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Razones y emociones

José Aurelio Aguilar Román

Parlamentario Andaluz, ex senador PSOE —

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Será difícil encontrar un Gobierno que pueda presentarse a su reelección con mejor gestión, resultados y hoja de servicios que el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez, tras una legislatura marcada por sucesivas crisis globales.

La puesta en marcha de los ERTES, que tantos empleos y empresas salvaron durante la pandemia; las ayudas a PYMES y autónomos o los préstamos ICO; la reforma laboral que nos está llevando a cifras de empleo nunca vistas y además estable; el haber garantizado por ley que los pensionistas no pierdan valor adquisitivo y que sus pensiones hayan subido un 8,5%; que haya un Ingreso Mínimo Vital y un bono social; que el Salario Mínimo se haya incrementado en casi un 40 % hasta los 1.080 €, que es devolver dignidad al trabajo asalariado; que los jóvenes dispongan de más y mejores becas, de un bono cultural, de un bono para el alquiler; y tantas y tantas medidas aprobadas.

Algunas de estas medidas, junto a iniciativas legislativas como la Ley de Eutanasia o la de Apoyos a las Personas con Discapacidad, ya justificarían de por sí el éxito de una legislatura, a lo que habría que añadir que España se ha convertido en referencia internacional.

Sin embargo, vivimos tiempos de emociones y no de razones.

Daba igual lo beneficioso de la medida que se presentaba o el evidente éxito de la iniciativa: lo relevante para ese relato de la derecha del no a todo era qué grupos parlamentarios habían apoyado al Gobierno para aprobarla

Y eso ha sabido interpretarlo bien la derecha española (con todo su aparataje mediático, económico e incluso judicial), asentando en una parte de la población un relato (siempre la pugna por el relato), que empezó por no reconocer la legitimidad del Gobierno de coalición, siguió por demonizar los apoyos parlamentarios con los que se aprobaban sus iniciativas y que ha terminado en un intento de satanizar la figura del Presidente: el “antisanchismo”.

No es nuevo. Aunque los más jóvenes tengan que acudir a las hemerotecas para saber lo que es, todo esto, desgraciadamente, recuerda cada vez más al “sindicato del crimen” contra Felipe González.

Son malos tiempos para la verdad. Primero, porque todos tendemos inopinadamente a reconocer como cierto aquello en lo que ya creemos o queremos creer; y segundo, porque habitualmente a la falsedad se la reviste de un brillo y atractivo del que la verdad carece.

Daba igual lo beneficioso de la medida que se presentaba o el evidente éxito de la iniciativa: lo relevante para ese relato de la derecha del no a todo era qué grupos parlamentarios habían apoyado al Gobierno para aprobarla.

Los socialistas tenemos el reto monumental de afrontar una nueva campaña electoral en unas condiciones muy adversas. Pero contamos con razones y emociones.

Termina la legislatura y los “agoreros del apocalipsis” se han quedado sin que ese apocalipsis haya llegado

Las razones de la gestión de un Gobierno que se comprometió y ha demostrado que había otra forma de salir de una crisis, poniendo en el centro de sus políticas a las personas y exigiendo un esfuerzo y una aportación añadida a aquellos que más tenían y a los que estaban obteniendo beneficios extraordinarios durante las crisis que hemos atravesado en esta legislatura.

¿Que ha podido haber errores en la gestión del Gobierno? Pues claro, como en toda gestión. Pero si el lector de este artículo mira a su entorno, seguro que encontrará muchas personas que de una forma u otra se han beneficiado de las medidas que el Gobierno de Pedro Sánchez ha ido poniendo en marcha.

Termina la legislatura y los “agoreros del apocalipsis” se han quedado sin que ese apocalipsis haya llegado.

Pero los socialistas contamos también con las emociones. Emociones que nacen de los principios y valores que durante 144 años han regido nuestra acción política: la defensa de la libertad, la igualdad, la solidaridad y la justicia social. Emociones que nacen de una forma de entender la política como servicio a España, como entrega a un bien común que nos haga seguir prosperando como nación, al tiempo que avanzamos en derechos y libertades. La emoción de ser el partido que conecta con la sociedad, un partido para el que todo empieza en las personas.

Un viejo y cercano socialista me enseñó que a los socialistas nos deben creer por lo que hacemos y no por lo que les decimos; que los socialistas debemos dar ejemplo antes que consejos.

El 23 de julio los socialistas tenemos sobradas razones y emociones para, con orgullo, pedirles a los españoles que renueven su confianza en nosotros, que España puede seguir modernizándose, creciendo, avanzando y además, como sabemos hacerlo los españoles: de forma compartida y solidaria.    

 

Será difícil encontrar un Gobierno que pueda presentarse a su reelección con mejor gestión, resultados y hoja de servicios que el Gobierno de coalición presidido por Pedro Sánchez, tras una legislatura marcada por sucesivas crisis globales.

La puesta en marcha de los ERTES, que tantos empleos y empresas salvaron durante la pandemia; las ayudas a PYMES y autónomos o los préstamos ICO; la reforma laboral que nos está llevando a cifras de empleo nunca vistas y además estable; el haber garantizado por ley que los pensionistas no pierdan valor adquisitivo y que sus pensiones hayan subido un 8,5%; que haya un Ingreso Mínimo Vital y un bono social; que el Salario Mínimo se haya incrementado en casi un 40 % hasta los 1.080 €, que es devolver dignidad al trabajo asalariado; que los jóvenes dispongan de más y mejores becas, de un bono cultural, de un bono para el alquiler; y tantas y tantas medidas aprobadas.