¿Qué cantan los poetas andaluces de ahora?. Esta pregunta lanzada hace décadas en un poema de Rafael Alberti tiene, al menos, una respuesta hoy. Una veintena de poetas han firmado un manifiesto el pasado viernes en Córdoba para llamar a la participación el próximo 28 de abril en las elecciones generales, “para alentar el voto, sin siglas, pero teniendo como referencia premisas como el mantenimiento del Estado del Bienestar, la sanidad universal, la educación pública, la libertad, la igualdad y la fraternidad -explica Juan José Téllez, uno de los autores firmantes- y hacerlo desde la poesía”.
Federico Abad, Juan Carlos Abril, Juan Antonio Bernier, Javier Bozalongo, Matilde Cabello, Juana Castro, Francisco Gálvez, Trinidad Gan, Luis García Montero, Antonio Luis Ginés, Antonio Jiménez Millán, Alejandro López Andrada, Aurora Luque, Ángeles Mora, Ángelo Néstore, María Rosal, Ana Rossetti y Juan José Téllez han respondido a la convocatoria de UGT y CCOO para llamar a la población a la participación electoral en una campaña más amplia de los sindicatos con la que quieren movilizar a la sociedad civil organizada.
El manifiesto, cuya autoría es de Juan José Téllez, apela a ir “contra el cuchillo del dogma y los caballos de Troya”, “para gritar a las urnas cada vez que llamen a las armas”. Esto es pues lo que “cantan los poetas andaluces de ahora”.
A favor de la vida que sin libertad no es vida y sin fraternidad tampoco.
Contra el cuchillo del dogma y los caballos de troya.
A favor de los brazos abiertos, iguales y diversos.
Contra los pájaros de mal agüero pero decididamente a favor de las aves de paso.
Gritamos salud para entrar en los hospitales como en las azucenas. Y evitar la sangre de las damas.
Educación, decimos. Y hay todavía música de lluvia en los cristales.
Derecho a ser y a morir incluso, exigimos. Un techo donde urdir los días presentes y el amor venidero.
Dignidad y trabajo, la frente alta.
Pero también el derecho y el deber a ser personas. Y a exigir rosas, no sólo el pan nuestro.
Que la policía no entre en los dormitorios. Que la justicia y la belleza acuñen su moneda.
Mujeres sin bozal, niños con cometas, ancianos sin nostalgia y que todos sean felices porque también tengan permiso.
Que cesen el olvido histórico y los suburbios del bienestar.
Calles mestizas sin naufragios de besos y trenes que vuelven.
Para gritar a las urnas cada vez que llamen a las armas.
Por eso votaremos el 28 de abril. Para que la cultura sea una costumbre y la palabra siempre sea de honor.