El Centro de Documentación Musical de Andalucía, situado en Granada, ha dejado de ser lo que era hasta ahora. Esta institución, abierta en 1987 y que tiene como objetivo la custodia, catalogación y la recuperación de material musical creado o relacionado con Andalucía, entre otras funciones, ha dejado de operar con independencia. La nueva Consejería de Cultura de Andrés Bernal firmó el pasado 9 de agosto un decreto que “suprime” el centro como tal y lo convierte en una “unidad administrativa” de la Biblioteca de Andalucía, también con sede en Granada. Mientras Cultura defiende que se trata de un proceso de “simplificación” de los órganos administrativos, intelectuales de la ciudad censuran lo que consideran una decisión “alarmante” a través de una carta promovida por el escritor Vázquez Medel.
A través de un manifiesto que ya han firmado numerosos ciudadanos anónimos y eruditos de diferentes ámbitos de Andalucía, denuncian la actitud de la Consejería de Cultura al pretender simplificar sus órganos administrativos suprimiendo la independencia de este Centro de Documentación Musical de Andalucía que se sitúa en la Carrera del Darro, en pleno corazón de Granada: “Vemos con inquietud que la mención a la Cultura haya sido relegada a un segundo y menoscabado lugar en la denominación de la Consejería correspondiente en el Gobierno de Andalucía, y exigimos la existencia de una Consejería de Cultura con las importantes competencias que requiere y con una dotación económica y funcional suficiente para impulsar como es necesario la cultura de Andalucía”.
Trabajadores funcionarios
Lo que va a ocurrir a partir de ahora es que el citado centro, que no cambiará de ubicación, ya no tendrá independencia a la hora de ejecutar su presupuesto o establecer contacto con colaboradores externos. La decena de trabajadores públicos de la institución y la decena de estudiantes que hacen investigaciones y doctorados en ella pasan a depender de la Biblioteca de Andalucía, una entidad que no pasa tampoco por su mejor momento. Según denuncian los intelectuales tras el manifiesto, “la Biblioteca de Andalucía -desde el momento de su creación hasta hoy- sigue sin tener un edificio adecuado a sus necesidades y dormita alojada en los locales de la Biblioteca Pública Provincial de Granada”. Por eso, no comprenden cómo se puede alojar una “unidad administrativa” en una institución que “casi no existe”.
El director del Centro de Documentación Musical de Andalucía, Reynaldo Fernández, es uno de los primeros sorprendidos por la decisión adoptada por la Consejería de Cultura: “No se entiende en muchos aspectos, pero es que ni siquiera por razones de ahorro. Los trabajadores que estamos somos funcionarios, por lo que nuestros puestos están tasados y el edificio que alberga al centro es propiedad del estado por el que no se paga dinero”. No obstante, Cultura señala en su decreto que una “modificación necesaria” de los puestos de trabajo, pero que mientras eso ocurre, los empleados también estarán adscritos a la Biblioteca de Andalucía. Un aspecto que genera aún más incertidumbre.
“Racionalizar” recursos
Desde el punto de vista de la Junta de Andalucía, la supresión de la identidad propia del Centro de Documentación Musical se explica con el objetivo de “simplificación” de las unidades administrativas que tiene el Ejecutivo regional por toda la geografía. Consideran que es necesario eliminar entidades con el fin de “racionalizar” recursos. Algo que recuerda a lo que está ocurriendo con la disolución de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP) y su posterior incorporación al Instituto de Salud de Andalucía (ISA) que de momento se encuentra paralizado. En este caso, fuentes del centro musical tampoco entienden la racionalización de recursos porque, como ocurre con la EASP, el Centro de Documentación Musical de Andalucía cuenta con un prestigio acreditado durante más de tres décadas.
Es un centro totalmente gratuito y accesible para que los ciudadanos puedan adentrarse en la cultura musical de Andalucía a lo largo de los siglos. Además, mantiene sinergias con diferentes universidades para que sus estudiantes puedan realizar investigaciones y doctorados relacionados con la vasta hemeroteca con la que cuenta la institución. Al mismo tiempo, es un lugar al que suelen acudir creadores y autores musicales no solo de Andalucía, pero que guardan relación con la región, para legar sus obras o incluso sus instrumentos musicales.
“Como las investigaciones que se hacen en el centro dependen de subvenciones externas, ahora corren peligro”, afirman Reynaldo Fernández, el director. “Todo lo que se quiera hacer en el Centro de Documentación Musical ha de pasar ahora primero por la Biblioteca de Andalucía con la que, de momento, hay buenas relaciones, pero esto puede cambiar en el futuro”. Como pierden independencia, la libertad a la hora de decidir la hoja de ruta de la institución también se pierde. “Ya sabemos de autores que nos iban a ceder sus obras que han decidido no hacerlo para optar por otras entidades que les den mayor seguridad sobre las funciones que desempeñan”.
A partir de ahora, “todo va a depender del presupuesto y las ganas que tenga la Biblioteca de Andalucía”. Reynaldo Fernández afirma que están esperando a que desde la Consejería de Cultura se reúnan con ellos para hablar del tema y explorar posibles soluciones. Mientras, andaluces y andaluzas siguen firmando un manifiesto (al cierre de esta edición ya eran 1.000 personas las que habían firmado) en el que instan “al Gobierno de Andalucía a la apertura de un diálogo abierto y fecundo con instituciones, asociaciones y colectivos representativos del mundo de la cultura en Andalucía, a fin de redefinir las vías necesarias para garantizar el respeto y el fomento de la cultura andaluza”.