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Chile: una lucha incesante contra el odio desenfrenado del capitalismo

Francisco Castro. Comité por un Chile Digno - Noruega

4 de enero de 2022 21:21 h

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Mucho ha sucedido desde que el pueblo chileno se alzó en una rebelión popular que tuvo su erupción el 18 de octubre de 2019. Esta erupción se dio en pequeños pasos a partir de la movilización de estudiantes secundarios que, bajo el lema de ¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar!, se rebelaron a no pagar la tarifa del metro que había sido incrementada en 30 pesos.

El discurso que se repetía ponía de relieve que no eran los 30 pesos, sino que eran los 30 años de abusos y más abusos en un país que se escondía en una aparente modernidad, donde las “instituciones funcionan”, como tan infelizmente acuñó el expresidente Ricardo Lagos.

Ese mismo país, ejemplo del capitalismo brutal, finalmente se alzaba contra la corrupción en la política, contra el robo y desfalco de las Fuerzas Armadas (o desalmadas) y Carabineros, contra pensiones indignas, contra la educación solo para las personas privilegiadas, contra la aún vigente impunidad de quienes transgreden los derechos humanos, contra la vigente Constitución instaurada por el dictador Pinochet. En fin, los argumentos para la rebelión eran y son muchos; había motivos más que suficientes para que el pueblo chileno dijera ¡BASTA!

El mismo 18 de octubre, mientras el país se paralizaba, se manifestaba y el naciente tirano Piñera salía con su familia a comer pizzas, empezó una represión brutal. El coste que el pueblo chileno tuvo que pagar se traduce en personas muertas, mutiladas, lesiones oculares totales y parciales, personas postradas y nuevamente cárceles chilenas albergando presos políticos.

Nueva Constitución

Con un pueblo alzado, el elegido presidente perdió la legitimidad que le dio el 26% de votantes, pasando a ser un nuevo e ilegítimo gobernante sólo mantenido por el poder de las armas y las vilipendiadas Fuerzas Armadas y Carabineros.

A pesar de la brutal represión, el pueblo no dejó de manifestarse. La consigna de Nos han quitado tanto, que nos quitaron hasta el miedo obligó a Piñera a dar curso al proceso para la creación de una nueva Constitución que se hizo efectiva mediante un plebiscito donde casi el 80% dio el voto por el apruebo (nueva Constitución). Este proceso está en curso mediante una Convención Constituyente –totalmente elegida, paritaria y donde los pueblos originarios están representados– que debería tener ya escrita una nueva Constitución a más tardar en julio de 2022, y que deberá ser aprobada o rechazada por el pueblo chileno en un plebiscito de salida.  

Elecciones 2021

El 21 de noviembre de 2021 se llevaron a efecto elecciones parlamentarias y presidenciales. El gran ganador de estas elecciones fue, una vez más, la apatía y la desidia. La participación estuvo por debajo del 50% del censo electoral, dejando para una segunda vuelta, por una parte, al ultraderechista José Kast, detractor de una nueva Constitución, hijo de un miembro de las SS (Schutzstaffel o escuadras de protección) y del ejército nazi, admirador de Pinochet y los criminales encarcelados por crímenes cometidos por la dictadura, y por otra, el candidato de Apruebo Dignidad, conglomerado de izquierda, Gabriel Boric.

La segunda vuelta electoral se llevó a cabo el 19 de diciembre, con una amplia y contundente victoria para el candidato de Apruebo Dignidad sobre el candidato de ultraderecha. La movilización desarrollada por movimientos sociales, partidos políticos, organizaciones y gente en general rindió frutos. La gran tarea era derrotar a la ultraderecha, objetivo que finalmente se cumplió en una gran votación antifascista.

Nuevo gobierno

El nuevo gobierno comienza el 11 de marzo de 2022. Tenemos esperanza en lo que viene, hay mucho por hacer. La primera prioridad es liberar a todos los presos políticos, sin exclusión, y perseguir a quienes son culpables de delitos contra los derechos humanos, empezando por Piñera.

Las tareas son muchas, pero también somos muchas y muchos quienes continuaremos trabajando para defender la Constitución que marcará los destinos de un Chile verdaderamente democrático, plurinacional, multicultural, con amplia libertad y derechos de género. Lamentablemente, el costo humano que se ha pagado –y se sigue pagando por llegar hasta acá y sin aún tener logros concretos– es demasiado alto, pero tengan por seguro que también el pueblo chileno estará ahí para asegurar la reparación, nunca más repetición, y para luchar contra la impunidad de los criminales defensores del odio sin límite del capitalismo.

Mucho ha sucedido desde que el pueblo chileno se alzó en una rebelión popular que tuvo su erupción el 18 de octubre de 2019. Esta erupción se dio en pequeños pasos a partir de la movilización de estudiantes secundarios que, bajo el lema de ¡Evadir, no pagar, otra forma de luchar!, se rebelaron a no pagar la tarifa del metro que había sido incrementada en 30 pesos.

El discurso que se repetía ponía de relieve que no eran los 30 pesos, sino que eran los 30 años de abusos y más abusos en un país que se escondía en una aparente modernidad, donde las “instituciones funcionan”, como tan infelizmente acuñó el expresidente Ricardo Lagos.