El intento de CCOO y UGT de resucitar con pancartas en la calle el espíritu reivindicativo del 28-F, Día de Andalucía, ha tensado los últimos días la cuerda de sus relaciones con una parte del Gobierno andaluz. El PSOE no quería que de ninguna de las maneras la protesta afeara uno de los actos estrella del calendario regional institucional: la entrega de las Medallas de Andalucía en el Teatro de la Maestranza de Sevilla. Había precedentes: en 2006 el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) lo boicoteó con una protesta contra el nombramiento de Hija predilecta de la Duquesa de Alba. Este año podría ser peor. El problema no está, como entonces, en las fincas y cortijos de un terrateniente con título nobiliario sino en las listas del paro: 1,4 millones de andaluces sin trabajo. Casi un 36% de la población. Pobreza, desahucios y recortes, con el ingrediente de la corrupción política pueden ser un cóctel explosivo. Y a esto se une un factor más: el otro socio de gobierno, IU, con su coordinador regional y vicepresidente de la Junta, Diego Valderas, quieren sostener la pancarta.
El entuerto ha quedado resuelto a primera hora de esta mañana después de varias negociaciones telefónicas. El escollo estaba en la coincidencia en el espacio y en el tiempo: a las 12:00 y en Sevilla. Los socialistas sugirieron que las marchas se pospusieran a la tarde, una idea rechazada de plano por los sindicatos. Solución: alteración de agendas. Adelanto de una hora de la manifestación y retraso de otra de los premios. Un margen de tiempo suficiente y un recorrido alternativo para que ambos actos discurran sin tropiezos.
En cuanto a la participación política en las manifestaciones, también hubo sus más y sus menos. Pero no entre PSOE e IU. Ambos partidos tienen claro que quien quiera que vaya. Pero las dos organizaciones sindicales lo que no querían en la cabecera es a dirigente alguno, sea del signo que fuera, aunque en otras ocasiones haya sido así. Podrían verse tentados de acaparar protagonismo. La salida a la que se ha llegado es que asistan, pero varios pasos por detrás. Eso hará Valderas, que tendrá un 28-F maratoniano. Irá a primera hora al acto en el Parlamento andaluz; del Hospital de las Cinco Llagas se dirigirá a la manifestación en la Puerta Osario; y luego desenrollará la corbata que lleve en el bolsillo para ir, ya como vicepresidente de la Junta, al Teatro de la Maestranza.
De la tentación que pudieran tener el antes SOC y ahora SAT de Diego Cañamero y la CUT de Juan Manuel Sánchez Gordillo (parlamentario por IU) de una acción sorpresa para reventar el evento, después del éxito cosechado este verano con sus asaltos a supermercados y ocupaciones de sucursales bancarias, no es descartable. Sánchez Gordillo ya ha marcado el 28-F como una jornada de lucha. Pero sería un sinsentido que precisamente lo hicieran el año en el que se va a nombrar Hijo Predilecto de Andalucía a título póstumo a Manuel José García Caparrós, el joven sindicalista que hace 35 años murió por un disparo de la Policía durante la manifestación en pro de la autonomía andaluza del 4 de diciembre de 1977, y cuya figura reivindica.