“Las entidades prestadoras de servicios de agua y las comunidades de usuarios de aguas implantarán sistemas digitales de gestión de los recursos hídricos y las infraestructuras hidráulicas que permitan una gestión eficiente y transparente, así como un adecuado control por parte de las administraciones competentes”. Lo dice el artículo 59.3 de la Ley de Economía Circular de Andalucía que cumple ahora un año desde su entrada en vigor y con ello el plazo para que las empresas encargadas de la gestión de los servicios públicos del agua pongan en marcha ese tipo de sistemas, entre ellos, la incorporación dentro de sus instalaciones de contadores inteligentes que permitan controlar el consumo de agua en tiempo real y evitar su desperdicio por fugas involuntarias.
Pero esa previsión contenida en la nueva normativa supone “una gran inversión que no está al alcance de todos los operadores y menos en corto espacio de tiempo”, advierten desde la Asociación de Abastecimientos de Agua y Saneamientos de Andalucía (ASA), que aglutina a la práctica totalidad de las empresas andaluzas del ciclo integral urbano del agua y representa a toda la tipología de operadores, tanto gestores públicos como privados y mixtos. Para la implantación de esos sistemas digitales de gestión de los recursos hídricos y las infraestructuras hidráulicas se espera “un despliegue progresivo y sostenible en los próximos años”, sostienen desde ASA.
El Defensor del Pueblo Andaluz tiene abierta en este sentido una actuación de oficio dirigida a Secretaría General del Agua de la Consejería de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta, así como a las entidades suministradoras de las capitales de las ocho provincias y a las entidades suministradoras de municipios de más de cincuenta mil habitantes, así como a las asociaciones ASA y AEOPAS.
Consultada por ese artículo de la Ley y la implantación de sistemas digitales en el ciclo del agua, fuentes oficiales de la Consejería no atienden a la pregunta de este periódico de si han llevado a cabo algún tipo de control para ver su grado de desarrollo en Andalucía. Hay que tener en cuenta que “la implantación de estas medidas supone ya un mandato legal”, según advierte el Defensor del Pueblo, y es “de aplicación en el plazo de un año”. Esto es a partir de este mes de mayo, de acuerdo con la disposición final decimotercera de la citada Ley.
Tomas tardías de lectura
En la Defensoría se reciben múltiples quejas por elevadas facturaciones de agua debidas a un consumo no advertido en caso de avería en las instalaciones interiores u otras circunstancias. Con esos contadores inteligentes, además de evitar el perjuicio económico para el usuario, la pérdida de agua en un tiempo de sequía como el actual podría corregirse más rápidamente y reducir los plazos de las tomas de lecturas, que muchas veces se realiza de forma trimestral o en otras se añade el tiempo que transcurre hasta que se graba el dato de consumo registrado por el contador para su facturación.
“Normalmente la avería no se detecta hasta que se toma lectura del contador y se advierte por el histórico de consumo registrado que se ha producido un elevado gasto de agua en el periodo transcurrido desde la última lectura”, advierten desde el Defensor, que demanda a las entidades suministradoras “un papel proactivo en la advertencia de posibles fugas para procurar su corrección inmediata o se reduzcan los plazos mínimos de toma de lecturas, a fin de evitar la pérdida de agua”.
Las empresas reconocen que la implantación de contadores inteligentes de agua en Andalucía se enmarca en el proceso general de transformación digital de las empresas de servicios del ciclo integral del agua de uso urbano. Según la Asociación de Abastecimientos de Agua y Saneamientos de Andalucía (ASA), las empresas del sector han iniciado un proceso de incorporación, integración y consolidación de la telelectura para “proporcionar nuevos servicios a los usuarios” pero se trata de un “ambicioso proceso de digitalización” de la gestión del ciclo integral que conlleva “una gran inversión” que hace que su despliegue sea “progresivo y sostenible en los próximos años”.
Argumentan desde ASA que “la realidad” de las empresas operadoras “es muy diversa”, así como “los medios y recursos de los que disponen”, advirtiendo de que el camino hacia la digitalización es “el único posible y más factible en lo que a la gestión del agua urbana se refiere”. “Pero esto requiere unos tiempos de desarrollo y actuación, un procedimiento gradual, paulatino y acorde a lo que se marca normativamente en cuanto a plazos, tramos y prioridades de ejecución”, aseguran mientras las entidades “continúan haciendo notables esfuerzos de inversión para seguir dando pasos e ir incorporando dentro de sus instalaciones contadores que permitan controlar el consumo de agua en tiempo real”.
Un proceso “en plena evolución”
De acuerdo al planteamiento de la actuación del Defensor, en ASA aseguran que el objeto del proceso de implantación de contadores inteligentes de agua y su evolución responde a una estrategia general e integral que aprovecha la innovación y las nuevas tecnologías para “apostar de forma progresiva y evolutiva por el modelo de contadores de telegestión como opción óptima para el usuario, la sostenibilidad social, ambiental y económica del ciclo del agua, dada la información continua y actualizada que proporciona sobre el consumo de este bien esencial”.
Según concluyen, la normativa obliga a los operadores de agua a implantar sistemas digitales de gestión de recursos hídricos, “y eso estamos haciendo y promoviendo”, dentro de “un proceso de mayor envergadura y duración en el tiempo, aún en plena evolución”, no contando la inminente aplicación de su implantación como dispone la Ley, que no prevé sancione concretas a ese respecto.
Desde la Defensoría se reconoce que las entidades suministradoras “vienen desarrollando un importante esfuerzo inversor para el despliegue de este tipo de contadores dentro de su parque para adoptar medidas que permitan controlar el consumo de agua en tiempo real” pero “en el escenario de sequía en el que nos encontramos desde hace tiempo, la implantación de esta tecnología supone un elemento indispensable a favor de la eficiencia hídrica”.