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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

¿Sabías que nos la jugamos en Senegal?

12 de marzo de 2021 21:20 h

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Ya sé que cuesta creer que haya algo más que el “terremoto Ayuso” y “los tránsfugas de Murcia”. Pero no solo lo hay, sino que, si queremos evitar que los fascistas de Vox nos acaben gobernando, primero en Madrid, luego en Andalucía y en todo el país hay que combatir la ceguera de lo inmediato y abrir plano panorámico. Porque en el planeta globalizado, todo es cercano, está interconectado. El pulso no es “Socialismo o libertad”, como clama Isabel Trump, sino “Democracia o dictadura”. Por eso es temerario ignorar lo que estalló en Senegal este 3 de marzo.

Ese día fue arrestado en Dakar Ousmane Sonko, el principal líder opositor del país desde que el presidente Macky Sall pactó con quien quedó segundo en las discutidas elecciones de 2019. La acusación contra Sonko –cabeza del partido PASTEF- fue violación y amenazas a una masajista. Pero la sociedad senegalesa clamó que eran falsas, que el gobierno manipulaba la justicia para deshacerse de su adversario político. ¡Por tercera vez ya! Pues lo hizo al encarcelar en 2017 al alcalde de Dakar, Khalifa Sall, acusado de malversaciones y en 2013 a Karim Wade, hijo del ex presidente Abdoulaye Wade, acusado de “enriquecimiento ilícito”. 

Los senegaleses han salido en masa a exigir la liberación de Ousmane Sonko –que también reclamó Amnistía Internacional– convencidos de que es víctima de un caso falso –como los de Julian Assange, Lula da Silva o el opositor ruso Navalni–. ¿Y cuál ha sido la respuesta del gobierno de Macky Sall, aliado de España y la Unión Europea (protegido de Francia a cambio de mantener el neocolonialismo empresarial francés)? Abrir fuego contra los manifestantes y asesinar, al menos, a 12. Hombres de 12 a 35 años. Niños y muchachos: Moustapha Dramé (35 años), Modou Ndiaye y Cheikhouna Ndiaye (21 años), Mansour Thiam, Pape Sidy Mbaye, Famara Goudiaby y Chaik Coly (20 años), Sadio Camara (18 años) Alassane Bary y Baye Cheikh Diop (17 años), Bounama Sylla Sagna (14 años) y Bourouma Sané (12 años).

¿Son pocos 12 muertos? ¿No justifican la atención mediática y social? Pues vaya la que se lio con el asesinato de George Floyd, ¿no? BlackLives todavía Matters menos si los negros son africanos.

Solidaridad hoy en la Puerta del Sol

Pues los senegaleses no resignan. Siguen ejerciendo su derecho a la libre expresión, pese a que el gobierno haya arrestado a 500 manifestantes, puesto a 350 a disposición judicial y encarcelado a 150, limitado Internet, cerrado dos TV nacionales acusándolas de promover la insurrección, mandado gasear a periodistas que cubrían las protestas, intervenido móviles y redes sociales de políticos, activistas y todo defensor de los derechos humanos y la libertad.

¿Condena el gobierno español de PSOE-Unidas Podemos la deriva dictatorial del ejecutivo senegalés? Pues que se pronuncie como ha hecho al condenar el golpe de Estado en Myanmar. Porque, de momento, el ministro Marlaska –sí, el que se ha comprado una cita de correr por 2.700 euros de nuestros impuestos- sigue defendiendo los vuelos de deportación de migrantes a Senegal con el argumento de que “es un país seguro”.

Para denunciar lo que está pasando en Senegal, hoy sábado, en la Puerta del Sol de Madrid, a las 16h, habrá una concentración de la diáspora senegalesa y africana, de afrodescendientes y cualquier ciudadano y entidad pro democracia y derechos humanos, convocada por Seynabou Helene Sey, coordinadora de PASTEF en España y Birane Wane, responsable aquí de M2D (Mouvement de défense de la démocratie) que aglutina a colectivos civiles como France Dégage y Y’en a Marre (Lárgate, Francia y Estamos hartos)

Las protestas trascienden el caso Sonko

Las protestas en Senegal lograron la liberación de Sonko el día 8, pero no han parado porque el hartazgo y reivindicaciones van mucho más allá. Exigen que se devuelvan los derechos políticos a Sonko pero también a los antes represaliados Khalifa Sall y a Karim Wade, que se libere a los civiles encarcelados, que se juzguen los asesinatos y que se fijen ya las elecciones legislativas de 2022 y presidenciales de 2024. Así como que Macky Sall, deslegitimado por la violencia, prometa siquiera cumplir la limitación constitucional de dos mandatos y no volverse a presentar.

Sonko encarna la esperanza anti-corrupción. Pues según denuncian, los fondos europeos y españoles que se entregan a Macky Sall con el supuesto objetivo de crear empleo, están quedando en manos de la elite oficial.

¿Qué importa Senegal a los españoles?

Incluso si somos tan egoístas como para que nos resbale que masacren a hermana/os africanos, el pulso por la democracia en Dakar debería importarnos. Porque la extrema derecha ha resucitado en España tras cuarenta años, ha engordado y llegado a las instituciones donde se decide y manejan presupuestos azuzando el miedo y odio a los migrantes y refugiados. Y como les ha funcionado, no sólo a ellos, sino a sus aliados húngaros, polacos, italianos (que ya tantean crear grupo propio en el Europarlamento porque el del PP, ojo, les parece muy de izquierdas), van a seguir haciéndolo.

Aquí todo se enfoca al efecto de la migración, que llegan pateras, pero queriendo cerrar los ojos a las causas. También en Senegal hay restricciones Covid, toque de queda, hosteleros hundidos, tiendas en quiebra, solo que allí si te manifiestas pidiendo ayudas ¡te tirotean!

Aquí reducimos a los africanos a la categoría de víctimas (de catástrofes, enfermedades, guerras, hambre), empeñados en no verles como los sujetos políticos, valientes y decididos, que son, a la conquista de su presente, en su continente y la diáspora.

Demócratas y demócratas, de las dos orillas, tenemos que remar juntos para no hundirnos.

Hoy en Sol y de forma simultánea en la londinense Plaza Trafalgar y la Plaza de la Nación de Dakar: #FREESENEGAL

Ya sé que cuesta creer que haya algo más que el “terremoto Ayuso” y “los tránsfugas de Murcia”. Pero no solo lo hay, sino que, si queremos evitar que los fascistas de Vox nos acaben gobernando, primero en Madrid, luego en Andalucía y en todo el país hay que combatir la ceguera de lo inmediato y abrir plano panorámico. Porque en el planeta globalizado, todo es cercano, está interconectado. El pulso no es “Socialismo o libertad”, como clama Isabel Trump, sino “Democracia o dictadura”. Por eso es temerario ignorar lo que estalló en Senegal este 3 de marzo.

Ese día fue arrestado en Dakar Ousmane Sonko, el principal líder opositor del país desde que el presidente Macky Sall pactó con quien quedó segundo en las discutidas elecciones de 2019. La acusación contra Sonko –cabeza del partido PASTEF- fue violación y amenazas a una masajista. Pero la sociedad senegalesa clamó que eran falsas, que el gobierno manipulaba la justicia para deshacerse de su adversario político. ¡Por tercera vez ya! Pues lo hizo al encarcelar en 2017 al alcalde de Dakar, Khalifa Sall, acusado de malversaciones y en 2013 a Karim Wade, hijo del ex presidente Abdoulaye Wade, acusado de “enriquecimiento ilícito”.