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La UPO analiza en una Jornada el Informe de la UNESCO sobre la construcción de un nuevo contrato social para la educación

La Universidad Pablo de Olavide ha celebrado una jornada de presentación y debate sobre el Informe de la UNESCO que, bajo el título ‘Reimaginar juntos los futuros de la educación. Un nuevo contrato social para la educación’, ha sido elaborado en un periodo de dos años y se ha basado en un proceso de consulta mundial en el que ha participado alrededor de un millón de personas con el objetivo de reinventar urgentemente la educación para que se convierta en una ayuda a la hora de afrontar los actuales retos comunes de la humanidad.

La Jornada, organizada por el MAES de la UPO, la Facultad de Ciencias Sociales, la Fundación SM y el Grupo de Investigación en Acción Socioeducativa de la Universidad Pablo de Olavide, analiza la perspectiva actual, según la cual, la humanidad se enfrenta a graves riesgos para su futuro y la propia vida del planeta. La ampliación de la desigualdad social y económica, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el uso de recursos que sobrepasa los límites del planeta, el retroceso democrático y la automatización tecnológica disruptiva representan las señas de identidad de esta coyuntura histórica.

El Informe ‘Reimaginar juntos los futuros de la educación’ invita a gobiernos, instituciones, organizaciones y ciudadanía de todo el mundo a forjar un nuevo contrato social para la educación que ayude a construir un futuro pacífico, justo y sostenible. En definitiva, presenta unas visiones, principios y propuestas que deben suponer un punto de partida para traducirlos y contextualizarlos bajo la perspectiva de que la educación tiene el poder de producir cambios profundos y, así, enfrentar un doble reto: cumplir la promesa de garantizar el derecho a una educación de calidad para infancia, juventud y personas adultas; y aprovechar plenamente el potencial transformador de la educación como vía para un futuro colectivo sostenible.

Principios fundamentales

En particular, se analiza el futuro de los siguientes temas críticos que deben replantearse: sostenibilidad; conocimiento; aprendizaje; docentes y enseñanza; trabajo, capacidades y competencias; ciudadanía; democracia e inclusión social; educación pública; y educación superior, investigación e innovación.

Según explica el Informe de la UNESCO, los dos principios fundamentales del nuevo contrato social son, por un lado, garantizar el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida, que también debe abarcar el derecho a la información, la cultura y la ciencia, así como el derecho a acceder y contribuir al conocimiento común, es decir, los recursos de conocimiento colectivo de la humanidad que se han acumulado a lo largo de generaciones y que se transforman continuamente. Y, por otro lado, reforzar la educación como proyecto público y bien común de forma que se garantice, no solo la financiación pública de la misma, sino también sumar un compromiso de toda la sociedad para incluir a todos y todas en estos debates públicos.

Las propuestas para la renovación de la educación abarcan la organización de la pedagogía en torno a los principios de cooperación, colaboración y solidaridad; hacer hincapié en los planes de estudio en cuestiones como el aprendizaje ecológico, intercultural e interdisciplinario, así como contrarrestar la desinformación mediante un conocimiento científico, digital y humanístico; y la profesionalización, aún más, de la enseñanza y el reconocimiento de los y las docentes como figuras clave en la transformación educativa y social.

Lugares educativos “protegidos”

Asimismo, las escuelas, sigue el informe, deben ser sitios educativos protegidos dado que promueven la inclusión, la equidad y el bienestar individual y colectivo, donde las tecnologías digitales deberían tener como objetivo apoyarlas y no reemplazarlas. Y, finalmente, ampliar las oportunidades educativas para que el derecho a la educación englobe el de la información, la cultura, la ciencia y la conectividad.

El informe termina con el análisis de las cuestiones más relevantes sobre el nuevo contrato social para la educación. En este sentido, hace un llamamiento a la investigación y la innovación en sentido colaborativo; a la solidaridad mundial y a la cooperación internacional entre los actores estatales y no estatales; y a la participación de todos y todas en la construcción de los futuros de la educación: infancia, juventud, familias, docentes, personal investigador, activistas, empresas y liderazgos culturales y religiosos.

Por último, remarca la necesidad de que las universidades e instituciones de enseñanza superior, desde el apoyo a la investigación y al progreso científico, contribuyan a otras entidades y a programas educativos en sus comunidades y en todo el mundo, donde se refiere a “universidades creativas, innovadoras y comprometidas con el fortalecimiento de la educación como bien común, que tienen un papel clave que desempeñar en los futuros de la educación”.

Tercer informe de la UNESCO sobre educación

La UNESCO proporciona un liderazgo a nivel mundial y regional para reforzar el desarrollo, la resiliencia y la capacidad de los sistemas educativos nacionales al servicio de los y las estudiantes. Desde su fundación hace 75 años, este es el tercer informe mundial en el que trabaja la agencia sobre el papel de la educación en momentos clave de transformación social. El primero fue redactado en 1972 por la Comisión Faure bajo el título ‘Aprende a ser: El mundo de la educación hoy y mañana’; y el segundo, ‘La Educación encierra un tesoro’, en 1996 por la Comisión Delors.

La Comisión Internacional sobre los Futuros de la Educación fue creada por la UNESCO en 2019 bajo la dirección de la presidenta de la República Democrática Federal de Etiopía, Sahle-Work Zewde, para reinventar cómo el conocimiento y el aprendizaje pueden transformar el futuro de la humanidad y del planeta. La iniciativa incorpora una amplia participación de público y personas expertas para catalizar un debate mundial sobre cómo debe replantearse la educación en un mundo de creciente complejidad, incertidumbre y fragilidad.

“Este nuevo contrato social es nuestra oportunidad de reparar las injusticias del pasado y transformar el futuro. Por encima de todo, se basa en el derecho a una educación de calidad a lo largo de toda la vida, adoptando la enseñanza y el aprendizaje como esfuerzos compartidos por la sociedad y, por tanto, como bienes comunes”, señala la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay.

La Universidad Pablo de Olavide ha celebrado una jornada de presentación y debate sobre el Informe de la UNESCO que, bajo el título ‘Reimaginar juntos los futuros de la educación. Un nuevo contrato social para la educación’, ha sido elaborado en un periodo de dos años y se ha basado en un proceso de consulta mundial en el que ha participado alrededor de un millón de personas con el objetivo de reinventar urgentemente la educación para que se convierta en una ayuda a la hora de afrontar los actuales retos comunes de la humanidad.

La Jornada, organizada por el MAES de la UPO, la Facultad de Ciencias Sociales, la Fundación SM y el Grupo de Investigación en Acción Socioeducativa de la Universidad Pablo de Olavide, analiza la perspectiva actual, según la cual, la humanidad se enfrenta a graves riesgos para su futuro y la propia vida del planeta. La ampliación de la desigualdad social y económica, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, el uso de recursos que sobrepasa los límites del planeta, el retroceso democrático y la automatización tecnológica disruptiva representan las señas de identidad de esta coyuntura histórica.