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Las violencias machistas y el silencio de los hombres

Juan Blanco López y Guillermo Carmona Pírez

Área de Feminismos de la APDHA —
3 de octubre de 2023 21:22 h

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Bajo el lema “El silencio nos hace cómplices”, el Foro de Hombres por la Igualdad convocó en Sevilla el 21 de octubre del 2006 la primera manifestación de Hombres Contra la Violencia Machista. Más adelante, en 2011, en el Congreso Iberoamericano de Masculinidades y Equidad (CIME Barcelona) se consensuó la Agenda de los Hombres por la Igualdad, en la que se acuerda que todos los 21 de octubre se realicen actividades de denuncia de las violencias machistas por parte de los hombres y movilizarlos a participar en los actos del 25 de noviembre. En Sevilla, en 2021, bajo la convocatoria “21Octubre21” se celebró la más mayoritaria de estas manifestaciones. 

Esta fecha y consigna se hacen más relevantes este año ante el estruendoso silencio de la mayoría de los hombres implicados en el fútbol profesional y amateur, a partir del “pico” que sufre la futbolista Jenny Hermoso y la tibia reacción frente al clamor y la denuncia de la mayoría de las mujeres proclamando “Se acabó”.

Un año especialmente trágico en el que siguen aumentado los asesinatos de mujeres por sus parejas o exparejas -siete muertes en un solo mes- y 16 en lo que va de 2023 en Andalucía, al tiempo que surgen cada vez más movimientos políticos y sociales que niegan las violencias machistas de manera más o menos explícita. Unas ideologías neo-machistas que quitan importancia o reducen la incidencia de esas violencias esgrimiendo en muchos casos una supuesta igualdad ya alcanzada, que es el reflejo de lo que se conoce como “espejismo de la igualdad” (Gracia Prince; 2006) o el “velo de la igualdad” del que habla Marcela Lagarde. 

Estamos obligados a dar un paso al frente rompiendo un silencio que sirve de paraguas, que amortigua la vulneración de Derechos Humanos que supone esta lacra que padecemos como sociedad

Los hombres, en este contexto, sobre todo quienes formamos parte del activismo social, estamos obligados a dar un paso al frente rompiendo un silencio que sirve de paraguas, que amortigua la vulneración de Derechos Humanos que supone esta lacra que padecemos como sociedad.

Reconociendo que esta violencia es un problema de los hombres en tanto que grupo social y que la sufren fundamentalmente las mujeres, el silencio se rompe frente a las expresiones más burdas, como el tocamiento de una periodista en pleno directo, pero no mostrando clara y decididamente nuestra repulsa y condena entre el grupo de iguales, en los que aceptamos comentarios y cosificaciones que individualmente rechazamos, pero no somos capaces de cuestionar en espacios exclusivamente masculinos: en ese grupo de WhatsApp, en el vestuario o entre colegas del trabajo, como vimos en el grupo de WhatsApp de menores de Almendralejo o estudiantes de la Universidad de la Rioja, donde son pocos los activos, pero mayoría los que callan. 

Este silencio se explica al sentirnos parte de un grupo, de un colectivo percibido como “lo normal” a partir del cual se generan los “otros” sociales: personas a las que proteger, pero que en la práctica están un poco, o un mucho, por debajo, como mujeres, menores, personas con diversidad funcional u homosexuales. Grupos que no tienen la capacidad de representar al nosotros común, al ser humano. 

Desde la APDHA apoyamos las actividades y acciones que se convocan en Andalucía este 21 de octubre como un posicionamiento de “nosotros” los hombres, de nuestro rechazo a los asesinatos de mujeres, de las agresiones cotidianas que estas sufren

Asumir ese coste es fundamental y nos corresponde a los hombres dar el paso, reconociendo las situaciones de privilegio que aún mantenemos por el mero hecho de ser hombres. Privilegios que muchos no perciben al estar incorporados a nuestras pautas de comportamiento, pasan invisibles. Un paso al frente que cuestione un modelo de masculinidad que promete la pertenencia al grupo de los “privilegiados” que, en la mayoría de las ocasiones, supone para los hombres la puesta en marcha de acciones que suponen un serio riesgo para las mujeres pero también para los propios hombres. Un paso al frente para señalar a quienes asesinan o agreden y que ante el silencio de esa mayoría se sienten comprendidos o respaldados.

Asumir que la violencia contra las mujeres, las violencias machistas, suponen una violencia “ideológica” intrínsecamente ligada a una percepción dicotómica de los géneros -que niega la diversidad y la igualdad de derechos- es para quienes participamos de la Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía parte de nuestra esencia como activistas, asumiendo el feminismo como un elemento sustancial para la defensa de los Derechos Humanos. Un feminismo pro-derechos, interseccional e inclusivo, que nos obliga a dar un paso al frente rompiendo ese silencio que nos hace cómplices.

Desde la APDHA apoyamos las actividades y acciones que se convocan en Andalucía este 21 de octubre como un posicionamiento de “nosotros” los hombres, de nuestro rechazo a los asesinatos de mujeres, de las agresiones cotidianas que estas sufren, también de las que sufren las personas trans, lesbianas u homosexuales. Incorporarnos los hombres a esta denuncia, en lo público y en lo privado, es imprescindible si queremos avanzar en la lucha por los Derechos Humanos en Andalucía.

Bajo el lema “El silencio nos hace cómplices”, el Foro de Hombres por la Igualdad convocó en Sevilla el 21 de octubre del 2006 la primera manifestación de Hombres Contra la Violencia Machista. Más adelante, en 2011, en el Congreso Iberoamericano de Masculinidades y Equidad (CIME Barcelona) se consensuó la Agenda de los Hombres por la Igualdad, en la que se acuerda que todos los 21 de octubre se realicen actividades de denuncia de las violencias machistas por parte de los hombres y movilizarlos a participar en los actos del 25 de noviembre. En Sevilla, en 2021, bajo la convocatoria “21Octubre21” se celebró la más mayoritaria de estas manifestaciones. 

Esta fecha y consigna se hacen más relevantes este año ante el estruendoso silencio de la mayoría de los hombres implicados en el fútbol profesional y amateur, a partir del “pico” que sufre la futbolista Jenny Hermoso y la tibia reacción frente al clamor y la denuncia de la mayoría de las mujeres proclamando “Se acabó”.