda Unida, ambos ahora aquí en caída libre (¡Lo de IU y el PCE es de traca!), sin el que históricamente no habría habido en España gobiernos de progreso alternativos al PP. Empeñarse en el “¿No queréis al Espadas exsusanista? ¡Pues tomad dos tazas!” no cuela, harta. Acabará en platos rotos. Y volveremos a sufrirlo tod@s.

La derrota del PSOE y los partidos a su izquierda en las elecciones andaluzas ha sido una debacle que deja al PP las manos libres para, con mayoría absoluta, cargarse como en Madrid la educación y sanidad pública que en Andalucía conservan dignidad (pese al deterioro iniciado por la derechización socialista al final de sus 37 años de gobierno y ahondada en la última legislatura, de PP y Cs). El miedo al contagio en las generales ha llevado a Pedro Sánchez y el PSOE federal a anunciar rebajas del IVA, a aprobar hoy un plan anticrisis en Consejo de Ministros extraordinario y a prometer rearme ideológico, “empatía y más calle”.

Sin embargo, insisten en mantener en Andalucía el hundido proyecto de Juan Espadas. Una falta de respeto, una tomadura de pelo a la que la izquierda social andaluza no se va a resignar por más que confíen en que el paso de los días y nuevas noticias adormezcan al personal. Y ojo que un izquierdismo andaluz defraudado puede costar La Moncloa porque Andalucía elige a 61 de los 350 diputados del Congreso y ahora son 25 del PSOE y 15 del PP, pero ¿qué pasará en año y medio?