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Mujeres, animales y Andalucía

Miguel Lorente

29 de abril de 2023 20:29 h

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La política no es inocente ni la realidad neutral.

El llamado barómetro andaluz ha mostrado un dato en marzo de 2023 que, sorprendentemente, ha pasado inadvertido. El porcentaje de andaluzas y andaluces que incluye la violencia de género entre los problemas principales de la comunidad es del 0%, una situación muy grave, pero mucho más cuando el mismo barómetro recoge que hay un 0,2% que considera el maltrato animal entre los problemas principales. En 2019, cuando se hizo el primer barómetro andaluz, el porcentaje de población que consideraba la violencia de género como un problema grave era del 1,5%, una conciencia que hemos perdido en este tiempo.

El pasado año asesinaron en nuestra comunidad a 11 mujeres por violencia de género, que supusieron el 22,4% del total de mujeres asesinadas en España. Este año de 2023, a día de hoy, han asesinado a 13 mujeres, de las cuales cinco lo han sido en Andalucía, es decir, un 38,4% del total. Sin embargo, a pesar de la proximidad de la expresión más grave de la violencia contra las mujeres, los hombres y mujeres de la comunidad no consideran este hecho entre los principales problemas.

El porcentaje medio que representan las mujeres asesinadas en Andalucía por violencia de género desde que el PP gobierna en la comunidad respecto al total de mujeres asesinadas en España es del 21,9%, mientras que en los cinco años anteriores este porcentaje fue del 17,7%, lo cual significa que desde 2019, entre dudas, negacionismo e invisibilización, con declaraciones que confunden y mezclan la violencia contra las mujeres con otras violencias, el porcentaje de mujeres asesinadas en Andalucía respecto al total de mujeres asesinadas en España ha subido 4,2 puntos.

Y no es un problema de población sino de conciencia en la población. La población andaluza representa aproximadamente el 17,9% de la española, y si antes los homicidios se mantuvieron en los límites proporcionales a la población, ahora se observa un aumento unido a una falta de conciencia sobre el problema social que supone, hasta el punto de no considerar que las 10 mujeres asesinadas de media en los últimos 10 años supongan uno de los principales problemas en nuestra tierra. De manera que hemos sido capaces de aumentar la conciencia sobre el maltrato animal, que ha pasado del 0,1% en 2019 al 0,2% en 2023, algo sin duda positivo, pero la hemos perdido respecto a la violencia contra las mujeres, algo terrible.

Moreno Bonilla tiene la oportunidad y la responsabilidad de desarrollar una política centrada en responder de manera integral ante la violencia de género con prevención, detección y atención de los casos que están presentes entre la invisibilidad social

Y esa falta de concienciación sobre la violencia de género no se debe a un desconocimiento de la realidad, sino a la forma de percibirla y al significado que se le da. Y cuando desde el Parlamento andaluz se habla de negacionismo, o cuando políticos de ultraderecha tras alguno de los homicidios de mujeres en los que el asesino después se suicida igualan las dos muertes, no es de extrañar que una parte de la sociedad recurra a los mitos y estereotipos que la propia cultura machista tiene preparados para estos casos, y le reste trascendencia al asesinato de mujeres por considerarlos consecuencia de circunstancias particulares relacionadas con el agresor o con la relación. Es lo que ocurrió en julio de 2019 cuando, tras el homicidio de una mujer en Cortes de la Frontera (Málaga), el portavoz de Vox en el Parlamento andaluz dijo que la muerte era igual de grave en uno y otro caso. O en julio de 2022 con las palabras del concejal del mismo partido en Albuñol (Granada), que echó la culpa del homicidio a la propia mujer asesinada al manifestar: “Estoy seguro de que él tuvo la culpa. Estoy seguro de que ella tuvo la culpa”…

El presidente Moreno Bonilla tiene la oportunidad y la responsabilidad de romper con esas posiciones y desarrollar una política centrada en responder de manera integral ante la violencia de género por medio de la prevención, detección y atención de los casos que están presentes entre la invisibilidad social hasta que aparecen de manera dramática en forma de homicidio, sin que ni siquiera este resultado agite la conciencia de la población debido al negacionismo y a la falta de acciones para aumentar la sensibilidad ciudadana.

Porque todo lo que está pasando en violencia de género está sucediendo ahora con independencia de lo que haya ocurrido antes. Y no puede ser que en una comunidad como la andaluza, que ha sido referencia histórica en las políticas de igualdad y contra la violencia de género, ahora haya más gente que considere el maltrato animal más grave que la violencia contra las mujeres.

Puede ser difícil llegar a la conciencia de muchos hombres, especialmente de los violentos, pero lo que no se puede aceptar es que no se llegue a la de la mayor parte de la sociedad andaluza que defiende la convivencia en paz bajo el marco de los derechos humanos.

La política no es inocente ni la realidad neutral.

El llamado barómetro andaluz ha mostrado un dato en marzo de 2023 que, sorprendentemente, ha pasado inadvertido. El porcentaje de andaluzas y andaluces que incluye la violencia de género entre los problemas principales de la comunidad es del 0%, una situación muy grave, pero mucho más cuando el mismo barómetro recoge que hay un 0,2% que considera el maltrato animal entre los problemas principales. En 2019, cuando se hizo el primer barómetro andaluz, el porcentaje de población que consideraba la violencia de género como un problema grave era del 1,5%, una conciencia que hemos perdido en este tiempo.