Aunque Andalucía y el resto del sur de la Península están acostumbrados a episodios por calima o polvo en suspensión, lo cierto es que no hay un episodio reciente que alcanzase la extensión e intensidad del actual. Desde la tarde del lunes 14 de marzo, el sureste peninsular, con Almería y Murcia a la cabeza, comenzaron a cubrir sus cielos bajo el anaranjado manto del polvo sahariano. Pocas horas después, casi toda la Península Ibérica y la mayor parte de Andalucía, han quedado cubiertas por uno de los mayores episodios por calima jamás registrados en nuestro país.
La borrasca Celia, que desde el fin de semana ha dejado abundantes precipitaciones a lo largo de toda la región, es la causante de la intensa advección de polvo que ahora cubra la superficie peninsular. La posición y la relativa estabilidad del centro de la borrasca, ubicada sobre la vertical del Cabo de San Vicente, se encuentran detrás de que el polvo haya llegado de manera tan intensa hasta nuestro territorio.
Los diferentes sistemas frontales de la borrasca también han afectado a amplias regiones del Sahara argelino, donde por efecto de la turbulencia en superficie el polvo del desierto ascendió, como en otras ocasiones, hasta capas más altas de la atmósfera. Desde allí el polvo ha entrado en la circulación general de la atmósfera, donde el flujo de sureste impuesto por la propia borrasca ha servido de “autopista” atmosférica con destino Andalucía.
Sin embargo, la brusca entrada de polvo en suspensión ha tenido un reparto desigual. Las principales afectadas por la advección sahariana han sido las provincias orientales, donde por momentos el polvo sahariano ha dibujado auténticos paisajes marcianos en plena superficie. De Almería a Córdoba, pasando por Jaén y Granada, y con menor intensidad en el resto de las provincias andaluzas, la atmósfera ha ido adquiriendo un tono anaranjado al mismo tiempo que las superficies iban quedando cubiertas por una fina capa de polvo del desierto.
Los paisajes marcianos han llegado hasta Sierra Nevada, donde tanto la nieve caída como la propia deposición del polvo en suspensión hasta la superficie nevada, han teñido de un leve tono rojizo todo el parque natural y la estación de esquí. En el resto de la región las precipitaciones lo hacían en forma de barro, ensuciando todo tipo de superficies y dejando calles y aceras bajo un leve manto de polvo de origen mineral, y que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud puede tener afecciones en el aparato respiratorio.
El pico del episodio, según el Centro Regional de Barcelona para la Previsión de Tormentas de Arena y Polvo, se alcanzará durante la tarde del 15 de marzo, cuando podrán alcanzarse concentraciones de partículas de hasta 500 microgramos por metro cúbico de aire en el sureste peninsular.
La advección de polvo continuará hasta el próximo jueves 17, cuando el centro de la borrasca quede ya ubicado sobre el Mediterráneo. Para entonces el role del viento a componente noreste comenzará a limpiar los cielos peninsulares a la espera de que la llegada de nuevas precipitaciones, ya a partir de inicios de la próxima semana, pueda terminar limpiando también el polvo acumulado en superficie.
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