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Vecinos de un embalse en Ourense demandan a las administraciones por la contaminación de las macrogranjas

Turbidez en el embalse de As Conchas, en la comarca ourensana de Baixa Limia.

Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —
25 de marzo de 2025 22:05 h

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En las aguas del embalse de As Conchas proliferan las cianobacterias, un microorganismo que tiene impacto sobre el entorno -provoca falta de oxígeno-, los organismos acuáticos y el ser humano, para cuya salud son un riesgo las toxinas asociadas. Son una amenaza conocida en las aguas estancadas y en esta presa, ubicada en la comarca ourensana de A Baixa Limia, resulta recurrente. Siete vecinos de la localidad que lleva el mismo nombre, perteneciente al municipio de Lobeira, han demandado a las administraciones públicas por no impedir la contaminación procedente de granjas intensivas de cerdos y pollos que está detrás de este problema. Junto a ellos, firman la denuncia la asociación de vecinos y la Federación de Consumidores y Usuarios (Cecu), apoyados por Amigas de la Tierra y ClientEarth.

La demanda se dirige contra la Xunta de Galicia, como responsable de la agricultura, la ganadería y la gestión medioambiental; contra la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, responsable de los recursos hídricos; y los ayuntamientos de Bande, Lobeira, Trasmiras, Os Blancos y Muíños, situados alrededor del embalse de As Conchas y encargados del abastecimiento de agua potable y el tratamiento de las aguas residuales.

La demanda asegura que la contaminación de las aguas de As Conchas tiene su origen en la actividad de cría intensiva de ganado porcino y aviar. Acusan a las administraciones públicas de permitirlo sin tener en cuenta el impacto sobre los vecinos y vulnerando sus derechos fundamentales a la protección de la salud y el bienestar. En A Limia hay centenares de explotaciones ganaderas y los residentes afectados reclaman que los efectos sobre sus derechos sean determinantes en la evaluación de este tipo de explotaciones para permitirlas o rechazarlas.

Las condiciones de vida en la zona, señalan, se han deteriorado, y la población se expone a riesgos para su salud, tiene que soportar fuertes olores y teme consumir agua de los pozos. Los vecinos exponen que, pese a sus quejas, el gobierno autonómico y las autoridades no han actuado para impedir la contaminación, por lo que han optado por llevar el caso ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

Pablo Álvarez es el presidente de la asociación de vecinos y uno de los demandantes. Destaca la preocupación de los residentes en la zona por el estado del embalse: “Como a muchos de los que vivimos en As Conchas, me da miedo beber agua de nuestros pozos”. La misma idea de caminar junto al embalse, dice, les resulta “impensable”. Critica que, en lugar de alertar de la contaminación real, las autoridades locales “argumentan que el agua está en buen estado” y aseguran que los niños pueden bañarse. Ninguna señal, protesta, advierte de la toxicidad.

Acusa a las administraciones públicas de indiferencia e inactividad: “Hemos hablado muchas veces de estas cuestiones con los gobiernos autonómico y local directamente, pero tenemos la sensación de que no nos escuchan”. En la demanda argumentan que el nivel de nitratos es muy alto y esto es un riesgo para varios tipos de cáncer. También hay bacterias resistentes a los antibióticos, añade el texto.

Otra vecina, Mercedes Álvarez, que también firma la demanda, relata que ella se mudó a As Conchas hace cuatro décadas y abrió allí, junto al embalse, un negocio. “He visto cómo la zona ha cambiado a peor. En los meses más calurosos del año, incluso nos da miedo abrir las ventanas para refrescar la casa, porque es cuando el hedor del embalse se vuelve más insoportable”, expone. Ella relaciona sus fuertes dolores de cabeza con el mal estado de las aguas. En verano se intensifican y se hacen más frecuentes y los médicos no han encontrado la causa: “Yo creo que se debe a esta contaminación”.

Nieves Noval, abogada de ClientEarth (una de las ONG que apoya el caso), expone que la Constitución española y la legislación europea establecen que las autoridades tienen la obligación de proteger a la ciudadanía y consideran que, en el caso de As Conchas, incumplen: “A pesar de ser plenamente conscientes del impacto real que la ganadería industrial ejerce sobre la zona, continúan autorizando estas explotaciones de manera permisiva y reiterada”. “Familias que llevan varias generaciones en As Conchas han visto cómo su hogar se ha convertido en un vertedero. Esto no puede continuar así”, añade.

En el mismo sentido, Blanca Ruibal, representante de Amigas de la Tierra, señala que el embalse debería ser una zona de disfrute, pero “se ha convertido en un estercolero”. “No se puede permitir que una comunidad entera esté sufriendo las consecuencias de la contaminación por ganadería industrial debido a la falta de control de las administraciones”. Pide un plan para reducir la ganadería industrial y apostar por el modelo en extensivo y formas de producción más sostenibles. David Sánchez, director de Cecu, pone el acento en la intranquilidad de los vecinos con respecto al agua que sale de sus grifos. Tienen que recurrir a abastecerse mediante camiones cisterna y agua embotellada, algo que considera que “no es aceptable”.

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