Un problema difícil de atajar, de muchas variables, pero en el que padres y docentes pueden decir mucho y trabajar en la prevención. El Centro Cívico Torre del Agua de Sevilla acogió este sábado la primera edición de la mesa redonda sobre el acoso escolar organizada por el Instituto Andaluz para la Prevención del Acoso Escolar. “Los padres se enteran de que su hijo sufre acoso cuando lo somatizan. La detección precoz del acoso escolar es que los niños te lo cuenten, y para eso hay que hablar con ellos”, dijo en una de sus intervenciones Rafael Romero, director del IAPAE. Las víctimas, padres y acosados, y eso quedó claro en el debate, son los que más sufren.
Romero, que cerró la jornada, hizo hincapié en dotar a los niños acosados de herramientras de defensa y en la labor de prevención, criticando el papel de los directores de los centros educativos ante presuntos casos de acoso y denunciando la politización de los asociaciones de madres y padres de alumnos en los colegios, y la falta de valentía de los profesores a la hora de abordar el acoso escolar.
Lidia Caballero, psicóloga, opinó que las herramientas son necesarias tanto antes como después de padecer acoso escolar para saber afrontar lo que viene tras un episodio de acoso en el colegio. Puso el foco en el papel de la familia y abogó por gestionar las emociones ya que “el daño del acoso escolar queda para el resto de la vida”. “Las familias sois el ancla del barco y, si se pierde, el barco se va a la deriva”, señaló.
Libertad Benítez, portavoz de Educación de Podemos en el Parlamento andaluz, orientadora educativa de profesión, propuso mejorar la convivencia y la democracia en los centros educativos, lamentando tendencias como la de minimizar el acoso escolar o la de banalizar y trivializar el sufrimiento de las víctimas, normalizando conductas agresivas. Benítez lamentó que los niños lleguen a percibir el colegio como un terreno hostil y apostó por mejorar los programas de acción tutorial y por conocer mejor a los alumnos y a sus entornos.
El debate, acalorado por momentos con la presencia de padres y madres cuyos hijos padecen o han padecido acoso escolar, también contó con la presencia de una criminóloga Sandra Calvo, coautora del libro 'Aprendo a mantenerme seguro. Mi primer manual de seguridad', quien también resaltó la importancia de la familia ante el acoso escolar y señalando que los profesores deben intervenir pese a que el director del centro educativo sea el que tenga la última palabra ante un supuesto caso.
Javier Puerto, profesor de Geografía e Historia en el Instituto Virgen del Castillo, de Lebrija (Sevilla) vicepresidente del Área de Comunicación de la Asociación de Profesores de Instituto de Andalucía (APIA), comentó que las aulas colapsadas de alumnos son el perfecto caldo de cultivo para generar desigualdades en los centros, apostando por potenciar la comunicación en casa y en el colegio, y condenar el acoso cuando se perciba. Como representante de los docentes, indicó que habrá profesores que miran para otro lado pero que hay otros muchos comprometidos.
Desde el punto de vista de la monitora de apoyo escolar en aulas de infantil, Juani Alcantarilla comentó las lagunas del protocolo contra el acoso escolar de la Junta de Andalucía y abogó por la prevención para evitar los casos de acoso. En ese punto propuso la creación de un organismo externo al colegio que pudiera decidir qué hacer ante un supuesto caso de acoso escolar.
Las familias que asistieron a la mesa, procedentes de varios puntos de Andalucía, fueron muy críticas en general con el papel de los profesores, los directores de los colegios o los inspectores educativos ante supuestos casos de acosos, pusieron muy en duda la eficacia del protocolo y lamentaron que en la mayoría de los casos la cuestión se solvente con el cambio de colegio del niño acosado o con la expulsión temporal del acosador. Solicitaron un mayor apoyo a los alumnos acosados por parte de la comunidad educativa y más valentía a los docentes que se encargan de ellos en los colegios e institutos para denunciar posibles episodios de acoso.