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#FreeSenegal

Ana M. Rosado Caro y Cristina Fuentes Lara

Área de Solidaridad Internacional de la APDHA —
11 de julio de 2023 20:08 h

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“Yo quiero quedarme en mi país. No me voy a ir a Europa como tantos otros, si necesito tener 3 trabajos para sobrevivir pues los tendré, pero nadie me va a sacar de mi país porque yo a mi país lo quiero, y no quiero irme. Estoy harto de que la única opción sea la de irnos”.

Declaraciones de un recepcionista de hotel en Dakar (Senegal) en 2017.

En las últimas semanas, al hablar con una persona procedente de Senegal y que reside en el Estado español, te dice casi siempre lo mismo: que está sufriendo mucho porque la situación de su país es insostenible y que se solidariza con sus compatriotas.

Esta muestra de apoyo no es en exclusiva por los años de expolio que lleva haciendo Europa de sus recursos naturales en pro de grandes empresas y en contra de sus habitantes con el beneplácito de su gobierno, sino que alude a la crisis democrática que el país lleva sufriendo en los últimos años y que sigue invisibilizada conscientemente en los medios de comunicación europeos.

Senegal es uno de los países más estables de la región, junto con Marruecos, y por este motivo es bastante atípico que Senegal salte a los medios de comunicación por protestas en las que han muerto, al menos, 20 personas desde el inicio el jueves 1 de junio de 2023.  

La ciudadanía senegalesa ha salido a reivindicar que el principal líder de la oposición Ousmane Sonko no pueda presentarse a las elecciones presidenciales de 2024. En este punto del relato es donde un país sin costumbre reaccionaria y sin bagaje de golpe de Estado cambia la narrativa y sale a protestar. 

Sall ha utilizado otra técnica clásica en el método de “perpetuarse en el poder” que es criminalizar al líder de la oposición: Ousmane Sonko está actualmente privado de libertad en su propio domicilio como instigador de las protestas

La motivación parte de una crisis democrática que llevan denunciando los y las senegalesas desde que el actual presidente del Gobierno Macky Sall modificará la Constitución durante su primer mandato, en 2012, para poder presentarse a su reelección como presidente. La Constitución de Senegal señala que el presidente solamente puede serlo durante dos legislaturas continuadas y que la reforma constitucional que él mismo aprobó no tiene carácter retroactivo. Para Sall esta interpretación es incorrecta y está legitimado a presentar nuevamente a la reelección. Una estrategia que ya empleó Alpha Condé en Guinea Conakri y Alassane Ouattara en Costa de Marfil. 

Además, Sall ha utilizado otra técnica clásica en el método de “perpetuarse en el poder” que es criminalizar al líder de la oposición: Ousmane Sonko está actualmente privado de libertad en su propio domicilio como instigador de las protestas que se están produciendo principalmente en Dakar.  

A las calles a protestar cargados de sus smartphones

Así, el gobierno de Sall señala que Sonko no está legitimado para presentarte a las elecciones de 2024 por estar acusado de delito recogido en el artículo 324 del Código Penal, es decir: “atentar contra la moral, ejecutando, favoreciendo o facilitando habitualmente el libertinaje o la corrupción de jóvenes menores de 21 años” por una acusación de amenazas y violación a una mujer en 2021, pese a que los tribunales lo absolvieron.  

Independiente de la veracidad de las causas penales que se le abrieron a Sonko, la represión violenta del gobierno ante las protestas ciudadanas, incluidos encarcelamientos, se debe a las políticas que promueve el opositor: política clara contra la corrupción, contra el sistema actual Senegal y contra el nacionalismo francés. Medidas que han atraído a una parte de la ciudadanía hastiada que el único futuro que veían en Senegal era el de migrar a Europa. Especialmente la ciudadanía joven de la capital; esta parte de la ciudadanía es la que ha aupado a Sonko y ha salido a las calles a protestar cargados de sus smartphones.  

La difusión por redes sociales ha permitido que las noticias lleguen aquí y a la amplia diáspora senegalesa en Europa. Por ello mismo, el gobierno senegalés cortó todas las redes sociales invalidando su uso y por ende, la difusión al exterior de la represión de la policía hacia las personas que se están manifestando. No solamente ese bloqueo de internet restringe la información sino que impide el envío de remesas desde la diáspora. Una forma más de ejercer violencias sobre la ciudadanía.  

La realidad es totalmente distinta al imaginario colectivo inoculado: los y las senegalesas (al igual que muchos ciudadanos y ciudadanas de otros países africanos) no quieren irse de sus países

Este silenciamiento no solo responde a intereses mediáticos y económicos, sino que a su vez se instrumentaliza como caldo de cultivo para seguir fomentando la imagen estereotipada y homogeneizada que desde Europa se difunde del continente africano: “pobrecitos africanos que entre ellos se siguen matando, no tienen remedio: son corruptos estén quienes estén” (inserte aquí otro prejuicio).  

La realidad es totalmente distinta al imaginario colectivo inoculado: los y las senegalesas (al igual que muchos ciudadanos y ciudadanas de otros países africanos) no quieren irse de sus países. Desde que la política migratoria española, y en especial la europea, pusieran el foco en la diáspora senegalesa (pero no desde un punto de vista humanitario ni del conocimiento de las razones de esta), muchas personas procedentes de Senegal han visto vulnerados su derecho a la movilización desde al menos, 2006.  

Control migratorio

En este mismo año y tras la “crisis de los cayucos”, el Estado español estableció un plan específico, el Plan África, para controlar las salidas de cayucos de las costas senegalesas con destino a las Islas Canarias. El despliegue permanente de una unidad específica de la Guardia Civil y de multitud de programas que condicionan la cooperación al desarrollo al control migratorio son algunas de las herramientas que ha implantado el gobierno español con el beneplácito de la Unión Europea. 

La nueva oleada de líderes políticos panafricanistas contrarios al nacionalismo francés, como es Sonko, suponen una amenaza al establishment de los países de origen de la migración y la UE, lo que puede explicar la visión limitada y sesgada de los medios comunicación europeos respecto a lo que está aconteciendo en Senegal.  

Liberad a Senegal #FreeSenegal es más que una proclama popular. Se ha convertido en un movimiento social desde hace años protagonizado por senegaleses y senegalesas para pedir democracia y libertad en su país desde todas las partes del mundo.

“Yo quiero quedarme en mi país. No me voy a ir a Europa como tantos otros, si necesito tener 3 trabajos para sobrevivir pues los tendré, pero nadie me va a sacar de mi país porque yo a mi país lo quiero, y no quiero irme. Estoy harto de que la única opción sea la de irnos”.

Declaraciones de un recepcionista de hotel en Dakar (Senegal) en 2017.